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Centralismo nacionalista

“Mientras catalanes, vascos y nacionalistas de todo pelo se lo llevan crudo, los habitantes del resto de España, la mano de obra barata que ha levantado imperios a base de sangre y sudor, se prepara para trabajar más y cobrar menos”

Los nacionalistas e independentistas son gente muy particular, muy simple para muchas cosas y muy compleja para otras. Quién nos iba a decir que al final son ellos los que apuestan por la unidad. No consideran importante que sus jóvenes hablen español, para qué si con el euskera se puede viajar desde Portugalete hasta Bayona pasando por Navarra: 168 kilometrazos de viaje multicultural; y con el catalán, dónde va a parar, Valencia, Baleares, Cataluña ¡hasta Perpiñán! Pero con los impuestos no se juega, ahí sí todos iguales y muy altos, a poder ser. Qué más da hablar un idioma común, si te van a meter un rejón lo mismo en bable que en silbo gomero. Una vez más caen en sus tradicionales contradicciones y dicen defender a las clases trabajadoras, pero apuestan por medidas que siempre perjudican a las clases medias y menos favorecidas. También aprovechando que el Manzanares pasa por Madrid, redoblan su ojeriza a la capital. Por cierto, la ciudad verdaderamente cosmopolita de España. Qué cansino ese mantra con Barcelona si es la capital de una comunidad donde tienen un nombre para los que no son de allí igual que en el País Vasco, pregunten a maketos o charnegos. No se puede vender integración y éxtasis solidario con los de fuera y discriminación y desprecio hacia los de dentro. Por eso si Maradona hubiera ido a jugar al Atleti o al Madrid en vez de al Barça, habría caído igualmente en la adicción –en esa época igual en más de una– pero por el camino hubiera montado un grupo de música estrafalario, un garito de copas en la Avenida del Brasil y hasta aparecería en una peli de Almodóvar. ¿Lloraría en realidad la ministra Montero porque su marido elogiaba a un hombre con sospechosas taras heteropatriarcales el mismo 25 de noviembre que ella defendía con lágrimas a las mujeres de todo el mundo? Rufián, que como cualquier nacionalista es centralista aunque lo critique, quiere cobrarnos más a todos desde la comunidad que aspira independizar. Supongo que el plan es sacar todo lo que pueda al resto de españoles, luego presionar al PS y que este le riegue con millones de euros a cambio de su apoyo para finalmente separarse con una buena hucha. Lo de siempre. Eso sí, con los conciertos vasco y navarro al margen. La inminente república vasca, con su propio «lebensraum» puro sin contaminación externa, también necesita fondos. Y mientras catalanes, vascos y nacionalistas de todo pelo se lo llevan crudo, los habitantes del resto de España –de las comarcas envejecidas y olvidadas de Castilla, Extremadura, Andalucía–, la mano de obra barata que ha levantado imperios a base de sangre y sudor, se prepara para trabajar más y cobrar menos. ¿Qué no? Mejor que lo cuente don Francisco de Quevedo que lo dijo antes: «En Navarra y Aragón / no hay quien tribute un real; / Cataluña y Portugal / son de la misma opinión; / sólo Castilla y León / y el noble pueblo andaluz / llevan a cuestas la cruz».