Francis Montesinos

Francis Montesinos: «¿Bohemio? Si a las 6 estoy en pie y a las 8 en la tienda»

Francis Montesinos.
Francis Montesinos. larazonFotografía de Gonzalo Pérez

Francis Montesinos vive con doce pavos reales y doce gatos, rodeado de vegetación en una casa con huerto y jardín en Liria, Valencia. Lo que más le gusta del verano es el calor y se declara mediterráneo hasta la médula.

Francis Montesinos vive con doce pavos reales y doce gatos, rodeado de vegetación en una casa con huerto y jardín en Liria, Valencia. Lo que más le gusta del verano es el calor y se declara mediterráneo hasta la médula, en su forma de ser, de comer, de vivir y hasta de diseñar. Si hay unos trajes fácilmente identificables, son los de Montesinos. Ahí están reflejados la huerta valenciana, la traca de las fallas y las hogueras de San Juan. Aunque siempre le relacionemos con la costura, él se desmarca: «No soy modista, soy diseñador». No le gustan ni el fútbol, ni los coches. Cuando diseñó un automóvil tuvo problemas para identificar las piezas porque «me hablaban de la llanta y yo no sabía qué era eso». Y aunque las dos últimas colecciones que se vieron en la Fashion Week Madrid «son las que más me han copiado y mejor he vendido», ha sido invitado a abandonar la pasarela oficial madrileña. Eso no le resta ánimo, al contrario, lo encuentra un acicate para celebrar el próximo año sus 50 en el mundo de la moda con el estreno de la película «Francis Montesinos» y exposiciones en el Museo del Traje de Madrid, en el Textil de Barcelona, en el Galliera de París y en Casablanca.

Usted fue uno de los creadores de la pasarela Cibeles, ¿le han echado antes de que quisiera irse?

Eso lo dices tú. Yo tampoco te diría que me han echado, pero bueno, sí se ve así. Yo creo que se miente más de lo que se habla. Dejémoslo ahí porque no me gusta hablar mal de nadie. Me robaron el nombre y no dije ni quién, así que ahora es mejor dejar que todo caiga por su peso.

¿Se hubiera ido voluntariamente?

Con la nueva directora de la MBFWMadrid, seguro que sí, como todos los que se están yendo. ¿Quién es una directora para juzgar lo que un diseñador tiene o no tiene que hacer? Mejor es que cada uno haga bien su trabajo. Yo me siento muy querido en Madrid. ¿Ha visto algún desfile en el que haya más gente fuera que dentro porque no caben todos? Muy pronto desfilaré en la capital con todas las licencias nuevas. Haré un «show» casi secreto donde no habrá Vips, porque eso está muy pasado de moda. No me da pena no estar en la MBFWMadrid, todo lo contrario.

¿Usted es de los diseñadores que venden?

Sí, claro, si no vendiera no estaría aquí. Me cuesta mucho hacer un desfile y tengo muy claro que el fin es vender. Cuando perdí mi marca tardé un día en salir bajo la enseña de Montesinos Alama y cuando gané los juicios volví a ser Francis Montesinos.

¿Llevar los dos apellidos de su madre es un homenaje?

Bueno, es que Gil en Valencia no suena muy bien porque había unos grandes almacenes de ropa sencilla y, además, yo heredé la Casa Montesinos de mis abuelos por parte materna. Y aunque no quería llamarla Montesinos ni en pintura porque me sonaba a persianero, que es a lo que se dedicaba la familia, acabé cediendo. Recuerdo mi primer viaje a Puerto Banús con la furgoneta de persianas Montesinos y los muestrarios de ropa; me pararon porque era extraño.

¿Ha visto ya a Doña Letizia con un Montesinos?

Aún no, pero sería genial porque luego se vendería muy bien. No soy quién para recomendarle nada, es una mujer muy fácil de vestir porque tiene un cuerpecito muy apañado y en vacaciones podría llevar cualquier Montesinos porque le iría fantástico y muy mediterráneo.

Su ropa es de las pocas firmas españolas que se identifica fácilmente por la calle. Por eso me invitan a participar en muchas pasarelas nacionales e internacionales. Tiro mucho de la artesanía porque sin ellos no existiría el arte.

¿Zara se inspira en su ropa?

Zara copia, que es diferente. Yo creo que nos copia a todos, pero también me han copiado Valentino o Dolce & Gabanna porque mis raíces son muy claras y evidentes. Recuerdo un vestido verde con una tela que guardaba en mi cuarto de telas y con la que hice un traje en mi colección «España Kabuki», que no tenía nada que ver con lo que presentaba, pero que a mí me gustaba por su caída. Tiempo después lo vi clavado, tal cual, con el fleco, en un desfile de Alta Costura. No recuerdo quién lo copió, pero lo hizo exactamente igual, hasta ese extraño color verde.

¿Le enfadan las falsificaciones?

Cuando era joven cogía berrinches horrorosos. Ahora, todo lo contrario; me da satisfacción. No es que me guste que me copien, pero qué remedio. Es algo con lo que hay que vivir.

¿Le da rabia no haber conseguido que los hombres vistan con falda?

Sí, claro que me da rabia. A veces también puedo equivocarme, pero es difícil que en este país tan machista los hombres se pongan falda. Aunque te vas a Ibiza y ves más hombres con falda que con pantalón. Pero también disfruté mucho el otro día viendo a Miguel Bosé –que fue el primero en vestirse con mis faldas– cómo llevaba mi camisa insignia de Montesinos en su encuentro con el Papa en el Vaticano.

Se habla de lo aburrida que es la ropa de las ministras, pero no de la de los ministros.

Da igual unos que otros, todos van bastante aburridos. Yo vestí a la ministra más divina de todos los gobiernos, a Carmen Alborch, y el día de las Fuerzas Armadas iba de Montesinos con su teja y su mantilla, ¡toma ya!

¿Qué tal combinan el amarillo y el rojo de la bandera?

Lo habrás visto poco en mis colecciones porque no me gusta el amarillo. Tuve una pareja al que le gustaba mucho ese color y lo usé en un par de cosas, pero no lo he utilizado mucho porque no favorece. Lo de la bandera es otro tema, los diseñadores ingleses y los norteamericanos han explotado mucho la suya, pero el primero que no la ha explotado ha sido el Gobierno, que no ha sabido darle una categoría. Por ejemplo, mira eso que se llama La Roja, eso del fútbol, o cuando se diseña la equipación de los Juegos Olímpicos, se hace muy mal.

A usted le echan de la Fashion Week Madrid y volverá con un desfile 50 aniversario. Le quitan su nombre y lo recupera, pero le dan un palo personal con juicio incluido y ahí se viene abajo.

Así es. Creo que fue lo peor de mi vida, lo que más me ha marcado y fastidiado porque jugó con mis sentimientos y mi forma de ser. Llegó un momento en que tuve que aprender a vivir con ello porque me levantaba y solo pensaba en esa acusación tan tremenda de la que salí absuelto. Fui al psicólogo para que me ayudase. Me dañó mucho la cabeza.

¿Tiene árabes enloquecidas con su ropa?

Alguna hay y vienen con sus aviones a Valencia. Son mujeres que tienen cuerpos perfectos. Compran bien y pagan mejor.

Los artistas son bohemios, se les suele ir la cabeza y no se centran en las finanzas. ¿Es su caso?

Esa palabra de bohemio no la he entendido nunca. Recuerdo a un banquero que me lo decía y yo le contestaba que me lo explicase porque yo a las ocho de la mañana estoy en la tienda todos los días y a las seis, en pie. Así que ya me dirás qué quiere decir bohemio. Es verdad que el dinero lo manejamos mal porque tenemos otro tipo de intereses por delante de la pasta.

¿El máximo lujo cuál es?

Estar en mi casa de Liria, que me inspira muchísimo, con mi jardín, mi huerta, ese olor, los colores y recibir a los amigos. Ese es el lujo. Me gustaría aprender a decir que no porque es un fallo importante mío. Me es muy difícil negarle algo a alguien o decir un no. También quisiera que fuera dejando de irme la marcha.

¿QUÉ LLEVA EN LA MALETA?

«Ya me gustaría aprender a viajar con poco peso. Todavía soy un poco trasto, intento no llevar tanto, pero acabo echando un poco de todo por si acaso, menos el paraguas. Los de la moda creo que somos un poco así», asegura Montesinos.