
Respuesta de EEUU
Washington y París se enzarzan en el debate más surrealista: la devolución a Francia de la Estatua de la Libertad
La Casa Blanca desprecia la petición de un eurodiputado francés y saca a colación la ayuda de Estados Unidos contra Hitler: "Sin nosotros, Francia hablaría alemán"

Por pedir que no quede. Eso debió pensar el eurodiputado francés Raphaël Glucksmann cuando se le ocurrió reclamar la devolución a su país de la Estatua de la Libertad, el símbolo de la ciudad de Nueva York (y posiblemente de todo Estados Unidos) que París regaló a los estadounidenses en 1884.
Si Estados Unidos ha ordenado que el Golfo de México se llame Golfo de América (y se ha salido con la suya), debió pensar Glucksmann, por qué no pedir que el icono neoyorquino haga el viaje de vuelta a Europa.
El problema, claro está, es que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene mano sobre Google, el dueño de los mapas en internet, que ha cedido a las presiones para rebautizar el golfo a gusto del inquilino de la Casa Blanca. Pero tiene mucho más poder sobre la Estatua de la Libertad.
La petición realizada por el político francés de centroizquierda del Parlamento Europeo se basa en un argumento con el que muchos simpatizarán: desde la llegada de Donald Trump, EEUU no representa ya los valores de libertad que motivaron el regalo francés al recién nacido país. La petición ha resultado tan llamativa que un periodista le ha preguntado este lunes por el asunto a la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, que no ha perdido la oportunidad para hacer escarnio público tanto del demandante como del asunto en cuestión.
"Por supuesto que no", dijo Leavitt al ser cuestionada sobre si el monumento sería devuelto, informa Efe. Y lo ha hecho burlándose del bajo nivel político del eurodiputado, a quien ha llamado "político de bajo nivel" y sacando a colación nada más y nada menos que a Adolf Hitler (de forma velada) y la intervención estadounidense en la Segunda Guerra Mundial que permitió a Francia librarse del yugo nazi.
"Mi consejo para ese político francés de bajo nivel no identificado sería recordarle que es solo gracias a los Estados Unidos de América que los franceses no están hablando alemán en este momento, por lo que deberían estar muy agradecidos con nuestro gran país", afirmó la portavoz.
La Estatua de la Libertad, diseñada por el escultor francés Auguste Bartholdi, fue entregada por Francia como regalo a Estados Unidos el 4 de julio de 1884, con motivo del centenario de la Declaración de Independencia. Está reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es propiedad del gobierno de Estados Unidos.
Inicialmente se concibió como un gesto monumental de amistad franco-estadounidense para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776. Pero una guerra que estalló en 1870 entre Francia y los estados alemanes liderados por Prusia desvió las energías del diseñador del monumento.
La donación también tardó en financiarse, y se decidió que los franceses pagarían la estatua y los estadounidenses cubrirían los costes de su pedestal. Transportada en 350 piezas desde Francia, la estatua fue inaugurada oficialmente el 28 de octubre de 1886.
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