Entrevista

Marina Bernal: «Sálvame no es periodismo»

Nombrada Hija Adoptiva de Chipiona, la periodista y escritoria reflexiona sobre la profesión y defiende que para ser buen profesional tienes que ser buena persona

Marina Bernal
Marina BernalLa Razón

La periodista y escritora Marina Bernal estrena doble nacionalidad como sevillana de nacimiento y ahora Hija Adoptiva de Chipiona, un hecho que la hermana con lazos de sal con La Más Grande, su admirada Rocío Jurado. Defiende que para ser buen profesional tienes que ser buena persona.

De la «más grande» a lo «más grande», Hija Adoptiva de Chipiona.

Todavía no me lo creo. Soy chipionera por elección, mi paraíso cercano. Mi primer trabajo, los amigos de siempre, el lugar donde paso la mayor parte del año. Me emociona tanto cariño cuando soy yo quien da las gracias a Chipiona todos los días.

Una «tierra prometida» y elegida desde la libertad.

Llevo el mar y su marina no solo en mi nombre sino en mi forma de vida. Me ha regalado la sonrisa con la que intento llegar a todos los sitios. Allí me recargo de energía para llevar mi profesión de manera responsable, seria y profesional, pero con alegría. Este lugar contagia bonhomía, y es sabido que para ser buen profesional tienes que ser buena persona.

Rocío Jurado es Hija Predilecta, tú ahora Adoptiva. Quién iba a decirte que ibais a ser hermanas «por lo civil».

Superbonita esa deducción (enorme risa espontánea). Es un referente como mujer. A nivel artístico insuperable pero en las distancias cortas era aún mejor que en el escenario. Sin perder su raíz, desde un pueblo tan pequeñito, fue capaz de conquistar el mundo. Estar hermanada con La Más Grande es otro regalo que me ha dado la vida.

En tu libro «Canta Rocío Canta» hablas de su calidad humana extraordinaria y su ilimitada capacidad de trabajo.

Su calidad humana es incomparable, pero en la pasión por mi trabajo sí coincido con ella. Soy periodista por vocación. Desde siempre he tenido claro que me quería dedicar a la comunicación y a escribir. Contar historias y explicar las cosas. Mi familia cuenta que mi primera palabra fue ‘por qué’.

Siempre has hecho periodismo «desde el corazón», y no una prensa rosa que a veces ha tornado a «castaño oscuro».

El periodismo del corazón, y no el de comentarista televisivo, es el más difícil. El hecho informativo es el personaje, pero también la persona en sí. Cómo piensa y cómo se siente. Todo ha cambiado mucho en los últimos tiempos pero si tienes credibilidad y confianza accedes a la fuente. Tu éxito como profesional consiste en que te cojan el teléfono. Perseguir a la gente buscando una declaración no es periodismo.

¿El fin de «Sálvame» es un antes y después, o una catarsis del formato?

«Sálvame» no es un programa periodístico, es entretenimiento puro y duro. Un espectáculo donde la prioridad no era la información. Los periodistas se convertían en protagonistas, y eso no debe pasar. Somos conductores de la información al espectador. Aun así hay que reconocerle el éxito del formato, catorce años en antena es complicadísimo.

¿Qué te ha parecido el pirateo de la Revista "¡Hola!"? No me digas que también te llegó por whatssapp…

Como a todo el mundo (risa amarga). Es sintomático de los nuevos tiempos y hábitos de consumo. ¡Hola! ahora es la perjudicada pero otras veces las revistas toman imágenes de las redes sociales y convierte publicaciones de Instagram, TikTok o Facebook en noticia. Habrá que regular todo este asunto.

Te sientes cómoda en todas las declinaciones del periodismo. Radio, prensa, televisión, digital y ahora las redes sociales.

Me apoyo en las redes sociales para difundir mi trabajo. No puedes escapar a los tiempos, incluso debes anticiparte. Creo que fui la primera periodista multimedia de España, a cuesta desde años con mi cámara de video, de fotos y mi grabadora. Hay que manejar el mayor número de registros para hacer buen periodismo.

Cambia todo para que todo siga igual. ¿Periodismo al fin y al cabo?

Es imprescindible utilizar las nuevas tecnologías y las herramientas que te facilitan el trabajo pero sin alterar las leyes del periodismo. Formarse, contrastar y afinar la curiosidad preguntándote continuamente «por qué».