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Malaria en España: estas son las zonas predilectas de los mosquitos transmisores de la grave enfermedad

Aunque la enfermedad se erradicó en nuestro país hace seis décadas, cada año se detectan cerca de 800 nuevos casos importados

El paludismo es endémico en África, una gran parte de Asia, América Central y Sudamérica. CSIC

Cada año se detectan en España entre 700 y 850 casos de malaria importada, es decir, en pacientes que se han infectado en una zona endémica, principalmente en África. Solo un 15% de estos casos se relaciona con especies de malaria que podrían ser transmitidas eficazmente por el mosquito ‘Anopheles maculipennis’.

Un estudio reciente coordinado por investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), el Centro Nacional de Epidemiología (ISCIII) y el Centro de Investigaciones Biomédicas en Red en Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) ha analizado la distribución del principal mosquito transmisor de malaria o paludismo presente en nuestro país. En el trabajo participaron investigadores de universidades, centros de investigación, empresas de control de plagas y servicios de control de mosquitos.

El trabajo ha puesto de manifiesto que el mosquito ‘Anopheles maculipennis’ está ampliamente distribuido en España, con una especial predilección por desembocaduras y valles de ríos con zonas de cultivo de regadío.

La malaria o paludismo es una grave enfermedad presente en muchos países tropicales, producida por la infección por protozoos del género ‘Plasmodium’ transmitidos por mosquitos del género ‘Anopheles’. Sin embargo, antiguamente su transmisión también era frecuente en otras zonas del mundo, como la mayor parte de Europa y otros países económicamente desarrollados. Las campañas de erradicación realizadas a mediados del siglo XX consiguieron hacerla desaparecer en muchos países, entre ellos España, que en 1964 se declaró libre de malaria.

Desde entonces se registran casos muy esporádicos de transmisión local por la llegada de viajeros infectados y la presencia en el territorio de los mosquitos capaces de transmitir el parásito. En España, solo se han registrado dos casos de transmisión local durante este siglo debido a la picadura de mosquitos.

Los investigadores analizaron los mosquitos presentes en más de 3.000 localidades en la península y Baleares. “Aunque el riesgo de transmisión local es muy bajo, estos modelos son útiles para identificar las zonas con un mayor riesgo de transmisión local, y es necesario seguir medidas profilácticas cuando se viaje a países donde la malaria es endémica”, señala Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) e investigador principal del Ciberesp. Dado que los mosquitos son transmisores de enfermedades al ser humano, es importante que conozcamos los factores climáticos y ecológicos que afectan a su abundancia y distribución.

Diana Gomez Barroso y Beatriz Fernández, investigadoras del Centro Nacional de Epidemiologia y del Ciberesp, consideran “muy importante que los viajeros conozcan el riesgo que hay en las áreas a visitar y sepan cómo actuar al regreso”. “Además, los profesionales sanitarios deben saber cómo reconocer y actuar ante enfermedades importadas como la malaria, incluyendo su notificación al sistema de salud pública para su vigilancia y para poder llevar a cabo las actuaciones oportunas”, concluyen.

Síntomas de la malaria

La malaria o paludismo es una enfermedad transmitida por mosquitos que afecta enormemente a la Región de África, donde se lleva la vida cada año de casi medio millón de niños. Se calcula que en 2022, a nivel mundial, se produjeron 249 millones de casos y 608 000 muertes por la enfermedad en 85 países.

Se contagia a través de la picadura de un mosquito Anofeles infectado. Con ciertas especies de malaria, se pueden producir formas latentes que pueden provocar recaídas de la malaria meses o años más tarde. La malaria también puede transmitirse a través de transfusiones de sangre de personas infectadas o por utilizar agujas o jeringas contaminadas.

Los síntomas más comunes de la malaria incluyen fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza. En ciertos casos, puede producir ictericia, defectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central y coma. Los lactantes, los menores de 5 años, las mujeres embarazadas, los viajeros y las personas con VIH o sida corren más riesgo de sufrir una infección grave