Singapur
Singapur (1): Ley y Orden
Durante mis años como oficial de la Armada, más tarde como miembro del Servicio de Inteligencia e incluso en mis años trabajando en la empresa privada, he tenido ocasión de conocer América de norte y sur, África con menos extensión y casi todos los países de Europa. Me faltaba Asia y surgió la oportunidad de visitar Singapur, así que desde esta cuidad / estado asiático les enviaré algunas crónicas para darles a conocer las peculiaridades de Singapur y Vietnam, donde también tengo proyectado viajar.
Estamos en un país con una de las rentas per cápita más altas del mundo, la cuarta según este concepto, nada menos que 86.854 dólares USA en 2017. España con 25.000 dólares USA por habitante ocupa el undécimo lugar a una distancia considerable.
El “centro de negocios” de Singapur es el tercero en el ranking mundial que encabeza Londres (La City), seguida de Nueva york (Wall Street) y antes que Hong Kong. “La vinculación entre la estrategia política y el sector privado es uno de los factores que consolidan su alto grado de desarrollo. La estabilidad política es uno de los pilares de este “milagro económico”. Singapur (ciudad de los leones) fue expulsada de Malasia en agosto de 1965, tras serios problemas étnicos, convirtiéndose en república independiente.
La presidencia de la república la ostentan sucesivamente representantes de las etnias que conviven en Singapur, y el gobierno, desde la independencia, corresponde al Partido de Acción Popular (PAP), que ha ganado las doce elecciones celebradas desde entonces de forma consecutiva, en un sistema parlamentario que se asemeja más a un sistema autoritario que a una democracia, un sistema de “dictablanda” que le ha permitido mantener la estabilidad política, económica y social que ha obrado el “milagro económico” en solo cinco décadas y pasar del índices considerables de desempleo a pleno empleo.
La Ley y el Orden se mantiene con leyes muy duras que contemplan incluso el castigo corporal (azotes decretados por el juez) y la pena de muerte. La seguridad de los ciudadanos y sus propiedades es total. No necesitan cerrar las puertas de sus viviendas cuando se ausentan de ellas, pueden dejar sin vigilancia cualquier objeto de su propiedad seguros de cuando regresen estará en el mismo sitio. No se ve policía por las calles, pero si una gran abundancia de cámaras que lo graban todo. Nadie osa cometer una infracción, como arrojar al suelo una colilla de cigarro, que está penada con mil doscientos euros, o introducir en el país cinco cajetillas de tabaco, sin pagar las tasas de importación, que le pueden costar tres mil euros de multa y la amenaza de expulsión del país si es extranjero. Ya no digo nada de otras sustancias.
El idioma oficial es el inglés. El “singlés” es una variante dialéctica fruto de la mezcla de inglés / malayo / mandarín y tamil. Es, por así decirlo, un inglés mal hablado. Se le podría llamar un ¨idioma de supervivencia´ inventado por los comerciantes dada la necesidad de comunicarse en inglés sin, por supuesto, haber recibido ninguna formación académica.
No existe libertad de prensa como tal, todos los medios de comunicación están intervenidos directa o indirectamente por el estado.
Las etnias y las religiones conviven en armonía y libertad, existe libertad de culto y zonas de la ciudad con mayorías étnicas como “Chinatown” o “Little India”. Las colonias de extranjeros que son el cuarenta y cinco por ciento de la población, la encabezan los indios y filipinos, mano de obra fundamentalmente, y algunas europeas como los 20.000 franceses o los 2.000 españoles de los que nos ocuparemos en otra crónica.
La brillante economía de Singapur tiene su origen en el centro de negocios al que nos hemos referido, pero más importante aún es su puerto de contenedores y las refinerías de petróleo. Es el puerto más activo del mundo, las cifras del tráfico de hidrocarburos, 20,4 millones de toneladas en septiembre de 2017, el tráfico de contenedores en TEU´s, es decir el equivalente a un contenedor de 20 pies, movidos en el año 2017, fue de 33,7 millones. Un movimiento de 300 barcos diarios que son descargados en apenas 40 minutos gracias a la avanzada tecnología empleada, en trabajo continuo las 24 horas del día, que disminuye en forma importante la mano de obra. En el momento que escribo esta crónica hay amarrados en el puerto de Singapur 838 barcos y se esperan para próximas horas 1.070 más.
Singapur ha desbancado a todos los puertos competidores convirtiéndose en la puerta de entrada y salida de mercancías de Asia/Pacífico. Sus refinerías de hidrocarburos son actualmente el tercer mayor centro de refinado mundial.
Aun con estas cifras, en la actualidad se construye una nueva terminal de contenedores que situará a Singapur a la cabeza de puertos de mercancías del mundo.
Como decía al principio, la estabilidad política y social, los bajísimos índices de corrupción logrados por unas leyes disuasorias y eficaces, son un atractivo para las grandes empresas del mundo que se dan cita en el centro de negocio de Marina Bay.
En este país, a la cabeza del mundo en su economía y avances sociales, es impensable que sucedan acciones individuales o colectivas del tipo de lo que sucede en España en los últimos años, con nuestro Jefe de Estado y nuestros símbolos. Aquí las leyes se cumplen y así les va de bien.
Para próximas crónicas:
- Españoles en Singapur: empresas y ciudadanos
- Seguridad y Defensa: Fuerzas Armadas, Servicio militar obligatorio
- La sociedad de Singapur: variedad y equilibro, avances sociales.