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La sequía

El aceite de oliva del desierto también se desploma

Almería está muy lejos del medio millón de hectáreas dedicadas al olivar en Jaén, pero las cosechas se pueden reducir en torno al 80%

Olivos en el municipio de Tabernas La Razón

«En la zona de Uleila y la comarca del Desierto de Tabernas, estamos a un 20% de la producción respecto al año anterior, mientras se encarece todo lo que necesitamos para poder poner en el mercado una botella de aceite». Mariola Hidalgo, presidenta de la Asociación de Almazaras de Almería, confirma que «nosotros, igual que todas las provincias productoras de Andalucía y España, padecemos esta situación de sequía y un trastorno de las temperaturas, que anticipa un panorama de escasez de producto y un desabastecimiento grave en los mercados». Apenas a dos meses de que empiece a llegar aceite nuevo de las almazaras, Almería se distancia ya de previsiones que llegaban hasta las 16.000 toneladas hace dos años, reducidas a 10.000 toneladas en 2022 y que podrían quedarse en apenas dos mil toneladas a finales de esta campaña. «No sabemos qué va a pasar, las previsiones ahora mismo son las que vemos», explica la responsable de la marca Campos de Uleila, sobre una pérdida de producción derivada de «un invierno muy cálido, sin el frío necesario para que la flor cuaje y nazca bien el fruto». Ni siquiera la consabida «resistencia» de los olivos almerienses ha sido suficiente para soportar «un cambio climático que nos impacta de forma muy grave y del que ningún tipo de agricultura se escapa ya», ha apostillado Hidalgo.

Almería está muy lejos del medio millón de hectáreas dedicadas al olivar en Jaén y también de las cientos de miles de hectáreas dedicadas a este cultivo en Córdoba, Granada, Sevilla o Málaga, en ese orden de importancia. Sin embargo, sus 20.000 hectáreas comparten una dinámica de encarecimiento global «que no beneficia a nadie y que nos lleva a un enlace de campañas muy corto, porque hay muy poca cantidad de aceite ya en los mercados y de las almazaras también va a salir muy poco», ha indicado la presidenta de la Asociación de Almazaras de Almería. «Todo es oferta y demanda», ha señalado Mariola Hidalgo, por lo que «si atendemos a lo que está ocurriendo aquí y en el resto de Andalucía, siendo la región más importante del primer productor mundial, que es España, todo apunta a que el precio en el mercado internacional va a seguir subiendo». Pese a ello, ha augurado «poca rentabilidad para el productor ya que suben todos los costes de producción mientras se reducen drásticamente los kilos» e «incertidumbre» ante un contexto que no tiene visos de cambiar a corto plazo.

También Rafael Úbeda, presidente de Aceite Castillo de Tabernas e impulsor de la primera agrupación oleícola de Almería para dar soporte a los pequeños productores, considera que la coyuntura actual «no favorece a nadie»: ni al agricultor, «que tiene los mismos costes por mantener la finca si produce cien o si produce mil kilos», ni a los «comercializadores» que «han sufrido incrementos y han comprado el aceite más caro de lo habitual». Ante el horizonte de nuevas subidas, Úbeda entiende que «el consumo tiene que bajar, porque no va a haber aceite», apuntando a «un cambio de modelo en el consumidor», para un uso que será «mucho más moderado» como «aliño», «potenciador de platos» o, incluso, como «valor añadido» de cualquier receta.

Con recomendaciones sanitarias que hablan de «cuatro cucharadas de aceite al día» para mantener un modo de vida saludable, el futuro induce a «envases más pequeños» porque «el empleo indiscriminado y las garrafas de cinco litros en las casas, van a desaparecer», según ha aseverado el presidente de la Agrupación Oleícola Indaloliva. Un encarecimiento que Rafael Úbeda considera «afectará más a los aceites que no son virgen extra», porque «están subiendo proporcionalmente más que los productos gourmet como los que producimos aquí» y generan el interés de nuevos mercados como «Estados Unidos o Japón, donde se incrementa el consumo del aceite de oliva virgen extra, por su valor nutricional y por los beneficios para la salud».

Por su parte, el delegado de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Antonio Mena, ha destacado que «a provincia cuenta, en la actualidad, con 31 almazaras inscritas en el Registro de industrias agroalimentarias» y ha confirmado que «la sequía de los últimos meses ha provocado la caída en un 25% de la producción de aceite de oliva que registró sobre unas 10.000 toneladas en Almería en la pasada campaña».

A la espera de qué estimaciones se acercan más a la cifra total de la producción de aceite almeriense en este 2023, el ejemplo de esta provincia muestra los efectos del cambio climático y el riesgo empresarial que conllevará este tipo de cultivos frente a los nuevos entornos climáticos. El aceite almeriense hacia cotizaciones que lo convierten ya, prácticamente, en el ‘oro del desierto’ que ya da nombre a otra conocida marca de aceite de oliva virgen extra ecológico cosechado en esta tierra.