Despedida

“He sido cruel, he sido humana”: Eva Martín desarma a Cruz antes de cerrar la puerta

Aunque su personaje ha desaparecido de la cabecera de “La Promesa” y sus compañeros hablan de un adiós definitivo, la actriz no da portazo, pero sí hace balance

“He sido cruel, he sido humana”: Eva Martín desarma a Cruz antes de cerrar la puerta
“He sido cruel, he sido humana”: Eva Martín desarma a Cruz antes de cerrar la puertaRTVE

Las grandes salidas en ficción no siempre vienen con redoble de tambores. A veces llegan en silencio, con un ramo de flores, un mensaje entre compañeros y una escena final que dice mucho más de lo que parece. La salida de Eva Martín de “La Promesa” ha sido uno de esos casos: medido, simbólico, elegante… pero con un eco emocional profundo. La actriz ha hablado por primera vez tras la marcha forzosa de su personaje, Cruz Ezquerdo, y lo ha hecho con la honestidad de quien no dramatiza, pero tampoco resta.

“Me da mucha pena marcharme y os voy a echar muchísimo de menos”, dice Martín en su entrevista para RTVE Play. La frase podría ser un formalismo, pero en ella se cuela un tono que revela lo contrario. Esta despedida duele, no porque no fuera anunciada, sino porque encierra algo más: la conciencia de haber vivido una experiencia profesional y humana de las que dejan huella.

Durante casi dos años y medio, Eva Martín ha sido la marquesa implacable que cruzaba la pantalla como un vendaval de poder, control y amenaza constante. Pero lo que la actriz se propuso —y logró— fue algo más complejo: “Yo quería hacer una marquesa que, además de implacable, fuera vulnerable y tuviera sentido del humor”. Y en ese matiz, en esa búsqueda de humanidad dentro de la villanía, está parte del secreto de por qué su personaje funcionó tanto.

Su salida de escena, además, no ha sido solo argumental. Ha dejado de aparecer en la cabecera de la serie, y sus compañeros de reparto han escrito mensajes que tienen más tono de despedida que de pausa. “Se acabó una etapa preciosa”, escribió Enrique Fortún. “Espero que en un futuro nos volvamos a cruzar”, dijo Daniel Schröder. Y aunque el creador Josep Cister aún deja una rendija abierta (“la marquesa va a dar mucho juego”), lo cierto es que el cierre suena a definitivo… al menos por ahora.

Pero lo interesante no es solo si Cruz volverá o no, sino cómo Eva Martín ha vivido el trayecto. “Ha sido un reto grande y un gran aprendizaje de mis límites como actriz y como persona”, confiesa. Reconoce que nunca había interpretado a alguien tan oscuro, y que eso implicó arriesgar, explorar y, sobre todo, no quedarse en la superficie. “He probado terrenos que no conocía y he intentado pasarlo bien en cada momento”, añade.

Quizá por eso, la escena que más valora no es una de gritos o enfrentamientos, sino la más simbólica: “El momento en el que la marquesa cae, literalmente. En el guion, ella termina arrodillada, pero a mí me parecía más potente que cayera de cara al suelo. Esa imagen, comparada con el primer día en el que baja la escalera tan altiva, era lo más gráfico que podía haber”. Esa caída —más emocional que física— encapsula toda una construcción de personaje.

No es fácil despedirse de una villana que el público amó odiar. Pero Eva Martín lo ha hecho con altura. Sin aspavientos. Con gratitud. Con una mirada limpia sobre lo vivido. Y, sobre todo, con la certeza de que Cruz ya no le pertenece del todo. Pertenece a quienes la vieron caer, sí, pero también a quienes supieron ver lo que había debajo de esa máscara de hierro. Porque hasta las marquesas, si están bien escritas, también sangran.