Opinión
Trump iba en serio y grita
Europa boquiabierta ha dado un paso atrás no sólo figurado sino real
Europa boquiabierta ha dado un paso atrás no sólo figurado sino real. Primero ha venido el shock: al Estados Unidos de Trump, el que ahora existe, no le importamos demasiado. En segundo lugar, el americano nos ha obligado a despertarnos. Sin la ayuda americana somos totalmente vulnerables y bastantes de nuestros gobiernos siguen siendo reacios a hacer lo preciso para evitarlo.
Alguien ha dicho que, obsesionado con la rivalidad con China, Europa ha dejado de existir para Putin. Aunque la afirmación resulta un tanto descarnada, hay que abrir los ojos y reconocer que en las dos últimas semanas aflora una «RUPTURA» y se han producido tres hechos cataclísmicos, quizás más, en la relación de Washington con nosotros:
- El gobierno yanqui pregona que somos unos gorrones que los explotamos y dice que ahora nosotros debemos invertir en defensa y «pagar» de algún modo que nos protejan. Ucrania alquilando a las empresas americanas parte de su territorio y nosotros comprando importante material de guerra americano.
- Es la primera vez que Washington apoya abiertamente a partidos de extrema derecha en Europa. Así, el vicepresidente americano Vance viene a Alemania y se entrevista con el líder de uno de ellos e ignora al demócrata cristiano que seis días mas tarde ganaría las elecciones.
- La tercera primicia histórica es que en la Onu Estados Unidos ha votado una resolución junto a Rusia, Corea del Norte e Irán en contra de la postura europea en el tema de Ucrania. ¡ Ay, si Eisenhower, Kennedy, Reagan, Churchill, Adenauer y de Gaulle levantaran la cabeza!.
Que Trump sólo respeta sus intereses es algo que los líderes europeos que cuentan han comenzado a absorber y se suceden las visitas a Washington para tratar de dulcificar la postura del americano, tragarse el orgullo y adularlo, Macron, Starmer y dentro de poco el alemán. El francés ha vuelto sin excesivas promesas pero ha remachado que Europa piensa que el único agresor es Putin, no lo vamos a legitimar, y se ha atrevido a contradecir al emperador americano cuando exageraba el alcance de su ayuda a Ucrania y minimizaba la europea( En realidad nos hemos gastado más apoyando a Ucrania).
El inglés ha hecho los deberes previamente. Anuncia que el no es un chupón como otros, va a llegar a 25% en gasto en defensa e irá más allá. Luego, con un golpe de efecto, ha sacado una carta del rey británico invitando a Trump a una visita de estado a Gran Bretaña, «el único jefe de Estado que lo va realizar dos veces» ha manifestado mientras Trump se derretía con el halago, y ha obtenido algo jugoso y casi tangible. El americano ha dado a entender que a Gran Bretaña podría no imponerle tarifas aduaneras y hasta que si Londres manda tropas a Ucrania y están en apuros, Washington podría acudir en su ayuda. Es un logro importante aunque esté cogido con alfileres.
Zelenski es el último en llegar cuando escribo estas líneas. Trump lo insultó hace días tildándolo de dictador por no celebrar elecciones-algo irrealizable y suicida en plena guerra-y mintiendo groseramente sobre la ínfima popularidad del ucraniano en su país. En realidad la tiene superior a la de Trump en Estados Unidos. No puede aceptar el trato comercial leonino que le ofrecía Trump sobre las no explotadas «tierras raras» ucranianas aunque tiene que hacerle sensibles concesiones. Con ello y ante ausencia de garantías de defensa ante Rusia pretende atar algo más a Estados Unidos. El americano, aunque debe despreciar a Zelenski, ¿y a quien no?, bajó ayer el tono en una rueda de prensa fingía : «¿ Yo he dicho que era un dictador?. No me lo puedo creer». Para volver hoy, junto con Vance, a los reproches más humillantes. Han tratado de revolcar al ucraniano ante las cámaras. Insólito y BOCHORNOSO.
Dado que Trump ha legitimado con desfachatez a Putin, que su ego le empuja a parar la guerra en Ucrania a cualquier precio, lo que significa hacer concesiones sustanciales al agresor, y que en su concepción del mundo hay tres grandes actores: Estados Unidos, China y Rusia, los europeos tienen que cavilar. La administración de Trump quiere resucitar la guerra de las galaxias, es decir crear un escudo capaz de interceptar CUALQUIER clase de misil que amenaza a Estados Unidos. Para lograrlo no quiere emplear tiempo y recursos en engorros como Ucrania.
Eso compete a los europeos. Y ha llegado el momento de la verdad. Hay que retratarse y en la foto Sánchez aparece casi en cueros. De los 31 países de la Otan es el último en gasto en defensa. Y el emperador, a pesar de su incultura y desconocimiento de la historia, lo sabe. A Sánchez le chifla liderar y esta vez, por fin es verdad, es el líder de la cicatería defensiva.