Al portador
La época de los monstruos y el dinero, doloso, para defensa
Sánchez, por si acaso, en la chistera esconde, además, aumentos de deuda pública
Antonio Gramsci (1891-1937), uno de los fundadores históricos del Partido Comunista Italiano (PCI), escribió que «la crisis consiste en que lo nuevo no acaba de nacer y en ese interregno aparecen una gran variedad de síntomas mórbidos». Yolanda Díaz, que presume de comunista, debería saberlo. La «vice» quizá también recuerda que el autor de «Los cuadernos de la cárcel» dejó apuntado que «el viejo mundo está muriendo y el nuevo mundo lucha por nacer; ahora es la época de los monstruos». No consta, en cualquier caso, que estos días repase esos textos mientras hilvana cómo rizar el rizo –hay quien afirma que lo mejor es con un peine y un secador, pero esa es otra historia– de oponerse al incremento de gasto en Defensa y seguir, faltaría más, en un Gobierno, como el de Pedro Sánchez, que está obligado, por conveniencia y acaso incluso por convencimiento, a hacerlo y pronto. El inquilino de La Moncloa, en primer lugar, va a buscar alguna alternativa para que su socia –más necesaria que nunca– salve la cara ante sí misma y ante lo que queda de clientela, con permiso de Podemos, que todavía recoge a algunos de los ultras de extrema izquierda más recalcitrantes, pero que lo que de verdad desean es, por despecho, hundir a la líder de Sumar.
El presidente también se reunirá, de cara a la galería, no por otro motivo, con el resto de líderes políticos, con Feijóo en primer lugar, pero con la excepción de Vox. Algo muy medido. Los gurús de La Moncloa creen que estigmatizar a las gentes de la extrema derecha, en el fondo, fortalece a Abascal y resta apoyos al PP, aunque las primeras encuestas apuntan que los coqueteos con Trump, Orbán y las dudas sobre Putin pueden pasarle factura a Vox. Al mismo tiempo, Sánchez busca y baraja fórmulas para dedicar más dinero a Defensa, como exigen el momento y la Unión Europea. Descarta, en la práctica, un acuerdo –lo lógico, a pesar de los que, como Iván Redondo, defienden la opción plurinacional con la extrema izquierda y todo tipo de indepes– con el PP, salvo que Feijóo le diera un imposible cheque en blanco. Por si acaso, en la chistera esconde, además, aumentos de deuda pública, posibles hasta que dejen de serlo, un nuevo impuesto a la banca y, por qué no, a las energéticas y un rejonazo a la tributación del capital, al margen de que eso provoque huidas de dinero de España. Hay otras opciones, pero ¿qué importa si indepes y ultras de izquierdas están contentos así? Fisco implacable y dinero doloso. Es la época de los monstruos, ya lo detectó –recuerda Yolanda– Gramsci.