Gorka Maneiro
La tarea pendiente
Siete meses después de las elecciones del 20D y unas semanas después del 26J, somos mayoría quienes seguimos preocupados por España y por los españoles. No tengo dudas al respecto. El objetivo de UPYD nunca fue (ni es) echar abajo y sin más el bipartidismo que padecimos y padecemos sino mejorar el país en el que vivimos, impulsar las reformas necesarias, lograr más igualdad y más bienestar para todos, regenerar la democracia, acabar con el derroche de dinero público, la mala gestión, las corruptelas y la corrupción política, fortalecer el Estado del Bienestar, hacer frente a las injusticias, contraponer argumentos a las mentiras insoportables de los nacionalismos que quieren romper España y, en fin, demostrar con hechos más que con palabras que una forma distinta de hacer política no sólo era (y sigue siendo) posible sino que era (y sigue siendo) indispensable.
A la vista del panorama político actual, podemos decir que los problemas que en su momento señalamos siguen sin resolverse y que la presencia de nuevos partidos políticos en el Congreso de los Diputados u otras instituciones no ha supuesto grandes avances sino, en muchos casos, copia y pega de comportamientos muy poco recomendables, análogo sectarismo, semejantes malas artes, mismas mentiras y parecido proceder político: es la diferencia entre la mala política, sea ésta vieja o nueva, y la buena política, esa que antepone los intereses de la gente a los intereses de los partidos políticos y el estatu quo vigente. Obviamente, ni todos son lo mismo ni es que no haya cambiado nada pero, en general, nada esencial se ha resuelto ni tiene visos de resolverse.
El problema de los falsos regeneradores no es sólo que no regeneren nada sino que, con su comportamiento, terminan fortaleciendo lo malo que ya teníamos y defraudando a los que les creyeron... y que estos terminen por arrojar la toalla y votar según criterio de un amigo cercano: “prefiero votar a los que sé que van a seguir robándome a que me desgobiernen”. Como amamos a España, hay muchos que no arrojamos la toalla. Y esta actitud no es un acto de cabezonería sino de responsabilidad con la sociedad que humildemente aspiramos a mejorar con nuestros actos. Ahora se trata de ensanchar nuestra base, sumar fuerzas, unir esfuerzos y hacer posible una alternativa regeneradora y progresista que represente a millones de ciudadanos.
Esa es la tarea pendiente e indispensable que vamos a llevar a cabo.
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