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Religión
Verdades y mentiras
Desde que el Papa fue ingresado se ha producido un aluvión de informaciones de todo tipo en prensa y, sobre todo, en redes sociales
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Desde que el 14 de noviembre el Papa fue ingresado en el Policlínico Gemelli de Roma se ha producido un aluvión de informaciones de todo tipo en prensa, radio, televisión y, sobre todo, en redes sociales. Parafraseando una parábola evangélica no ha faltado mucha cizaña mezclada con buena hierba.
En honor a la verdad el Vaticano esta vez ha hecho un evidente esfuerzo de transparencia; todos los días, mañana y tarde, hemos recibido noticias sobre como evolucionaban las condiciones de salud de Francisco. Podría haberse hecho algo mejor, sin duda pero en todo caso no se nos ha ocultado nada importante ni se ha restado gravedad a algunos de los episodios que se han producido en estos quince días.
Por el contrario y desde muy diversos ángulos comenzó un tiroteo de mentiras, bulos, falas interpretaciones y especulaciones, algunas del peor gusto. Se ha llegado a decir que Bergoglio había muerto, que había sido trasladado en secreto al Vaticano; se han atribuido a fuentes inexistentes detalles truculentos sobre su enfermedad multiplicando reconstrucciones de lo más fantasiosas.
¿Quién mueve esta “máquina de fango”? ¿Quién puede tener interés en sembrar dudas sobre hechos tan sensibles como la enfermedad de un ser humano, especialmente si es un líder religioso venerado en todo el mundo?. La respuesta es bastante obvia: durante todos estos años Francisco se ha ganado la animadversión de círculos económicos, financieros y armamentistas a los que ha reprochado su egoísmo y su insensibilidad ante la tragedia de millones de hombres, mujeres y niños. No le perdonan que haya dirigido contra ellos su dedo acusador y han respondido disparando contra él su artillería de mentiras y bulos. ¿Con éxito? No me atrevería a asegurarlo pero han alimentado mucha inquietud y causado no poco daño. La historia les juzgará.
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