Montevideo
Una hija a la medida de Ernesto Coleman, fundador de Vitaldent
El fundador de la empresa, Ernesto Colman, fue padre de su primera hija el pasado sábado con Macarena, su tercera mujer.
El fundador de la empresa, Ernesto Colman, fue padre de su primera hija el pasado sábado con Macarena, su tercera mujer.
Ernesto Colman (Montevideo, 1961) ha creado un entramado de empresas difícil de seguir. De cada nombre surgen filiales y nuevos hijos que aumentan aún más una maraña societaria difícil de deshacer. Algo parecido a lo que ocurre con la vida familiar de este uruguayo que aterrizó en España en 1989, con 189.000 pesetas en el bolsillo, y que llegó a ganar más de 40 millones en un solo año gracias al imperio, ahora caído, de Vitaldent.
Su última heredera nació el pasado 13 de febrero, tan sólo unos días antes de que el protésico dental ingresara en prisión. Colman se aseguró de que el sexo de su quinto vástago fuera femenino –ya que contaba sólo con varones de matrimonios anteriores– y para ello decidió someterse a un tratamiento de fertilidad en EE UU, donde hay clínicas que permiten elegir el sexo y hasta el color de pelo y ojos de los hijos.
Colman se había sometido a una vasectomía que decidió revertir para satisfacer su deseo y el de su tercera esposa, Macarena, de ser padres de una niña.
A Macarena la conoció en Nueva York durante los cuatro años que permanecieron abiertas las clínicas que allí abrió y que finalmente fracasaron por problemas con la fiscalidad americana. Su familia había invertido en Vitaldent y ella fue a pasar una temporada. En la Gran Manzana surgió el amor. Poco después se casaron y ella le manifestó su deseo de ser madre de una niña.
En España, los procesos de fertilidad «a medida» están prohibidos salvo en casos muy concretos en los que la alteración genética del embrión puede salvar la vida de otro de los hijos. Son los conocidos como «bebés medicamento». Sin embargo, en EE UU hay clínicas que, aprovechando el vacío legal que existe en la legislación estadounidense, permiten los bebés a la carta y aplican uno de los sistemas más costosos del momento, como es el diagnóstico genético preimplantacional.
Colman se ha casado en tres ocasiones –siempre con mujeres más jóvenes que la anterior– y tiene cinco hijos. Su primer matrimonio fue en los años noventa, cuando se instaló, en casa de unos amigos en la localidad de Móstoles y, como experto en prótesis dentales, empezó a fabricar piezas para venderlas. Las relaciones sociales siempre se le habían dado muy bien y fue en su nuevo círculo de amigos donde conoció a Viviana, de origen argentino, que poco después se convertiría en su esposa. Junto a ella empezó a poner los cimientos de Vitaldent. Y es que, sólo un año después de llegar a la capital montó su primera clínica, en la castiza calle de Rafael Calvo.
No tardó en darse cuenta de que en España ir al dentista era algo así como un lujo, a pesar de contar con uno de los mejores sistemas sanitarios de toda Europa. Vio el filón y no dudó en lanzarse. Así puso en marcha la mayor cadena de franquicias de toda Europa y, salvando las distancias con el rey de este modelo empresarial –McDonalds–, se convirtió en «McDentist».
El negocio no dejaba de crecer y, en paralelo, también lo hacía su familia. En 1993 nacía su primer hijo Lucas y sólo un par de años después lo haría Nicolás. Los primeros herederos de la «saga Colman», se convertirán en la denominación social –como dicen en el argot económico– de la principal empresa investigada por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF). Sus hijos, sin saberlo, se convirtieron en su empresa pantalla. Y es que, de acuerdo con el juez que ha mandado a Colman a prisión, a través de este laboratorio «ha creado un sistema de financiación opaco a la Administración Tributaria que le ha permitido ingresar importantes cantidades de efectivo en su patrimonio personal».
Años después de que las franquicias empezaran a eclosionar, se separó de Viviana tras conocer a Gema García, que trabajaba con él en Vitaldent. Fue a su lado, en la primera década del siglo XXI, cuando el número de clínicas que se abrían en España no pararon de crecer hasta superar las 400. Ella, treintañera, también cayó rendida ante el don de gentes del presidente de Vitaldent y, tras el divorcio de éste y Viviana, se casó con él en una ceremonia por todo lo alto. Poco después nacerían sus dos hijos, ahora preadolescentes y, también, varones.
«McDentist» ya tenía familia numerosa y decidió hacerse una vastectomía. Una operación de la que se arrepentiría años después cuando conoció a Macarena Ibáñez, de 35 años, y con la que se casó en Asturias, tras firmar los papeles de su segundo divorcio. Eso sí, la separación sólo fue sentimental, porque su ex seguía controlando más de una treintena de centros y aparece como apoderada en muchas de las empresas de Colman.
Además, los dos viven cerca y, aunque el chalé de Ernesto, diseñado por el arquitecto Joaquín Torres, es mucho más exclusivo y está dentro de La Finca –hogar de famosos y futbolistas–, la casa de Gema en Pozuelo de Alarcón también refleja el alto nivel de vida que llevan.
✕
Accede a tu cuenta para comentar