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Sin Perdón

La calidad democrática de España

«Sánchez ignora al Senado e intenta manejar el Congreso por medio de “cariño” Armengol»

Por más que insista Sánchez en lo contrario, la realidad es que la calidad democrática de España es mala. Es un dato objetivo que no puede esconder la ofensiva propagandística de La Moncloa y la campaña de los medios de comunicación controlados e influidos por el Gobierno. Es algo tan evidente que les debería dar vergüenza. ¿Por qué se puede afirmar, desgraciadamente, que la calidad democrática ha retrocedido? Hay una serie de indicadores que lo ponen de manifiesto. Sánchez encabeza un Gobierno socialista comunista que depende de los independentistas, los antisistema y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. Todos ellos están en contra de la Constitución. A esto hay que añadir que Junts, ERC, PNV y Bildu quieren destruir España y conseguir la independencia de sus autonomías. No hay una cohesión ideológica alrededor de Sánchez, sino formaciones de izquierda y derecha que no garantizan la estabilidad gubernamental. Está rodeado de escándalos que afectan a su gobierno, su partido y su familia. Hay que respetar la presunción de inocencia, pero se puede señalar que algunas prácticas han sido muy poco éticas y honorables.

España cuenta con un sistema judicial muy garantista, aunque es necesario que la Fiscalía sea realmente independiente y esté despolitizada. Por ello, los ataques de Sánchez, así como de sus colaboradores y aliados, contra los jueces que instruyen las causas que afectan a su familia y su partido son muy graves. Quiere amordazar a los medios de comunicación críticos y les quita la publicidad institucional. RTVE se ha convertido en un instrumento al servicio del sanchismo con un Consejo de administración que es un comisariado político. Es vergonzosa la sumisión de las organizaciones que representan a los periodistas y que los sindicatos acepten la utilización espuria del Ente Público. No es una novedad, ya que coloca a amigos y militantes del partido sin formación y experiencia, ignorando el mérito y la capacidad, en la Administración y las empresas públicas. Conde-Pumpido ha alcanzado el mayor nivel de degradación para un jurista al someterse al sanchismo y convertir el Tribunal Constitucional en un órgano político. Nunca puede imaginar que sucedería algo así. Sánchez ignora al Senado e intenta manejar el Congreso por medio de «cariño» Armengol. La lista es más larga, pero es evidente que retrocede la calidad democrática.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).