Senegal
Una mirada única en primera persona sobre la migración
El fotógrafo Fernando García Arévalo inaugura en Cádiz la exposición fotográfica «En lo más ancho del Estrecho. 25 años, 25 historias»
Con el conocimiento y la autoridad moral de quien lleva 25 años de su vida trabajando en el tema de las migraciones, a Fernando García Arévalo le gusta «hablar claro». Y no es optimista, aunque tampoco pesimista. Simplemente es realista y considera que «el problema de las migraciones no tiene solución». No lo tiene por muchos factores, aunque ningún discurso por muy bienintencionado que sea debe ocultar que, –como mantiene Sami Naïr, al que cita con frecuencia durante la conversación– se trata de un «problema». Con muchas ramificaciones, sí, pero poner sólo el acento en el drama humano es obviar otras variables.
García Arévalo fue el primer fotógrafo que captó el momento de la llegada a las costas españolas de los inmigrantes en el Estrecho. Era septiembre de 1992. La llegada de pateras sorprenden ahora a los bañistas en playas urbanas, pero hace más de 25 años había que dormir mes y medio «en el coche de mi padre» para otear la llegada de una embarcación. Por eso, esas primeras imágenes, «hechas desde el mar» dieron la vuelta al mundo. Desde ese momento y hasta 2017, García Arévalo ha dedicado 25 años a estudiar en profundidad esa otra realidad. Ha viajado por medio mundo y se ha impregnado de una realidad muy diferente de la que se explica desde algunas tribunas. Recuerda a Bertold Brecht: «Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad».
Esa experiencia es la que brinda ahora a través de la exposición «En lo más ancho del Estrecho», que se inaugura este miércoles 19 en la galería de arte Baluarte de San Roque, en Cádiz. La muestra recoge las entrevistas que ha realizado a migrantes de todo tipo, a sus familias y a mafiosos que controlan fronteras y flujos humanos irregulares; ha indagado sobre las condiciones de vida y de trabajo de los inmigrantes en suelo europeo; ha sido testigo de entierros, de saltos de valla o de vida inhumana en bosques donde los migrantes pasan meses escondidos.
Si existiera una varita mágica para frenar esos movimientos migratorios, ésta pasaría por fomentar la ayuda al desarrollo. Pero es muy difícil porque el dinero no se emplea bien y la realidad es que «las mafias son un asunto dificil de controlar sobre todo en estados fallidos como Libia. Eso es el Oeste americano».
Pero hay otra realidad más allá de las personas que huyen de la miseria o de la guerra. Hay un porcentaje de personas que deciden cumplir su sueño europeo. «Hay una actitud de la que no se habla que es la del migrante que quiere venir. Muchos de los que he conocido no lo necesitan, aunque sea políticamente incorrecto decirlo. Entiendo que busquen un mejor nivel de desarrollo pero no viven oprimidos ni mal». La ventaja de García Arévalo es que no toca de oídas. «Hay zonas de África muy ricas donde se vive muy bien. Por ejemplo, la zona sur de Senegal, aquello es el paraíso con aldeas rodeadas de naturaleza».
La muestra, que ha realizado un itinerario por la provincia, estará en la capital gaditana hasta el 16 de marzo de 2019.
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