Cirugía

Las ventajas de operar la columna a través del abdomen

Se trata de una pequeña incisión de entre 8 y 12 centímetros que se realiza por la vía anterior

El equipo del Hospital Quirónsalud Toledo en una intervención
El equipo del Hospital Quirónsalud Toledo en una intervenciónQUIRÓNSALUDLA RAZÓN

El ángulo desde el que se interviene en las operaciones de columna es fundamental para evitar el traumatismo muscular, lograr menos efectos secundarios y para conseguir una recuperación más temprana del paciente. Ventajas todas ellas que se consiguen cuando se realiza una intervención quirúrgica lumbar a través del abdomen.

«Al acceder a través del abdomen evitamos la lesión muscular extensa que supone la vía posterior lumbar y también evitamos la apertura del canal neurológico para implantar los dispositivos de artrodesis (fijar dos piezas óseas, anclando una articulación) como en el caso de una vía posterior clásica. Ambos son gestos quirúrgicos que, para uno o dos niveles intervertebrales, podrían no ser relevantes, pero en una patología multinivel sí podrían inestabilizar la columna lumbar de manera no deseada», explica el doctor Nahuel Barquero González, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Quirónsalud Toledo, hospital que ha incorporado recientemente la cirugía por vía anterior para el tratamiento de lesiones lumbares.

Además, «por la vía posterior, las dimensiones de los implantes son menores, lo que ofrece menor capacidad de artrodesis y restauración de la anatomía lumbar, ya que presentan menor superficie de contacto y angulaciones inferiores», destaca.

El procedimiento, como detalla este especialista, consiste en realizar una pequeña incisión de unos 8-12 centímetros –según cuántos discos intervertebrales se tratarán–, situada bajo el ombligo, por donde se accede a la zona lumbar, rodeando los órganos abdominales para llegar a los discos intervertebrales».

Se trata, precisa el doctor Barquero, de «un acceso directo al disco por delante, donde no se interpone el canal neurológico, que aloja las raíces nerviosas derivadas de la médula espinal».

«Lo que realmente requiere especial cuidado –añade– son las estructuras vasculares, que pueden estar muy cerca en este abordaje. Por ello, nos apoyamos en cirujanos de acceso, vasculares, generales y otros especialistas familiarizados con la anatomía abdominal retroperitoneal».

Y es que este tipo de intervenciones requieren una alta especialización. Es un trabajo de todo un equipo multidisciplinar remando por un mismo objetivo: incorporar las últimas técnicas pero siempre poniendo la salud del paciente por delante. Tal es así que «en algunos países e incluso en algunos centros en España esta técnica se utiliza para casi todas las patologías lumbares. Sin embargo, en nuestro centro decidimos aplicarla solamente en situaciones específicas», hace hincapié el doctor.

Así, hasta la fecha, han realizado este tipo de intervención destinadas a lograr la restauración de la lordosis lumbar fisiológica en pacientes con discopatía multinivel; es decir, que sufren degeneración de discos en múltiples niveles de la columna lumbar; para la revisión de implante intersomático ante la sospecha de pseudoartrosis (ausencia de consolidación); en caso de dolor lumbar discogénico con radiculopatía asociada y como soporte anterior en pacientes con dolor lumbar tras una cirugía lumbar posterolateral.

En cuanto a la duración, la intervención se realiza entre 60 y 90 minutos según la patología a tratar y el número de niveles intervertebrales a intervenir. Si se intervienen tres niveles, la cirugía podría durar algo más.

Al minimizar las complicaciones y los dolores, los pacientes intervenidos son «dados de alta a las 48 horas aproximadamente y lo hacen caminando y prácticamente sin dolor», hace hincapié el doctor Barquero.

Reposo deportivo

Y al no haber tanto daño muscular, el control del dolor es superior y por tanto el paciente, según el doctor, «puede realizar una vida casi normal en unas pocas semanas».

Ahora bien, «a todos –matiza Barquero González– se les recomienda reposo físico, deportivo o de carga durante al menos dos o tres meses para que los implantes puedan consolidarse».

Otras ventaja es que al tratarse de una cirugía de mínimo abordaje, «permite incisiones más estéticas. Pero más allá de eso, desde el punto de vista médico-quirúrgico, ofrece mayor solidez y estabilidad debido a las características de los implantes utilizados», afirma.

En todo caso, «este procedimiento, como toda cirugía, tiene sus propios riesgos y complicaciones, que en el caso de la patología del raquis (desplazamiento de una vértebra sobre otra) no deben ser subestimadas. La más temida por nosotros es la lesión vascular», reconoce este especialista.

Respecto al perfil del candidato, el doctor explica que en algunos casos la vía anterior está contraindicada, como en aquellos que han recibido radioterapia, con intervenciones vasculares previas o con múltiples intervenciones abdominales, entre otros. Cada caso debe ser individualizado en el momento de escoger su tratamiento. Algunos pacientes requieren solo una vía posterior, otros una cirugía endoscópica o incluso una combinación de ambas vías.

«En cuanto a los niños, es infrecuente que se indique una cirugía de este tipo; se aplica con mayor frecuencia para la patología degenerativa del adulto, que todo paciente debería evitar y todo cirujano desea que no ocurra antes de los 45-50 años», concluye.