Sociedad

La Justicia, que debe ser ciega, también tiene perro guía

El magistrado de la Audiencia de Sevilla Luis de Oro-Pulido es el primero de España con un can de apoyo: Pusky, un labrador negro como la toga de un juez

Se dice que la Justicia es ciega -o debe serlo- en cuanto a la imparcialidad. Se suele representar a la diosa Justicia -Dice o Diké en la mitología griega original- con los ojos vendados. El velo es el símbolo de la limitación del juez ante los hechos para poder dictar sentencia. Ahora, la Justicia, en la Audiencia de Sevilla, además de ciega tiene, literalmente, perro guía. El magistrado de la Audiencia Provincial de Sevilla Luis Gonzaga de Oro-Pulido se ha convertido en el primer juez de España en incorporar un perro guía a su vida. La ONCE junto a la institución judicial organizó un encuentro para presentarlo. El can responde al nombre de Pusky y ya se ha ganado el afecto -que no es poca cosa- del resto de jueces, que le han comprado juguetes y platos para la comida y el agua para las largas sesiones judiciales.

El magistrado es afiliado a la ONCE desde 2004 y usuario de bastón desde 2018. De Oro-Pulido inició en febrero un nuevo capítulo en su trayectoria con Pusky, un perro labrador de dos años, formado en la Fundación ONCE del Perro Guía, que ahora es testigo fiel de todos sus movimientos y sentencias, recogió Europa Press.

Luis de Oro-Pulido, de familia de juristas, nació en Madrid en 1962 y es padre de cuatro hijos. "En general lo he llevado relativamente bien", señaló. "Mis padres no hicieron que tuviera una relevancia grande, restaron importancia al problema que teníamos. Nos hicieron ver que un problema deja de serlo cuando no tiene solución. Y lo nuestro no la tenía solución, había que tirar hacia adelante", recalcó la ONCE en una nota de prensa.

El campo visual central le permitió estudiar con éxito para sacarse la plaza de juez en las oposiciones. "Nunca me ha frenado. Mi madre y mi padre siempre me han enseñado que la fuerza, el tesón y la constancia y el esfuerzo da sus frutos y efectivamente los da", explicó. La madre del juez superó tres cánceres, uno de ellos de piel, y al día siguiente de recibir el alta acudió a su farmacia a trabajar, contó.

El magistrado Oro-Pulido dedica de diez a doce horas diarias al estudio, antes en las oposiciones y ahora ya como juez, con volúmenes parte en tinta y parte en disco. En su primer levantamiento de cadáver, en un monte en Cazalla de la Sierra, el juez tropezó con el muerto.

Se trata de una discapacidad "dura" pero "hay mucha más gente con muchos más problemas que nosotros y que sigue adelante es lo que me ha ayudado a mí a seguir", relató.

El encuentro con Pusky fue muy gratificante, resume Nuria García, instructora de la Fundación ONCE del Perro Guía. García le acompañó en los desplazamientos en Sevilla durante su primera semana, sus movimientos por el interior de la Audiencia, del despacho a la sala de juicios, las entradas y salidas por el control de seguridad, las subidas y bajadas por las escaleras del Palacio de Justicia, señaló la ONCE.

Ahora están en pleno proceso de adaptación. La vida del juez ha cambiado. De la tensión por coger el autobús para no chocar con personas, a la tranquilidad. "Yo siempre pido perdón, aunque no siempre tengo yo la culpa", puntualiza. "Creo que con el perro además de ir mucho más seguro y tranquilo seré mucho más visible", afirma. "El incumplimiento de las normas por parte de ciclistas y patinetes es tremendo", denuncia también el juez ante su experiencia personal.

"Pusky no pasa desapercibido entre togas, abogados, presuntos delincuentes, y medios de comunicación habituales que cubren la información judicial", dice. Los compañeros del juez lo han acogido "estupendamente". Sus compañeras funcionarias le han regalado una especie de cama para que se eche en el despacho que comparte con otros tres magistrados, "además de una manta, un bebedero, un cepillo o un juguete para que se entretenga". Luis sale con sus compañeros a tomar café y Pusky es uno más entre los suyos. "No ha entrado todavía en una sala para una vista por la huelga de los letrados de Justicia, pero entrará. Que tengan cuidado los acusados", recoge Europa Press.

Luis de Oro-Pulido se afilió a la ONCE en 2004 por una retinosis que pronto derivaría en una pérdida progresiva de la visión. En el primer plan individual de atención que le aplicaron contó con un técnico de rehabilitación que le ayudó en su movilidad de la vida diaria y optimización del funcionamiento visual, un tiflotécnico que adaptó su puesto de trabajo con quien profundizó en el manejo de las nuevas técnicas de comunicación y una trabajadora social entre otros profesionales.

Con el tiempo, otro plan le permitió aprender el uso del bastón y ganar confianza en sus desplazamientos de su casa a la Audiencia, especialmente del tramo que va de la última parada del 34, en el Prado de San Sebastián, hasta su despacho en la Sección III de lo Penal de la Audiencia Provincial, que se encuentra a escasos 200 metros de la parada del autobús.

Primer juez de España con un perro guía
Primer juez de España con un perro guíaFrancisco J. OlmoEuropa Press

En 2018, de Oro-Pulido inició el procedimiento para conseguir un perro guía, a fuerza de llevarse golpes. El proceso se inicia con la solicitud a la Fundación ONCE del Perro Guía, acompañada de un informe que deben firmar la médico de empresa, un sicólogo, una trabajadora social y un técnico de Rehabilitación para confirmar que reúne los requisitos adecuados para ser usuario.

Primer juez de España con un perro guía
Primer juez de España con un perro guíaFrancis J. CanoEuropa Press

La espera fue de cuatro años y medio, pandemia por medio. A finales de febrero, tras una semana de convivencia en Boadilla del Monte, Pusky se convirtió en "los ojos" del juez que imparte justicia en la Audiencia de Sevilla. Pusky es de color negro como la toga del magistrado.