
Terror
La casa más aterradora de Canarias: rituales, espectros y un exorcismo fallido
Sus muros derruidos y su acceso complicado no han impedido que senderistas y amantes de lo paranormal se aventuren en sus alrededores, buscando desentrañar los secretos de este enigmático lugar

Canarias esta llena de lugares misteriosos y encantados. En lo más recóndito de los altos de El Escobonal, en el municipio de Güímar, Tenerife, se erige la enigmática Casa de Frías, un vestigio arquitectónico que, aunque hoy yace en ruinas, alberga en sus muros historias que han desafiado al tiempo y a la razón.
Corría el año 1942 cuando dos familias de cabreros decidieron habitar esta solitaria vivienda, enclavada en el monte de Anocheza. Lo que prometía ser una vida tranquila en comunión con la naturaleza pronto se transformó en una sucesión de eventos inexplicables que perturbaron la paz de sus moradores.
Según relatos de la época, objetos cotidianos cobraban vida propia: muebles que se desplazaban sin intervención humana y una misteriosa lluvia de piedras doradas y brillantes que, al caer, se alineaban formando hileras perfectas. Estos fenómenos, lejos de ser esporádicos, se convirtieron en una constante que minaba la moral y la cordura de quienes allí residían.
La situación alcanzó tal magnitud que la noticia se propagó rápidamente por la isla, atrayendo la atención de curiosos y autoridades eclesiásticas. Se cuenta que sacerdotes acudieron al lugar en un intento de exorcizar lo que consideraban manifestaciones demoníacas, pero sus esfuerzos fueron en vano, y muchos abandonaron la casa aterrorizados.
El entorno de la Casa de Frías también está impregnado de misterio. Cerca de allí se encuentra el "Llano de las Brujas" o "El Bailadero", un paraje que, según la tradición, fue escenario de rituales y danzas tanto de los antiguos guanches como de practicantes de brujería en épocas posteriores. Este lugar añade una capa más de misticismo al aura que envuelve a la casa.
Hoy, la Casa de Frías permanece como un testimonio silencioso de aquellos sucesos. Sus muros derruidos y su acceso complicado no han impedido que senderistas y amantes de lo paranormal se aventuren en sus alrededores, buscando desentrañar los secretos que este rincón de Tenerife aún guarda celosamente.
Esta leyenda perdura en la memoria colectiva de la isla, recordándonos que, en ocasiones, la realidad puede ser tan inquietante y fascinante como las historias que se narran al calor de una hoguera.
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