Mar en calma
Zona cero
Sin embargo he comprobado lo que siempre defendí: el ser humano es resiliente y tras ese periodo de incredulidad y duelo, recupera la fuerza y hasta la sonrisa
Por fin pude visitar y conocer de cerca la situación de los pueblos de Valencia más afectados por la Dana. Fui muerta de miedo. No ayudaban las fatídicas palabras: «es un foco de infecciones», «todos vuelven afectados psicológicamente»… Sin embargo he comprobado lo que siempre defendí: el ser humano es resiliente y tras ese periodo de incredulidad y duelo, recupera la fuerza y hasta la sonrisa. Como la familia de José, un hombre amputado que perdió temporalmente su casa baja y sigue sin poder salir del segundo piso en el que se instaló. «Usábamos agua sucia del garaje inundado para poder tirar de la cadena» me cuentan, y tocaba racionar el agua: «una botella por familia». Uno de los miembros de esta familia de Paiporta, sobrevivió gracias a quedarse en el puente de Picanya. Los fuertes golpes y los pitidos de las alarmas de los coches no se olvidan.
«Aquí tocó la lotería en el 89 y ahora no queda ni un negocio vivo». Aún sin comercios, con cementerios de coches y las calles por fin transitables, agradecen a los agricultores y sus tractores, voluntarios… «han sido nuestra salvación». Valoran también a los jóvenes que limpiaron casas y calles hasta la extenuación, ayudas de ongs y fundaciones como Escuela Cultura de Paz, asociación sevillana sin ánimo de lucro que se puso en contacto con familias afectadas para cubrir sus necesidades.
En Chiva los daños en infraestructuras son incontables por el ensanche del barranco que arrasó carreteras y todas las casas aledañas. La Confederación Hidrográfica del Júcar dirá qué hacer ahora. La manifestación de la Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales (CUBP), expertos en catástrofes que aseguran: «no hemos podido prestar ayuda de forma oficial», pidió la aprobación de una ley de coordinación que les permita actuar.
La esperanza está también en las ayudas de Mercadona y los 100 millones de la Fundación Amancio Ortega que ya están en las cuentas municipales.
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