
El canto del cuco
Moción de censura
Lo que ha pasado con el juez Peinado es muy grave y los pactos con Cataluña son gravísimos. El daño en los dos casos puede ser irreparable
No se acierta a ver qué más tiene que pasar para presentar, por imperativo político y ético, una moción de censura contra el presidente Sánchez. Hasta los «barones» socialistas, último reducto del histórico partido, encabezados por Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Macha, se sienten abochornados. Las últimas concesiones a ERC para colocar a Illa al frente de la Generalidad de Cataluña superan todas las líneas rojas. Tras la amnistía, soberanía fiscal, selecciones deportivas propias y referéndum. Eso es lo que se planea. Los españoles dejarán de ser libres e iguales. Habrá comunidades de primera y de segunda clase. La Constitución se va modificando paso a paso, a traición, y se transforma en otra cosa sin utilizar los mecanismos establecidos en la misma para su reforma. Para muchos es un golpe encubierto y silencioso desde el poder. Se pretende transformar el Estado autonómico en Estado confederal. La izquierda bolivariana se propuso acabar con el «régimen del 78» y lo está consiguiendo ahora de la mano de Pedro Sánchez. El Tribunal Constitucional carece hoy de independencia y de autoridad. Y el Rey está maniatado.
Cuando los españoles despierten de su sueño, puede que sea tarde para enderezar las cosas. Dirán asombrados: ¿Qué ha pasado aquí? ¿qué nos ha pasado? Sánchez prefiere una dictadura de izquierdas a una democracia de derechas. Eso explica en parte su errático comportamiento político y su gran peligro. Todo su empeño está puesto en permanecer en el poder como un autócrata y evitar que haya alternancia. No comprende que un juez tenga la osadía de investigar las manifiestas señales de corrupción en su familia. Y utiliza la Abogacía del Estado y lo que haga falta para desacreditar a ese juez y frenar la investigación. Lo hace con una descarada altanería, según cuentan los que asistieron al silencioso encuentro del juez y el presidente en La Moncloa.
Hay momentos en la historia de una nación en que es preciso tener el coraje moral de enfrentarse a la injusticia aun a riesgo de perder una moción de censura. La dignidad política, en circunstancias como ésta, debe estar por encima del tacticismo partidista. Lo que ha pasado con el juez Peinado es muy grave y los pactos con Cataluña son gravísimos. El daño en los dos casos puede ser irreparable. Y el «caso Koldo» afecta ya, con su carga de fango, a varios Ministerios. Todo esto está provocando quiebras entre los socios del Gobierno. Esta vez hay margen razonable para que la moción de censura prospere.
✕
Accede a tu cuenta para comentar