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Vecinos
Una cubrición que supera el precio de la vivienda nueva
Asociaciones vecinales denuncian el proyecto para la M-30 , mientras el Ayuntamiento defiende la mejora para la ciudad
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El proyecto del Ayuntamiento de Madrid para cubrir un tramo de la M-30 en la zona de Ventas ha generado un debate entre las autoridades municipales y las asociaciones vecinales de los distritos de Ciudad Lineal y Salamanca. Mientras el Consistorio defiende la iniciativa como una mejora urbanística y medioambiental, algunos residentes expresan su oposición, argumentando preocupaciones económicas, ambientales y sociales. Organizaciones sociales y vecinales de ambos lados de la M-30 junto con Ecologistas en Acción y la Plataforma por el Derecho a la Ciudad han habilitado un espacio de encuentro denominado «Plataforma de Afectados M30». Con esta iniciativa, según señalan, tratan de conseguir que el Ayuntamiento atienda a «los intereses reales de los barrios afectados por el proyecto, que abandone la cubrición del tramo previsto e impulse el estudio y desarrollo de propuestas serias de reducción del impacto de la M-30 en todas las zonas afectadas».
Según trasladan a este periódico, el descontento se basa en que no se ha tenido en cuenta la opinión de los vecinos, la iniciativa no surge de una necesidad real de los barrios y que las cifras son desorbitadas. «En menos de dos kilómetros contamos con seis puentes, por lo que el tema de comunicación lo tenemos más que solucionado. Además, hemos hecho cálculos, en base a lo que se está haciendo en Madrid y vamos a pagarlo a precio de vivienda nueva por metro cuadrado», explica Enrique Astiz, vecino del barrio de la Concepción. La nueva adjudicación, de 71,9 millones de euros, supone que el precio medio de metro cuadrado ascienda a 4. 343 euros. Mientras que el precio de metro cuadrado de vivienda de nueva construcción se sitúa en 4.333, según Idealista. «Nos parece inasumible. Los costes para que se haga el nuevo campo del Atleti supusieron 178 euros por metro cuadrado, mientras que la reforma del Parque de La Elipa, que está todavía en marcha, nos está costando18 euros por metro euros a los madrileños», apunta Astiz.
Por otro lado, la cubrición supondrá para la Junta de Ciudad Lineal una inversión del 30% de su presupuesto anual y un 60% a la del distrito de Salamanca. «Pensamos que el objetivo es otro. El fomento de la turistificación y que esté al lado de la Plaza de Toros, lo convierte en una obra muy golosa». Desde el punto de vista técnico, piensan que las medidas que se van a tomar son «algo particulares». «La losa con la que pretenden cubrirlo tendrá dos metros de altura e irá apoyada sobre unas 100 columnatas. Esto significa que ni vamos a ganar en pureza del aire ni a nivel de ruidos, porque se generará el efecto túnel», añade este vecino.
Respecto al ruido, Alejandro Martín, vecino de Fuente del Berro, señala la construcción de un auditorio de 300 plazas y dos kioskos en los al rededores de la Plaza de Toros de Las Ventas que aparece en el anteproyecto. «Pone que no tendrán necesariamente terraza, pero tampoco te dice que no las tendrá. Esto nos hace suponer que va a haber más impacto de ruido». Desde la Plataforma defienden que se trata de una «mera invención para seguir explotando económicamente la zona».
Otra de las preocupaciones de los vecinos es el impacto ambiental de las obras, que implicarán la tala de hasta 54 árboles sanos en la zona, algunos de ellos centenarios. «Dicen que van a plantar 200 árboles sobre la losa con 1,25 metros de tierra. Pero lo cierto es que serán arbustos, porque todo el mundo sabe que es imposible que un árbol eche raíces con tan poco espesor de tierra», sentencia. Por su parte, Martín, recuerda que esa gran masa de árboles con la que llevan años conviviendo en el barrio es lo que realmente les «aisla» del ruido y la contaminación. «Sobre la maqueta lo han presentado muy bonito, como un bosque, pero lo cierto es que los arbustos no van a compensar lo que hemos tenido hasta ahora y un 30% de la superficie va a ser zaorra». Por su parte, Astiz pone en el foco la zona de Antonio Pirala: «Desde hace años es una zona habitada por inmigrantes, vecinos que hacen uso de las instalaciones deportivas y tienen sus vidas allí. Eso va a desaparecer, por lo que la cubrición también tendrá efectos sociológicos».
Las molestias derivadas de las obras también son motivo de inquietud. Los vecinos temen que la construcción genere ruidos, aumento del tráfico y alteraciones en la vida cotidiana del barrio durante un período prolongado. «Nos han informado de que las obras se harán por la noche, para generar las mínimas molestias a los vecinos, pero es que hay que dormir. No pueden meternos unas grúas a picar el asfalto de madrugada. Es un planteamiento que no está pensado para la ciudadanía», sentencia. Desde la plataforma aseguran que no están en contra de mejorar la ciudad, pero están convencidos de que la gran cantidad de dinero podría invertirse en necesidades más urgentes. «Somos diferentes barrios. Hay muchas necesidades: bibliotecas, centros culturales, de día para nuestros mayores, polideportivos y espacios para nuestro jóvenes... en definitiva, tenemos otro tipo de necesidades y queremos otra cosa para nuestro barrio».
Posición del Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Madrid defiende el proyecto como una solución para conectar los distritos de Ciudad Lineal y Salamanca, actualmente separados por la M-30. La intervención contempla la construcción de una losa de hormigón de 16.550 metros cuadrados sobre la autopista, creando un espacio verde que reducirá la contaminación acústica y mejorará la calidad de vida de los ciudadanos. Fuentes municipales destacan que más del 50% de la nueva plataforma estará destinada a zonas verdes. «Lo que nos hacen llegar desde los dos distritos, Salamanca y Ciudad Lineal, es precisamente todo lo contrario: que los vecinos no solo quieren este cubrimiento que se va a hacer, sino que querrían incluso más», aseguran desde el Área de Gobierno de Obras y Equipamientos después de trasladarle las quejas de la plataforma vecinal.
El proyecto forma parte de un plan más amplio de transformación urbana, destinado a reducir la barrera que supone la M-30 para la cohesión de los barrios madrileños. Aunque el Ayuntamiento reconoce las preocupaciones vecinales, mantiene su compromiso con la iniciativa y ha mostrado disposición a dialogar con los residentes para minimizar el impacto de las obras. «El cubrimiento será un proyecto transformador que mejorará la calidad de vida de los vecinos, ya que estos ganarán un gran espacio que antes no tenían para su disfrute. Además, la actuación permitirá conectar peatonal y paisajísticamente los distritos de Salamanca y Ciudad Lineal, algo que no solo mejora la accesibilidad y la calidad ambiental del entorno, sino que profundiza en una de las prioridades de este equipo de gobierno, que es la cohesión territorial», apuntan.
Respecto a otras necesidades de los vecinos, aseguran estar llevando a cabo un esfuerzo sin precedentes en la ciudad en materia de nuevos equipamientos. En concreto, en Salamanca se ha ampliado recientemente el centro cultural Buenavista y en la actualidad estamos construyendo en el barrio de Guindalera una escuela infantil, un centro de mayores, un centro de día y una ludoteca. En el caso de Ciudad Lineal, se ha construido un centro de mayores, un centro de servicios sociales, una comisaría de Policía Municipal y una base operativa de SAMUR-PC, desde que comenzó el mandato popular. Además, este año se empezará a construir un centro cultural y juvenil en la calle Canal de Panamá. «El compromiso del Ayuntamiento con los vecinos es claro y por supuesto, seguiremos trabajando en dotar a todos los distritos de Madrid, a los 21, de los mejores equipamientos», sentencian.
A pesar de las críticas, el Consistorio tiene previsto iniciar las obras en primavera, siguiendo las fases establecidas en el proyecto. Mientras tanto, las asociaciones vecinales continúan organizando reuniones y concentraciones para expresar su desacuerdo y exigir cambios en la planificación. El debate sigue abierto y las posturas parecen alejadas. En las próximas semanas, están previstas nuevas reuniones entre representantes municipales y asociaciones ciudadanas, en un intento por acercar posiciones y encontrar soluciones que satisfagan a todas las partes involucradas. Este caso refleja la complejidad de las intervenciones urbanísticas en grandes ciudades, donde la búsqueda de mejoras infraestructurales debe equilibrarse con las necesidades y preocupaciones de la comunidad local.
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