Vaticano

Primera imagen del Papa tras un mes en el hospital

Francisco concelebró la eucaristía en la capilla del Gemelli

El Papa en la capilla privada del décimo piso del Policlínico Gemelli
El Papa en la capilla privada del décimo piso del Policlínico Gemelli@salastampaVaticana

Con el alba y la estola morada propia de la Cuaresma. Ante el sagrario. Frente al altar. Sentado en la silla de ruedas. En actitud orante. Y de lado, sin que se le pueda ver completamente el rostro. Así se puede contemplar al Papa Francisco en la primera imagen distribuida desde que hace más de un mes fuera ingresado en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma.

Además de distribuir la fotografía, el Vaticano circunscribe la escena a la eucaristía dominical celebrada en la capilla del apartamento papal ubicado en la décima planta del centro hospitalario. Resulta significativo que desde Roma se subraye que el Pontífice ha concelebrado en esta misa del segundo domingo de Cuaresma. Sobre todo, porque hasta la fecha, a lo largo de estas semanas simplemente se había dado cuenta de que el Papa había recibido únicamente la comunión por su débil estado de salud, sus limitaciones de movilidad y sus dificultades para respirar y, por tanto, para realizar cualquier esfuerzo, como el mero hecho de hablar o de desplazarse. O dicho de otra manera, el hecho de que participe más activamente en la celebración es reflejo de que Jorge Mario Bergoglio, de 88 años, continúa avanzando en su recuperación dentro de su lucha contra la neumonía bilateral que padece.

De hecho, en esta semana se ha podido confirmar que el Pontífice argentino ya se mueve en las mismas condiciones que antes de su ingreso, desplazándose de la cama al sillón, así como acudiendo a la capilla a rezar.

En esta misma línea se pronuncia el parte vespertino que dio a conocer hoy la Santa Sede, en el que se explicita que «la situación del Papa sigue siendo estable. Las terapias prescritas continúan con avances, incluida la terapia respiratoria y motora», recoge el comunicado, que también apunta que el Obispo de Roma no recibió visitas, sino que pasó la jornada «en oración, descanso y un poco de trabajo». A la vez, el Vaticano avanza que mañana no habrá informe médico como tal, como viene sucediendo estos últimos días, puesto que su mejoría, aunque consolidada, es lenta.

El propio Francisco admite que este tiempo lo está viviendo como «un momento de prueba». Así lo compartió ayer por la mañana en la meditación correspondiente al rezo dominical del ángelus. Como ha sucedido desde que ingresó en el Gemelli, la reflexión vinculada a la oración mariana que pronuncia habitualmente desde el ventanal de los apartamentos papales a los peregrinos de la Plaza de San Pedro, fue distribuido por escrito.

«Comparto con vosotros estos pensamientos», asegura Bergoglio que, en esta etapa de enfermedad, se sabe unido «a los tantos hermanos y hermanas enfermos, frágiles, en este momento, como yo». «Nuestro físico está débil pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, estar los unos para los otros, en la fe, señales luminosas de esperanza», revindica Francisco en este escrito. «¡Cuánta luz brilla, en este sentido, en los hospitales y en los centros de asistencia!», llega a reconocer el Papa, que va más allá: «¡Cuánta atención amorosa ilumina las habitaciones, los pasillos, los ambulatorios, los lugares donde se prestan los servicios más humildes!».

Con una mirada trascendente a este freno en seco que ha supuesto para su actividad como Pontífice, Francisco recuerda que «el Señor nunca nos abandona y que en los momentos de dolor nos pone al lado a personas que reflejan un rayo de su amor». «Os agradezco a todos por vuestras oraciones y agradezco a quienes me asisten con tanta dedicación», subraya en su mensaje, haciendo especial hincapié en los menores que se acercaron ayer a rezar por él a los pies de la estatua de san Juan Pablo II en el Gemelli: «¡Gracias, queridos niños! El Papa os quiere y espera siempre encontraros».

Además de abordar su particular viacrucis hospitalario, Francisco también entona un grito en favor del paz, con una referencia directa a aquellos países más «heridos por la guerra», como «la martirizada Ucrania», Tierra Santa, Líbano, Myanmar, Sudán y República Democrática del Congo.

En esta meditación del ángelus, el Papa también aborda una de las decisiones que ha adoptado precisamente durante su ingreso en el Gemelli: la aprobación de un calendario de tres años para materializar «en decisiones concretas» las pautas propuestas por el Sínodo de la Sinodalidad que se celebró en Roma el pasado octubre.

Es más, el Pontífice argentino ha convocado una Asamblea Eclesial en 2028 para que se aterrice este itinerario de trabajo, reflejo de sus planes a corto, medio y largo plazo, al margen del bache de salud que atraviesa.