Gastronomía local

El primer chocolate de Europa fue aragonés: este es el monasterio del siglo XVI donde nació

Hace casi 500 años, en un monasterio de Aragón, los monjes cistercienses prepararon por primera vez en Europa una bebida hecha con el cacao traído de América

Monasterio Piedra, Zaragoza
Monasterio Piedra, ZaragozaTurismo de Aragón

Si existe un alimento favorito para la mayoría de personas en todo el mundo, ese sin duda es el chocolate. Con su sabor inconfundible y su aroma se convirtió en parte de nuestro día a día desde hace siglos. Sin embargo, pocos saben que la primera vez que el chocolate se elaboró en Europa fue en un rincón de Aragón, en el histórico Monasterio de Piedra.

Ubicado en Nuévalos, en la provincia de Zaragoza, el Monasterio de Piedra es uno de los tesoros patrimoniales de Aragón. Su historia se remonta al siglo XII, cuando un grupo de monjes cistercienses llegó a la zona con el objetivo de fundar un monasterio en un entorno natural privilegiado. En 1194, el rey Alfonso II de Aragón cedió estas tierras a la Orden del Císter, y poco después comenzó la construcción de lo que hoy conocemos como el Monasterio de Piedra.

Monasterio de Piedra
Monasterio de PiedraTurismo de Aragón

El monasterio se levantó sobre una antigua fortaleza musulmana y pronto se convirtió en un centro de oración, trabajo y desarrollo agrícola. Siguiendo las estrictas normas cistercienses, los monjes impulsaron la explotación de la tierra y la autarquía, dedicándose al cultivo, la ganadería y la producción de alimentos. Este espíritu sería clave siglos después cuando los monjes introdujeron, por primera vez en Europa, la preparación del chocolate.

El primer chocolate de Europa nació aquí

El chocolate llegó al Monasterio de Piedra en el siglo XVI gracias a los viajes de exploración y conquista de América. En concreto, la expedición de Hernán Cortés, en 1528, cuando los frailes que habían participado de la expedición trajeron el cacao al país. Entre ellos se encontraba Fray Jerónimo de Aguilar, quien entregó a los monjes del Monasterio de Piedra las primeras semillas de cacao junto con la receta tradicional que los aztecas utilizaban para preparar una bebida espesa y amarga, considerada sagrada en su cultura.

En las cocinas del monasterio, los monjes cistercienses comenzaron a experimentar con el cacao, siguiendo la receta original que consistía en mezclarlo con agua caliente. Sin embargo, a diferencia de los aztecas, los europeos no estaban acostumbrados al sabor amargo del cacao, por lo que los monjes decidieron añadir ingredientes como azúcar, canela y vainilla, suavizando así su sabor y creando la versión del chocolate caliente que conocemos hoy.

Con esta innovación, el chocolate comenzó a difundirse rápidamente por la península ibérica y, posteriormente, al resto de Europa, convirtiéndose en un producto exclusivo de la realeza y las élites. Lo que empezó como una bebida de monasterio terminó por conquistar las cortes de países como Francia, Italia y Austria, marcando un antes y un después en la historia de la gastronomía.