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Medioambiente
Guadalquivir, la "cloaca" de la minería
La reapertura de la planta de Aznalcóllar supondrá el vertido de 85 millones de litros de aguas tóxicas, añadidos a los que vierte la mina de las Cruces

En los últimos meses el Guadalquivir ha saltado a la palestra mediática por convertirse en el nuevo escenario del narco en Andalucía. Lo cierto, es que siempre ha sido vía de entrada del hachís alijado en Marruecos, pero la presión policial ejercida en el Estrecho gracias al Plan Especial de Seguridad ha provocado que los clanes de la droga que operaban en las playas de la Janda metan ahora sus alijos por Sanlúcar y remonten río arriba. No solo eso. Las redes criminales de la cocaína asentadas en Galicia y Madrid han visto en este río un filón gracias a su orografía, de forma que se han trasladado a los pueblos ribereños y han convertido al Guadalquivir en el «río de la coca».
No obstante, el narcotráfico no es el único problema que sufre este río, el único navegable de España. Los vertidos tóxicos procedentes de la minería están contaminando sus aguas con consecuencias irreversibles y la próxima reapertura de la mina de Aznalcóllar agravará aún más la situación.
La plataforma ciudadana Salvemos el Guadalquivir, integrada por ciudadanos, científicos, docentes y profesionales de diferentes ámbitos y sectores, denuncia que la Junta va a autorizar vertidos de 85.520 millones de litros tóxicos al Estuario cuando se reabra la Mina de las Frailes, situada en Aznalcóllar y clausurada desde el desastre de 1998, a través de una tubería de nada menos de 30 kilómetros. Estos residuos, añade la plataforma, se sumarán a los que ya se vierten procedentes de la tubería de 12 kilómetros procedente de otra mina, la de las Cruces, situada entre Gerena, Salteras y Guillena (provincia de Sevilla). "En total, 130.000 vertidos de aguas tóxicas vertidas directamente al Estuario sin estudios adecuados de impacto en sedimentos y biotas», alertan desde la Plataforma.
El catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, Jesús M. Castillo, ha realizado un profundo estudio sobre los vertidos de la Mina de las Cruces al Guadalquivir, que vienen produciéndose desde 2008. Según apunta, desde ese año la Junta ha autorizado el vertido de 0,9 hectómetros cúbicos de agua con metales y metaloides especialmente tóxicos para el Estuario. Esto, detalla, «conlleva un vertido máximo anual de 360 kilos de zinc, 90 de níquel, 45 de arsénico cobre y plomo, y otros 9 de mercurio, entre otros».
Si atendemos a los datos enviados por la Mina de las Cruces a la Junta, «las concentraciones de metales en los sedimentos estuarinos fueron elevadas y similares a los estudios previos hechos en la zona, los cuales demuestran efectos ecotóxicos sobre diferentes seres vivos», apunta Castillo.
El catedrático de Ecología advierte, además, que la Junta «no estaría realizando la vigilancia de los vertidos diligentemente, ya que la mina viene contaminando los sedimentos gravemente y no han saltado las alarmas», por lo que considera que deberían anularse «por precaución» no solo los vertidos mineros al estuario del Guadalquivir procedente de la Mina de las Cruces, también los que provengan desde Aznalcóllar «hasta que se estudie en detalle el comportamiento de los metales en el estuario, incluyendo los sedimentos y la biota, así como las posibilidades de aplicar sistemas de depuración más exigentes».
La tramitación para la reapertura de la mina de Aznalcóllar, propiedad del Grupo México, se encuentra en su fase final. La Consejería de Industria tiene la firma intención de comenzar la obras antes de que acabe el primer trimestre de 2025, pese las sustanciales alegaciones de grupos ecologistas. Advierten que dicha repertura incluye una tubería de 30 km. que desembocará en el Estuario del Guadalquivir, Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000. «Por la indicada tubería y durante 18 años se verterán más de 85 millones de aguas tóxicas sin la suficiente depuración», denuncia la Plataforma Salvemos el Guadalquivir , que añade que aunque la Junta califique a sus aguas como «casi potables», no se trata más que de un «tecnicismo» que usan para confundir, ya que son aguas «altamente tóxicas para los ecosistemas».
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