Lucha contra el desempleo
Más y mejor empleo para la mujer
El mercado laboral sigue respondiendo positivamente al crecimiento de nuestra economía, no tanto como el 3% del PIB previsto, pero sí en la misma línea ascendente. Los datos que el Gobierno presentó ayer avalan de nuevo esta tendencia y todo indica que se pueda desarrollar sobre una base sólida. El paro bajó en febrero 6.280 personas y sumó 81.483 nuevos cotizantes a la Seguridad Social, lo que supone el mejor dato en ese mes en 11 años. De esta manera, el número de inscritos en los servicios públicos de empleo es de 3.470.248 y el de afiliados a la Seguridad Social de 18.363.514. El ritmo interanual de reducción del desempleo es del 7,48%, lo que corresponde a 260.628 personas. El pleno empleo es un objetivo que en nuestra coordenadas y sistema productivo será difícil de alcanzar, pero sí mejorar la calidad del trabajo y que ningún sector social sea discriminado. Un dato a tener en cuenta es que en el mes de febrero el número de mujeres afiliadas a la Seguridad Social ha sido de 8.499.533 (46,28% del total), frente al 9.863.981 de hombres (53,72%), siendo la diferencia de 3,47 puntos. La brecha de género se sitúa alrededor del 11%, es decir, el empleo en hombres se sitúa en 53,64 puntos, mientras que el de mujeres es de 42,59; por contra, el paro es del 13,22% y 20,25%, respectivamente. Son datos de 2017 y la tendencia es que dicha diferencia se reduzca, como indica el descenso en 2,26 puntos en 2016. Ya nadie pone en duda que las mujeres están preparadas para desempeñar cualquier trabajo que pueda realizar un hombre y que el desequilibrio procede de la barrera cultura existente décadas atrás y que la sociedad española ha superado, incluso, la media europea. La rápida incorporación de las mujeres al mundo laboral explica algunos desfases. Si en 2016 las mujeres representaba el 46,51% de la población activa española, es decir, del total de trabajadores de más de 16 años, en la última década la población activa femenina se incrementó un 9,3%, lo que supone que más de 900.000 mujeres pasaron a formar parte del mercado laboral. Sin embargo, y en contra de lo que algunos sindicatos argumentan, la caída del empleo en el periodo más agudo de la crisis, entre 2012 y 2016, la pérdida de puestos de trabajo fue más fuerte en hombres que en mujeres: 480.000 frente a 133.800. Es muy poco sólido decir que, como ayer afirmó UGT, el paro se «ceba» en las mujeres, como explicaría que el 58% de desempleados son mujeres. Así es, pero lo es porque se corresponde a su presencia en el mercado laboral. Lo destacable y lo que hay que tener en cuenta es que la diferencia en la afiliación media por género no supera al 4% y que cuanto mayor afiliación, más se reduce la brecha. El récord de inscritos en la Seguridad Social fue en 2008, cuando se superó los 19 millones y la diferencia de género se redujo al 1,74. Además, la tasa de crecimiento de empleo en España ha sido superior al resto de los países de nuestro entorno. En un informe comunitario de 2006, el aumento del trabajo femenino se situaba en España en el 5,2%, frente a un 2,8% para los hombres, mientras en la UE estaba en el 1,8%. Es evidente que se ha producido un cambio sociológico, puede que el más profundo sufrido en nuestra sociedad y que España se ha adaptado plenamente a él. Hay que ser consciente de que la dependencia de la mujer para determinados empleos sigue siendo fuerte, como los relacionados con la hostelería o establecimientos residenciales (84%), pero también en Sanidad o Educación, donde su cualificación es más alta. El objetivo es corregir que cuanto menos cualificado es el trabajo, más fuerte es la presencia de mujeres. Hay que conseguir, para hombres y mujeres, una mayor calidad en trabajo y una retribución ajustada a nuestro crecimiento económico.
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