Historia

La olvidada fuente de las campanillas del Retiro de Madrid

Desde que fue levantada en 1634, este manantial ha pasado por todo tipo de mudanzas de aspecto... hasta llegar a la urgencia técnica que tuvo hace poco

Fuente de las Campanillas en El Retiro
Fuente de las Campanillas en El RetiroAyuntamiento de MadridLR

Una reliquia histórica... aunque bastante alejada de las formas y adornos que en su momento se le dieron y que la bautizaron. La que muchos conocen como fuente de las Campanillas tiene su origen, nada menos, que en 1634. Es uno de los surtidores más antiguos de estos jardines, encargo de reyes. También le debemos dar el honor de ser de los pocos monumentos que han sobrevivido a alcaldes, cambios de gusto estético y todo tipo de penalidades. La fuente, como decíamos, nació en 1634 como parte del Jardín Ochavado del Palacio del Buen Retiro, y en el centro del estanque contaba con un pequeño templete de estilo chinesco al que se accedía a través de un puente o rampa, y del que colgaban una serie de campanillas que sonaban... y de ahí su nombre.

Templete chinesco en el estanque
Templete chinesco en el estanqueBNE

Con todo, en el siglo XVII, el paisaje desde este lugar era muy diferente, el Jardín Ochavado era un ejemplo perfecto de jardín barroco de la época de los Austrias. Un espacio de paseo y diversión en el que se combinaba la jardinería, el agua, la arquitectura, los juegos y la escenografía.

Creado para la diversión del rey, debía ser un lugar casi laberíntico y con recovecos. Un lugar en el que, a diferencia de hoy en día, en que los adultos no hacen juegos “de niños”, por aquel entonces los mayores disfrutaban corriendo entre los árboles o escondiéndose.

En la reforma del siglo XIX, que ya sabemos que los gustos estéticos cambian, la torrecilla se sustituyó por un templete chinesco. De este templete colgaban unas campanillas que sonaban por la acción del viento. Por este motivo hoy se le llama Estanque de las Campanillas, aunque hace mucho tiempo que desaparecieron.

Lo cierto es que el aspecto actual del estanque se debe a la reforma de principios de siglo XX. Entonces se hizo la gruta de rocalla, que es también una fuente de la que mana agua. El sonido del agua cayendo por la roca contribuye al ambiente bucólico de la zona. En esta reforma se suprimió la pasarela de acceso a la isla.

Todo el estaque está cercado por una barandilla de hierro que sigue la peculiar forma del estanque. A pocos metros de la barandilla hay un cartel explicativo que cuenta su historia y muestra algunas imágenes de época.

Desde entonces ha sufrido mínimas transformaciones, como la instalación de una depuradora en los años 80 del pasado siglo, el pintado del interior del vaso en distintos colores y sucesivos tratamientos de impermeabilización. Muchos de los ladrillos e instalaciones que la rodean tienen cientos de años.

El paso de Filomena

La gran nevada que asoló Madrid también tuvo una lectura en este jardín histórico. Y consecuencias. De ahí que el Ayuntamiento de la capital realizase actuaciones sobre el vaso del estanque, así como en su muro perimetral, corrigiendo las deficiencias estructurales que se han visto agravadas, no solo por el paso del tiempo, sino como consecuencia del paso de Filomena. Se cambiaron los equipos de bombeo de depuración y recirculación con la instalación de dos bombas: una de recirculación de la fuente central de rocalla y otra de los mascarones de granito. Esta última parte es de especial importancia, pues se desmontó de manera ordenada la rocalla superior y la estructura que la sustenta, utilizando el armazón de metal como plantilla para la elaboración de una nueva estructura siguiendo el trazado original, de medidas y composición similar a la existente. Todo para no alterar más de lo necesario, lo que en definitiva apuntó la ciencia y la técnica actuales, una fuente que ha mudado en exceso su aspecto desde aquel 1634 en que las cosas se hicieron al gusto de los Austrias.