Y volvieron cantando
Iglesias el no muerto
Sumar bajo el shock Errejón espera su congreso de posible defunción y hacia ese caladero electoral ya navega el barco de Pablo
Que Pablo Iglesias abandonara todos sus cargos orgánicos en Podemos, que ya ni siquiera sea diputado y que su salida de la política en primera línea fuera propiciada por un estratosférico puntapié electoral de Isabel Díaz Ayuso, no significa que el ex vicepresidente del Gobierno y ex líder podemita haya sido ajeno a las más importantes decisiones llevadas a cabo dentro de la formación morada durante los últimos tres años, desde aquel 4 de mayo de 2021 cuando teóricamente abandonaba la política con su «ya no sumo, me han convertido en un chivo expiatorio». Pablo Iglesias ha tenido mucho, cuando no todo, que decir desde la entretela en cualquier decisión de Podemos que haya podido poner en un brete tanto a Pedro Sánchez como a Yolanda Díaz. Su papel fue más que decisivo en la espantada de los morados desgajándose de Sumar en el Congreso de los diputados para formar grupo parlamentario propio y en consecuencia para abrirle al Gobierno al que ya no pertenecen un nuevo frente negociador por si los separatistas catalanes o vascos no eran suficientes. Su influencia ha sido también clave en la elaboración de listas de cara a los comicios europeos así como en los nuevos órdagos que Podemos esta poniendo sobre la mesa del Gobierno en forma de propuestas con condiciones leoninas a cambio de un apoyo a los Presupuestos que, con toda la intención se dejaba en manos de las bases, un mando a distancia que se está haciendo notar y de qué manera en el caso Íñigo Errejón sobre el que Iglesias ya contempla las últimas bocanadas de Sumar y consiguientemente de Yolanda Díaz, antes prima donna y después traidora.
Será sobre esas cenizas, –en un momento en el que la ansiedad y los piolets cunden para hacerse con el espacio a la izquierda del PSOE– sobre las que Pablo Iglesias edificará la reanimación de Podemos y de paso su regreso a la primera línea, tomada buena nota de crasos errores que le arrumbaron a la cuneta de la política, entre otras cosas por creer que el acomodamiento entre los cojines de la «casta» se subsanaba con alertas antifascistas que en realidad eran insultos a la inteligencia de los electores de izquierdas. Sumar bajo el shock Errejón espera su congreso de posible defunción y hacia ese caladero electoral ya navega el barco de Pablo. Por allí resopla.
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