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Verde

Las estaciones de servicio se suman a las «moléculas verdes»

Moeve integra en sus renovados hubs puntos de recarga eléctrica ultrarrápida, biocombustibles e hidrógeno para cubrir cualquier necesidad de los conductores del futuro

Moeve está refomando 1.800 estaciones de servicio en España y Portugal MOEVE

Sostenible y conectada. Si hay dos palabras que definen la movilidad del futuro son estas. Al menos, a tenor de lo que se habló y comentó esta semana en Madrid durante la tercera edición del Global Mobility Call (GMC). Drones, vertipuertos, estaciones de servicio, sharing de bicicletas eléctricas, proyectos de producción de hidrógeno, de biocombustibles o programas para adaptar las infraestructuras civiles (como puertos o carreteras) al cambio climático compartieron espacio en el recinto ferial de Ifema. Un total de 104 expositores, entre organizaciones (pesos pesados como WWF, Pacto Mundial de la ONU, la Asociación Mundial de Carreteras o la Agencia Internacional de la Energía), empresas y administraciones públicas tomaron el pulso al proceso de transformación que vive la movilidad, al papel de la electrificación y sus retos y grado de implantación por países, los nuevos biocombustibles y moléculas verdes como el hidrógeno, la multimodalidad del transporte o la digitalización de las infraestructuras viarias.

Pero para cambiar «primero hay que entender en qué situación estamos», como comentó Lars Hoffman, periodista experto en movilidad en Todos Eléctricos y conferenciante, quien ejerció de moderador en una de las mesas programadas durante la feria: «Lecciones aprendidas en Europa, perspectiva de futuro». Durante su presentación recordó, además que «hay dos transiciones que se mueven en paralelo: la eléctrica y la de la movilidad». Dos transformaciones a las que se suma también una capa digital con la incorporación masiva de datos: «Los automóviles serán como los teléfonos, contarán con todo tipo de sensores y se comunicarán con la carretera», afirmaba uno de los ponentes, Sampo Hietanen, propietario de Aspectu Oy, quien también habló de otra tendencia del sector: la movilidad compartida, una solución que gana posiciones en un mundo en el que «los coches suponen el 20% del gasto de los hogares y se usan un 4% del tiempo», comentó.

Maya Ben Dror, cofundadora de la empresa Complexchaos, vivió más de una década en China y explicó parte del éxito de la movilidad eléctrica en este país: «En 2012 conducía ya un eléctrico que recargaba en 20 minutos y pagaba de forma sencilla, igual que lo hacía por mi servicio de telefonía móvil. China entendió pronto que moverse es un derecho básico y el cambio tecnológico que venía por delante y que dejaba atrás los combustibles fósiles. Empezaron con pequeños pilotos en ciudades que han ido ampliando de forma coordinada».

El derecho y libertad de moverse fue uno de las ideas más repetidas durante el debate y un punto clave, dijeron los ponentes, para entender la movilidad del siglo XXI. Es necesario poner al usuario y sus necesidades en el centro de la movilidad. Europa es una gran impulsora de la movilidad eléctrica (aunque está lejos todavía de China, líder mundial en electrificación), pero también busca desarrollar la economía del hidrógeno como combustible y cuenta con objetivos para la incorporación paulatina de biocombustibles de segunda generación –fabricados, por ejemplo, con restos de poda– en los tanques de los coches de combustión actuales. Pierre-Yves Sachet, vicepresidente ejecutivo de Mobility & New Commerce de Moeve (hasta hace unas semanas Cepsa), puntualizó que «es importante ayudar al usuario de coche y, en el caso del eléctrico, esto pasa en España por añadir puntos de recarga ultrarrápida. Existe el miedo todavía hoy a quedarse tirado con el coche sin batería y sin poder cargarla y esto se resuelve con más red y más hubs de recarga. Hace tres años se celebró el primer Global Mobility Call y, entonces, solo hablamos de complejidad y de que nada ocurría. Ahora, hay signos para el optimismo, aunque no todo esté solucionado», advierte. Para Sachet está claro que el momento en el que estamos y el futuro tienen algo en común: que «la demanda no va a ser homogénea». Es decir, que cada cliente necesitará un combustible diferente en función de si se trata de un particular o un transportista de larga distancia y del uso que haga de su vehículo. «Este es el punto de partida», dijo Sachet.

Bajo este prisma se encuadra el concepto de nueva estación de servicio que Moeve acaba de presentar. Estaciones pensadas como un hub en el que el usuario encuentre lo que necesite en función del coche que tenga. «Lo que vamos a tener es una oferta multi-energía. Un transportista va a poder necesitar carga eléctrica ultra rápida para camiones. Estamos hablando de 300-500 kilovatios o de un MW de potencia, que son potencias enormes. Obviamente, para el vehículo ligero, la carga eléctrica va a ser esencial pero hay que ayudar a los conductores. Por eso, queremos posicionarnos como un líder de la carga ultrarrápida, aquella igual o superior a 150 kW, que corresponde a una carga del 80% de la batería en 20 minutos. Vas a encontrar estos cargadores en nuestras estaciones. Pero, además, vas a tener estos cargadores en forma de hubs, en la mayoría de los casos, donde haya más de un punto de recarga ultrarrápida, para que no haya frustración a la hora de encontrar un punto que no funcione o evitar colas como hemos visto en algunos casos recientes», prevé. Con ello quieren garantizar que «ese miedo a no encontrar un cargador que funcione desaparezca», mientras ofrecen al cliente de coche eléctrico una marquesina donde puede estar tranquilo y resguardado del sol o la lluvia y diferentes espacios en los que poder descansar o pasar un rato como el Moeve Market o los servicios de restauración de R’spiro o los food halls del grupo. Los puntos de recarga también están pensados para facilitar el pago (una de las grandes reclamaciones de los conductores de coche eléctrico) «Este cliente podrá pagar con todas sus aplicaciones, la nuestra o las del mercado», dice Sachet.

Pierre-Yves Sachet, CEO Moeve DAVID JARLA RAZÓN

Cambio de paradigma

Para el resto de conductores que no viajan en eléctrico puro «vamos a servir diésel HVO (gasóleo sintético derivado del aceite usado), que ya comercializamos más dedicado al mundo del transporte pesado». En el futuro avanza que también podrían servir hidrógeno en una de sus formas (gaseosa o líquida), que son dos tipos de consumo muy distintos. «Somos agnósticos respecto a la tecnología. Lo que queremos es satisfacer la demanda del cliente donde sea», comentó el directivo de Moeve.

La multienergética, además, está llevando a cabo la transformación de las 1.800 estaciones de servicio que opera en España y Portugal, al mismo tiempo que presenta su nueva imagen corporativa. Con este cambio quiere reflejar ante la sociedad su compromiso con la transición energética iniciada en 2022 con su programa Positive Motion.

Este giro empresarial les ha llevado a desprenderse del 70% del total de su negocio de petróleo. Sin duda, ese ha sido su mayor hito en estos dos años, aunque no el único. A día de hoy distribuyen SAF (combustible sostenible de aviación) en siete aeropuertos y están invirtiendo tanto en tecnología de producción de hidrógeno verde con la intención de convertirse en líderes europeos como en fabricar biocombustibles de segunda generación. El total de inversión previsto hasta 2030 en estas moléculas verdes se sitúa entre los 7.000 y 8.000 millones de euros. «Más del 50% de nuestro beneficio provendrá de soluciones renovables en 2030, en solo seis años. En 2022 anunciamos la nueva estrategia del grupo pensada para pivotar hacia una posición referente en la transición energética mediante inversiones importantes en moléculas verdes y movilidad eléctrica, y ahora era el momento de anunciar el cambio porque ya hemos alcanzado hitos importantes que demuestran que estamos haciendo lo que anunciamos», concluye Sachet.

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