Famosos
Una familia sin apenas relación
La separación de Palomo Linares y Marina Danko, en 2011, supuso la ruptura de la unidad familiar
Formaban una de las parejas más atractivas de los ruedos, pero, tras 34 años de matrimonio y tres hijos en común, Sebastián Palomo Linares y Marina Danko anunciaban su divorcio en 2011. Entre los motivos de la ruptura los rumores apuntaban a dificultades económicas y estilos de vida distintos – incluso se habló de una tercera persona por parte de él–, aunque la representante del diestro, Luisa Mata, desmentía que tuvieran problemas financieros derivados de su explotación ganadera y que la colombiana prefiriese la vida en la ciudad y el torero su retiro en el campo.
La verdadera razón fue, según Mata, «el desgaste» tras vivir «tantos años juntos». Sus tres hijos, Sebastián (39), Miguel (36) y Andrés (28)m no tardaron en tomar partido por uno u otro de sus progenitores. El primogénito y el benjamín lo hacían del lado de su madre y el mediano, del de su padre. Sebastián y Miguel han sido quienes han heredado la pasión por los toros. El primero tomó la alternativa en 2007 en Pontevedra de la mano de César Rincón y con José Tomás como testigo, aunque una lesión le hizo cambiar los ruedos por la fotografía. Miguel también fue novillero, pero lo dejó para dedicarse a los negocios. Andrés, por su parte, toca en un grupo de música «indie».
w amor a primera vista
Aunque el primer amor de Linares fue Teresa Cantalapiedra, de Danko se prendó a primera vista. El aprendiz de zapatero convertido en torero conoció luego a la barranquillera, nieta de familia bien, cuando aspiraba al título de Miss Mundo. Su boda en 1977 fue noticia de portada de «Pueblo» y «¡Hola!», al igual que su divorcio. Cuentan que durante su luna de miel en Mallorca el personal del hotel Meliá no les vio salir de la «suite» en los dos primeros días. A los nueve meses, nacía su primer hijo y con él, una familia modélica durante más de tres décadas.
Sin embargo, la separación rompió la unidad familiar. El entorno cercano al matrimonio asegura que Linares se había convertido en un marido gruñón y malhumorado. La familia se distanciaba cada vez más, hasta el punto de que ahora, cuando se debatía entre la vida y la muerte tras su reciente operación de corazón, ninguno de los hijos ni su ex pareja le acompañó en el hospital. Sólo Concha Azuara, la mujer con la que el jienense recuperó la estabilidad sentimental hace tres años, estuvo a su lado.
Danko, diseñadora de joyas, ha rehecho también su vida sentimental. Se la relacionó con un primo hermano, aunque actualmente pasea su amor con el multimillonario suizo Fabio Mantegazza. Quién sabe si quizá ahora, con la repentina muerte del diestro, la familia vuelve a unir lazos.
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