Ibiza
Las fotografías que enseñaron a mirar
El Mnac acoge una amplia retrospectiva de los trabajos de Oriol Maspons, de los años 50 hasta sus últimos encargos
El Mnac acoge una amplia retrospectiva de los trabajos de Oriol Maspons, de los años 50 hasta sus últimos encargos
El colombiano Pedro Balas tenía los dedos largos y sonrosados, perfectos para escribir a máquina. José Friega podía saltar hasta dos metros sin impulso y sin zapatos. Con zapatillas rompíó el techo de la prisión. Javier Calvo había guardado el ojo de Utnamok en el bolsillo de sus pantalones rojos, pero había perdido sus pantalones rojos. Miguel Aguilar tenía un hermoso flequillo al que le encantaba peinar a la izquierda e imaginar que era Lucky Luciano. Y Oriol Maspons sabía como nadie cómo capturar con una cámara las habilidades y esencias de todos sus modelos. Hay verdades como puños que es imposible llevar la contraria. Y después hay fotografías que lo prueban y en un juicio provocarían hasta desmayos.
Oriol Maspons es uno de esos fotógrafos que enseñaron a mirar a toda una generación. A partir de los años 50 renovó la idea de la imagen como herramienta sentimental de comunicación, afirmación y revelación de la realidad. Asociado de forma autómática con la gausche Divine o el movimiento hippie de Ibiza por su capacidad de dibujar como nadie la modernez, su trabajo va mucho más allá de un simple planteamiento pop y a lo largo de su carrera logró evocar como nadie la vida que se respira cuando caen las sombras y los más impacientes apartan la mirada. Él siempre demostró que quien aguanta el objetivo consigue el premio de lo escondido.
El Museu Nacional de Catalunya (MNAC), que custodia el fondo documental de Maspons, recupera ahora 530 fotografías y más de 200 documentos en una gran retrospectiva. Bajo el lema «Fotografía útil», la muestra se podrá ver hasta el 12 de enero de 2020 y quiere descubrir el trabajo más desconocido de un hombre complejo. Comisariada por Cristina Zelich, la exposición contextualiza la obra de Maspons según los encargos profesionales que éste recibió, dejando claro que nunca buscó la artificialidad de fotografía estética y artística, sino que su voluntad siempre fue capturar la imagen como arma arrojadiza de una idea o de una voluntad.
De esta forma, a partir de un fondo formado por 7.000 fotografías en papel, negativos y documentos, Zelich ha incidido, sobre todo, en descubrir algunos trabajos poco conocidos e incluso inéditos. Como ejemplo, hay que destacar un conjunto de fotografías realizadas en Cuba durante un viaje que el fotógrafo realizó en 1967 en compañía de Jose Agustín Goytisolo, para un proyecto en común que nunca llegó a ver la luz porque al fotógrafo no le convenció el texto final propuesto por el escritor. Y eso que lo que más le gustaba a Maspons era ver publicados sus trabajos. Muy poco debió gustarle el texto.
Otro de los fragmentos inéditos de la exposición son algunas fotografías de la época «amateur» de Maspons, realizadas en los años 50 en París, Londres e Ibiza, dónde retrató la modelo Monique Koller y tomó fotos de la arquitectura ibizenca. También se exhiben reportajes nunca publicados realizados en Managua (Nicaragua) y Sudáfrica. Los inéditos permiten completar el puzzle de un creador que supo documentar ocmo nadie la época que le tocó vivir.
La exposición agrupa en dos ámbitos la trayectoria profesional del fotógrafo, dedicando el primero de éstos a sus trabajos relacionados con el mundo editorial y discográfico. Maspons trabajó con las editoriales Seix Barral y Lumen, para la colección «Palabra e Imagen» de ésta última, pionera en España en la edición de fotolibros. Además, ilustró las guías «Això també és Barcelona» y «Barcelona Pam a Pam» y fotografiar la ciudad para la revista «Cuadernos de Arquitectura». Asimismo, el fotógrafo retrató exponentes de la Nova Cançó, por encargo de Edigsa y Concèntric, cómo Raimon, Joan Manuel Serrat, Lluís Llach, Els Setze Jutges y María del Mar Bonet.
A vueltas con la publicidad
Tras asociarse con Julio Ubiña en 1957, el estudio vivió el despertar publicitario que experimentó España durante la década de los sesenta. Maspons colaboró en anuncios como los de Lavanda Puig y los encendedores Flaminaire. Buen conocedor de sus modelos, las vació de significado y así descubrió una nueva sensualidad, cosmopolita y moderna, al público. La muestra acaba con sus grandes reportajes para publicaciones como «La Gaceta Ilustrada» y Destino, de foto-relatos a ilustraciones de textos.
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