Reportaje

"Agredir a un sanitario es igual que agredir a un policía"

Enfermeros y médicos denuncian que cada vez sufren más ataques físicos y que, al ser considerados agentes de autoridad, estos pueden conllevar penas de cárcel para el agresor

Concentración convocada este jueves a las puertas del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) después de que un paciente agrediera el pasado lunes con un arma blanca a un enfermero de urgencia y a un guardia de seguridad de este centro.
Concentración convocada este jueves a las puertas del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) después de que un paciente agrediera el pasado lunes con un arma blanca a un enfermero de urgencia y a un guardia de seguridad de este centro.CabalarAgencia EFE

Solo en el año 2023 se notificaron 2.840 agresiones ante el Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería, y 769 ante el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. El personal sanitario se enfrenta, más a menudo de lo que parece, a situaciones en las que su integridad física corre peligro. La última prueba de ello ocurrió el pasado lunes, cuando un paciente de la Unidad de Psiquiatría del Hospital de La Coruña atacó con un arma blanca a un enfermero y a un guardia de seguridad. El primero recibió puñaladas en cara, brazos y abdomen; el segundo, un golpe en la cabeza. Los hechos ocurrieron cuando al paciente se le intentaba poner una vía. No obstante, las agresiones a personal sanitario ocurren en muchas más áreas, no son algo exclusivo de los casos de patologías mentales. Las urgencias hospitalarias, las consultas en los centros de salud o las visitas a domicilio son escenarios en los que, a menudo, se comete una agresión.

Esta problemática lleva muchos años acompañando a los profesionales sanitarios. La Organización Médica Colegial de España (que agrupa, coordina y representa a todos los colegios oficiales de médicos a nivel estatal) lleva desde 2010 desarrollando un Observatorio Nacional de Agresiones a Médicos y Médicas. Desde entonces, se han notificado 7.261 casos. Lo que motivó la creación de este observatorio fue un hecho trágico que ocurrió en 2009, en un municipio de Murcia. Un paciente de 74 años abatió a tiros a María Eugenia Moreno, médica residente de Familia que estaba de guardia.

Según los últimos datos del observatorio, en cada día de 2023 se cometió una agresión física contra dos médicos o médicas. Las discrepancias con la atención recibida supusieron el 60% de las agresiones, y las bajas laborales relacionadas con estos hechos aumentaron un 3% más respecto a 2022: un 13% de los profesionales que fueron agredidos tuvieron que abandonar su puesto de trabajo por motivos de salud. Casi la mitad de los agresores son pacientes programados, y dos tercios de los ataques los reciben las mujeres. Desde que se empezó a realizar este estudio, en 2023 se batió el récord de peticiones para acceder a la protección jurídica que ofrece la Organización Médica Colegial de España. En el ámbito de la Atención Primaria se cometieron el 43% de las agresiones, quedando por detrás de ella hospitales, urgencias de hospitales y urgencias de Atención Primaria.

Médicos y médicas de todo el país llevan mucho tiempo preocupándose por su seguridad y reclamando más protección. Mientras, y desde 2019, más de 2.500 profesionales han realizado el curso que imparten la Organización Médica Colegial y la Fundación Mutual Médica, titulado «Agresiones a profesionales sanitarios, fundamentos de prevención, protección y respuesta».

Casos en Enfermería

El Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España también tiene, desde 2017, su Observatorio de Agresiones. En ese primer año se notificaron 1.593 ataques contra enfermeras o enfermeros. Desde entonces, la cifra no ha dejado de subir, llegando a los 2.840 casos en 2023.

En una entrevista para LARAZÓN, Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería y director del Observatorio de Agresiones, explica que este aumento progresivo no quiere decir necesariamente que el número de agresiones crezca cada año, sino más bien que «cada año hay más profesionales que se atreven a notificarlo». Ayuso rememora que cuando pusieron en marcha el estudio, en 2017, «había muy pocos registros, era muy frecuente que te insultaran, te amenazaran… pero nadie informaba sobre ello, se dejaba pasar». Con el paso de los años, y «gracias a las labores de concienciación, hemos conseguido que las enfermeras tengan tolerancia cero a las agresiones y que registren cualquiera, ya sea física o verbal. En los últimos tiempos ha habido un incremento importante de las notificaciones», apunta. Las denuncias a la policía, sin embargo, no se han incrementado. «Las enfermeras son las profesionales que más agresiones sufren y que menos denuncian», lamenta Diego Ayuso.

Las cifras ejemplifican que estamos ante una situación que debe abordarse, y para el secretario general del Consejo General de Enfermería, es un problema que «lejos de ir a menos, cada vez es mayor. Y eso que pasamos por la pandemia, la época de los aplausos, de valorar a los profesionales de la enfermería, de sentir mucha gratitud hacia quienes se dedicaban al sector sanitario». Según este enfermero, «todo eso se ha olvidado», y cuesta mucho entender que pueda haber «un insulto, una vejación, una agresión verbal o, lo que es peor, una agresión física en un centro sanitario. Las personas van por cuestiones de salud y todo aquel que trabaja en este espacio quiere atender, cuidar y mejorar el estado de quien va», sentencia.

Ayuso lamenta que lo que ocurrió en La Coruña no sea ni mucho menos «un caso aislado», y subraya que «hay agresiones como estas todos los años, graves o gravísimas, que han llegado a suponer incluso la muerte de compañeros». Que la población sea consciente de esta problemática es uno de los grandes objetivos, también para concienciar sobre que «no se puede pagar la rabia o furia que generan algunas situaciones con la persona que te atiende», porque en gran parte de las ocasiones, además, «no somos responsables de lo que genera enfado».

Para Diego Ayuso, otra tarea clave a la hora de intentar acabar con las agresiones contra el personal sanitario está relacionada con las consecuencias de las mismas. «El régimen penal nos está apoyando, porque en 2015 se reformó la ley sobre los delitos contra la autoridad, y los sanitarios pasamos a ser amparados por ella. Esto quiere decir que agredir a un sanitario se convertía en delito, y es algo que hay que remarcar», explica. Agredir a un médico o enfermero puede suponer dos o tres años de cárcel si el agresor es reincidente. «Muchos de los que cometen agresiones tienen antecedentes, y no saben que se la están jugando. La policía nos insiste mucho en esto, en que lo demos a conocer. Agredir a un enfermero es igual que agredir a un policía, porque nosotros también estamos reconocidos como agentes de la autoridad», señala el director del Observatorio de Agresiones.

La Policía y también la Guardia Civil están jugando un papel fundamental en este contexto. El año pasado comunicaron su intención de poner en marcha una iniciativa para que se pueda denunciar en el propio centro asistencial. «Si, por ejemplo, agreden a una enfermera en urgencias, una patrulla se desplaza hasta el hospital y toma la denuncia en ese instante. Es algo importantísimo, porque muchos enfermeros no denuncian por los trámites, por la complejidad de los turnos…», narra Ayuso, que confía en que este plan se aplique «este mismo año».

Casos reales

Una enferma y un enfermero, que prefieren guardar el anonimato por cuestiones de seguridad, cuentan sus casos con el fin de que denunciar sea lo habitual tras una agresión. Ella narra que, al entrar a defender a un compañero, «el paciente vino hacia mí con el puño cerrado, me empujó contra un ropero y me dio un puñetazo en la cabeza. Cuando mi compañero consiguió quitármelo de encima, el agresor me cogió del moño y me arrastró hasta la puerta». Un esguince cervical, dolor de cabeza durante un mes y hematomas en los brazos fueron las primeras consecuencias de este hecho. Después, vino lo peor. «Estuve de baja, me incorporé y a los seis meses toqué fondo. Cogí miedo a salir de casa, no quería volver al trabajo y empecé tratamiento en psiquiatría. La víctima denunció ante la Guardia Civil, hubo un juicio rápido y el caso trascendió a lo Penal, donde ganó dos juicios más. El agresor fue condenado a prisión, y esta enfermera quiere que se conozca su caso para «que todo el mundo que sufra un ataque, verbal o físico, denuncie. Para que se dignifique nuestra profesión y nuestra dignidad como personas». El caso de él ocurrió en la sala de extracciones de un centro de salud, donde el acompañante de un paciente agredió a varios profesionales. «Yo recibí dos mordeduras en el gemelo; una médico sufrió un esguince de rodilla y de muñeca; y una fisioterapeuta tuvo una fractura también en la muñeca. El proceso judicial se está terminando, con concurso penal y económico por parte del agresor. Todas las agresiones, verbales o físicas, son denunciables y tienen que tener un resultado penal», defiende este enfermero, que recuerda que «lo único que estamos realizando son nuestras labores de trabajo».

Desde el Consejo General de Enfermería hacen hincapié en la importancia de la
formación, y ofrecen cursos y documentos que pueden ser de gran utilidad. Otro aspecto clave es la prevención. «Las técnicas de contención verbal son muy efectivas y hay que formarse en ellas», explica Diego Ayuso, que concluye defendiendo que «nadie puede quedar impune tras acudir a un centro sanitario y agredir a un trabajador. La tolerancia tiene que ser cero».