
El trípode
«Progresista» política migratoria sanchista
En los apenas 68 días transcurridos de este año, han llegado a la isla de El Hierro, en el archipiélago canario, más de 2000 inmigrantes irregulares.
En los apenas 68 días transcurridos de este año, han llegado a la isla de El Hierro, en el archipiélago canario, más de 2000 inmigrantes irregulares. El pasado año 2024 llegaron 23.994 que representaron la mitad de los llegados al archipiélago y lo que es particularmente significativo, el triple de la población de la isla. Esta situación es suficiente para exigir una política migratoria por parte del Gobierno que hasta el momento se ha limitado a distribuir los MENAS –«menores no acompañados»– por la Península. Ahora hay una reciente novedad en su «política», que consiste en que el reparto a Cataluña lo decide Puigdemont a cambio de que le prorrogue la estancia a Sánchez en La Moncloa. La política que el sanchismo ha venido aplicando hasta ahora se limita a considerar una obligación humanitaria acoger a esos inmigrantes y atenderles debidamente, lo que en principio debe ser así. La cuestión es que debe ser complementada con un control de las fronteras adecuado a esa situación, ya que si esa es su única medida, a continuación esa lógica llevaría a plantearse cuál sería su respuesta si esa inmigración sigue aumentando de manera continuada y sin limitaciones, al resultar más bien estimulada y atraída por tal «política» migratoria. En la UE, ésta se sustenta en tres actuaciones: la cooperación «en origen», es decir, con sus países de procedencia; la cooperación con los países «en tránsito»; y el control fronterizo. Las dos primeras requieren de una política exterior orientada hacia las ayudas al desarrollo económico y social de esos países que evite que sus nacionales se vean obligados a emigrar buscando oportunidades que no tienen en su país. La segunda, hace referencia a la ayuda con los países que deben atravesar para poder acceder a los de destino, mientras que la tercera, –y complementaria obligada de las anteriores–, es el control de las fronteras terrestres, aéreas y marítimas que delimitan la correspondiente soberanía nacional. La ruta migratoria del Mediterráneo central, procedente de África y hacia la UE, accede a través de Italia con Lampedusa como cabeza de playa, tiene como país en tránsito a Libia, y como origen los países del West Sahel. La política migratoria de Giorgia Meloni ha obligado a las mafias a cambiarla por la fachada atlántica de Canarias, que también es del West Sahel. Ahora, desde Waterloo se decide una nueva política exigiendo además el conocimiento del catalán a los inmigrantes. Nueva política con unas nuevas rutas y a la espera de que Aitor Esteban exija lo mismo para el País Vasco. Sin duda es muy «progresista» la política migratoria sanchista.
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