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Neurociencia
“Europa se encuentra, una vez más, fuera de la carrera tecnológica”
Muchas empresas tecnológicas europeas buscan entornos más favorables: el 30% de los unicornios europeos han trasladado sus sedes al extranjero, principalmente a EE.UU.
“Primero de todo debemos decir que la IA está suponiendo una nueva revolución industrial, seguramente la más importante desde la primera, ya que supondrá un cambio de paradigma en el mundo en que vivimos”. Así lo explica Juan Graña, CEO de Neurológica. “Lo cambiará todo, desde nuestra sociedad, el modo en que interactuamos y nos comunicamos, las economías, los trabajos… y cómo no, generará una industria nueva de alto valor para los países más implicados”. Pero, ¿Europa está preparada?
¿Cómo ves la posición de Europa en el desarrollo de la inteligencia artificial en comparación con potencias como Estados Unidos y China?
Dentro de la industria tecnológica, Europa ya perdió en el pasado la carrera de la web, la del móvil, la de la nube y estamos perdiendo la de la IA. Por poner un ejemplo muy evidente: sobre el porcentaje de patentes sobre IA concedidas actualmente, China supone un 61% contra un 21% a Estados Unidos. Pero lo realmente dramático es que Europa cuenta con menos de un 2%. Da la impresión de que no estamos a eso. Es evidente que una vez más nos encontramos fuera de la carrera tecnológica, posiblemente más importante de nuestra historia.
Pero sí que reglamenta… ¿Esto es una ventaja o un obstáculo?
En regular Europa sí ha sido siempre pionera, pero las regulaciones son imprescindibles, tanto para los desarrollos de la industria como para los usuarios de la tecnología. Y todos pedimos regulaciones, pero cuando solo hablamos de regular sin más, sin aportar o favorecer un contexto empresarial que permita la generación y crecimiento de la industria tecnológica, algo no estamos haciendo bien. Parece que los únicos temas que cuentan en la agenda europea son el clima, el género y las fronteras. Europa siempre ha estado a la vanguardia de la innovación y del desarrollo industrial y tecnológico, ¿qué nos ha pasado?
Buena pregunta…
Ursula von der Leyen habló de “valores” en la IA, mientras que Estados Unidos se centra poderosamente en la “creación de valor”. Y esa es una forma fundamentalmente diferente de ver las cosas. Europa ha descuidado por completo ese aspecto de creación de valor cuando se trata de tecnología. En Europa han sido los políticos los encargados de crear la normativa, en EE.UU. es un esfuerzo conjunto entre los legisladores y la industria implicada, ahí se puede ver la diferencia. Europa acabará convirtiéndose, para los de fuera, en un gigantesco museo; y para los de dentro, en un gigantesco geriátrico lleno de gente que quiere vivir bien, mientras en otras geografías crecen sus economías desarrollando industrias de alto valor.
“La protección a los ciudadanos es compatible con unas normas que favorezcan el desarrollo tecnológico, y las leyes actuales generan más inseguridad que certezas a la industria”
Como empresa europea de IA, ¿cómo afecta a Neurologyca esta situación?
Empresas como la nuestra pueden tener por delante oportunidades estratégicas, pero también desafíos regulatorios que las lastran. De por sí, el mercado europeo es más lento, burocrático y conservador, y las regulaciones han venido a echar gasolina al fuego. Tenemos fuertes barreras al acceso de los datos que otros países no tienen. Además, hay menor oportunidad de inversión y financiación, por tanto, mayor dificultad de acceso a talento y recursos de computación que son claves para la competitividad. Por eso las empresas se van.
Vayamos a lo concreto: ¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades del ecosistema europeo de inteligencia artificial?
El ecosistema europeo de IA está bien posicionado en áreas como la ética, la regulación y la investigación científica, así como industrias enfocadas a la sostenibilidad, pero se enfrenta a retos en términos de innovación rápida, financiación y escalabilidad. Apenas existe acceso a fondos de capital riesgo como en otros países para tener el combustible necesario para el crecimiento. Las políticas europeas de IA, es verdad que garantizan un desarrollo más ético y centrado en el ser humano, pero están lastradas en su capacidad de competir a la velocidad de innovación de otras potencias globales al no contar con el ecosistema tecnológico adecuado. Somos más lentos en el desarrollo de nuevas tecnologías y avances en IA en comparación con otros gigantes tecnológicos globales. Las estrictas regulaciones, aunque necesarias para asegurar el uso responsable de la IA, retrasan el despliegue rápido de innovaciones.
Mario Draghi escribió recientemente un informe que retrata muy bien nuestra realidad, y comenta que las empresas están obstaculizadas por regulaciones limitantes.
¿Cómo ves la colaboración entre los países europeos en proyectos de IA?
Ese es uno de los puntos débiles actuales. El ecosistema tecnológico está totalmente atomizado, no hay un entorno favorable para la colaboración entre países en investigación y desarrollo. A pesar de ser un bloque unificado en muchos aspectos, Europa sigue estando fragmentada en cuanto a lenguas, normas locales y regulaciones nacionales. Esto dificulta la creación de un mercado único y una infraestructura unificada, lo que limita la escalabilidad de soluciones de IA. Esa colaboración debería ser favorecida por las instituciones europeas con programas dinámicos de colaboración entre empresas, institutos tecnológicos, mundo académico, etc.
¿Qué debe hacer Europa? ¿Le queda alguna oportunidad para destacar?
Lo primero que debería hacer es favorecer una mayor inversión y más acceso a capital riesgo, potenciar sus propios fondos a la innovación y promover las asociaciones público-privadas. Sin esa base es imposible el crear el entorno de crecimiento adecuado. Además, debe evitar la fragmentación del mercado mediante la creación de algo parecido a un mercado unificado digital que favorezca la interacción de todos los actores, armonizando normativas para todos los países y políticas de tratamiento de datos. De lo contrario nos encontramos en un entorno caótico y con alta incertidumbre.
El marco regulatorio, además, debería ser claro, bien definido y flexible para que no frene la innovación. Pienso que la protección a los ciudadanos es compatible con unas normas que favorezcan el desarrollo tecnológico, y las leyes actuales generan más inseguridad que certezas a la industria.
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