Salud

Los nuevos farmacos para el insomnio, una alternativa a la automedicación para poder dormir

No provocan debilidad muscular al despertar ni depresión respiratoria, y no generan tolerancia ni dependencia

El insomnio es el trastorno del sueño más común y su incidencia ha aumentado por culpa de la pandemia
El insomnio es el trastorno del sueño más común: afecta a un 8% de la población en España UNSPLASH

La relación entre el sueño de calidad y la salud mental es estrecha y está ampliamente documentada. El insomnio es un problema que afecta al 8% de la población española, pero la cifra es a la baja porque muchas personas nunca acude a consulta aunque la falta de sueño interfiera en su vida diaria. De hecho, según los especialistas, un 40% de los que lo sufren se automedica, con las conseciencias que ello conlleva.

Así lo han señalado los psiquiatras Cristóbal Pavón y Julia Vendrell, del Hospital Universitario Vall d' Hebron (Barcelona), que han explicado que los medicamentos que usa la mayor parte de los insomnes para dormir son fármacos hipnóticos como las benzodiacepinas, que son eficaces para tratar este problema cuando es ocasional pero que tienen riesgos, ya que alteran la arquitectura del sueño, generan tolerancia y suelen producir dependencia, por lo que no deben usarse más de tres meses seguidos.

Otros hipnóticos no benzodiacepínicos son los conocidos como 'fármacos Z', que tienen un efecto similar a las benzodiacepinas, pero solo producen un efecto hipnótico y no ansiolítico. Los antidepresivos, los antipsicóticos y los antihistamínicos también se usan a veces en trastornos del sueño, pero los especialistas han comentado que carecen de una indicación específica para estas patologías.

A mediados de 2022 llegó al mercado una nueva familia de fármacos, los antagonistas receptores de las orexinas, que se descubrieron al analizar una enfermedad muy concreta, la narcolepsia. En ella los pacientes que la padecían esa sustancia se encontraba alterada. A partir de ahí se desarollaron fármacos como daridorexant y suvorexant, que inducen al sueño, no cambian su arquitectura, no producen depresión respiratoria, no provocan debilidad muscular al despertar y no generan tolerancia ni dependencia. Estos medicamentos están autorizados en Estados Unidos y en la Unión Europea para aquellos problemas de insomnio con una duración superior a tres meses y un impacto considerable en la actividad diurna. En España, aunque se pueden utilizar, no se encuentran financiados por el Sistema Nacional de Salud.

Causas y consecuencias del insomnio

Lo primero que hay que entender del insomnio es que es un síntoma de algo que nos pasa, que puede ser desde cambios en el estilo de vida hasta enfermedades como el dolor crónico, problemas de tiroides, psiquiátricos, alzheimer... Sus consecuencias pueden ir desde la afectación de la concentración y la memoria y/o el aumento de los niveles de estrés y ansiedad, en episodios moderados, al incremento del riesgo de accidentes y de enfermedades cardiovasculares en el caso de periodos más largos sin conciliar el sueño.

Además, los expertos han comentado que las personas mayores son las más afectadas por este tipo de patologías dado que la duración de su sueño nocturno disminuye, presentan un sueño más fragmentado con mayor número de despertares nocturnos y se reduce su capacidad de recuperación del sueño tras periodos de privación del mismo.

Tipos de sueño y de insomnio

La complejidad del diagnóstico del insomnio se basa en que existen varios tipos de sueño, que difieren entre sí tanto cuantitativa como cualitativamente, con distinta importancia funcional y mecanismos reguladores que deben tenerse en cuenta a la hora de prescribir un tratamiento adecuado, señalan los profesionales.

En este punto, hay muchos subtipos de trastornos del sueño, como la higiene del sueño inadecuada, el insomnio psicofisiológico, el insomnio idiopático, el insomnio paradójico, el insomnio conductual de la infancia, el insomnio comórbido con trastorno mental, el insomnio comórbido con enfermedad médica y el insomnio por consumo de fármacos o sustancias.

Del mismo modo, los psiquiatras han reconocido que el farmacológico es el tratamiento más seguido, pero han insistido en que hay que vigilar antes varios aspectos, como lograr una correcta higiene del sueño, para la que se debe evitar el consumo de nicotina, teína o cafeína por la noche, así como una estimulación emocional o física excesiva antes del descanso nocturno, dormir siestas, no mantener rutinas a la hora de acostarse, exponerse a dispositivos electrónicos antes de dormir, comer mucho o muy poco, entre otros.