Corea del Norte
Travis J. King, el soldado de EE UU que ha puesto en jaque a las agencias de inteligencia con su “huida” a Corea del Norte
Máxima preocupación. Washington ha intentado contactar con Corea del Norte para conocer el paradero y el estado de salud del soldado, pero aún no ha recibido respuesta
La suerte de Travis J. King es incierta. Una fotografía hecha pública recientemente muestra supuestamente al soldado estadounidense vestido completamente de negro y como parte de un grupo de turistas que visita el límite de la zona desmilitarizada entre las dos Coreas. Esto, antes de que presuntamente se echara a correr desde Corea del Sur hacia el otro lado, donde habría sido arrestado por las autoridades norcoreanas. Nadie sabe exactamente si hoy sigue vivo o muerto.
En los últimos días surgieron nuevos detalles que podrían proporcionar pistas en el misterio sobre por qué un soldado del Ejército de Estados Unidos de 23 años habría hecho tal cosa. Un funcionario estadounidense confirmó a ABC NEWS que el 4 de septiembre de 2022, King no se presentó a su formación diaria y, cuando se le encontró fuera de la base, declaró que «se negaba a regresar a su puesto o a Estados Unidos». En ese momento –explica esta fuente– King estaba sirviendo como explorador de caballería en el Campamento Bonifas, ubicado justo al sur del extremo sur de la Zona Desmilitarizada en el noroeste de Corea del Sur. Dado que era un explorador y debido a dónde estaba destinado, King habría sido consciente de los riesgos al cruzar la Zona Desmilitarizada, según ese mismo funcionario. Más tarde, el joven habría sido encontrado en Uijeongbu, una ciudad ubicada aproximadamente a 40km al sureste del Campamento Bonifas.
Si damos por cierto este antecedente, aunque todo dentro del terreno de la especulación, podemos decir sin temor a equivocarnos que ahora la hermética «huida» de King no es una teoría descabellada.
A inicios de esta semana, su nombre se hizo famoso cuando se escapó de la terminal del aeropuerto de Incheon, en Corea del Sur. Después, se sumó a una visita turística guiada a Panmunjeom, la fascinante zona desmilitarizada entre los dos países enemigos. Una vez allí, se cree que King se separó del grupo y saltó a Corea del Norte a través de la línea de demarcación entre los barracones azules de Naciones Unidas.
Esta Línea de Demarcación Militar ha separado a las dos Coreas desde el fin de la Guerra en 1953, por medio de un acuerdo de armisticio. Testigos del suceso contaron que el soldado americano se mofó a carcajadas cuando saltó al lado norcoreano. Habría sido, como reconoció el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, una decisión personal «voluntaria y sin autorización».
Este viernes, el secretario de Estado Antony Blinken hizo sus primeros comentarios públicos sobre King. «Estamos muy preocupados, por supuesto, por su bienestar», dijo. «Nos gustaría saber dónde se encuentra. Hemos comunicado con Corea del Norte buscando esa información. No tengo más detalles en este momento». Cuando se le preguntó si King podría ser torturado, Blinken aseveró: «Ciertamente hay preocupaciones basadas en lo que hemos visto en el pasado y en cómo Corea del Norte ha tratado a quienes detiene».
Su familia tampoco entiende nada. Han dicho a medios locales estadounidenses que «algo debe estar mal», explicó un tío de King, haciendo referencia a las razones que lo habrían llevado a cruzar. El Pentágono dice que los funcionarios de contrainteligencia trabajan sin parar en el caso.
Se supone que King volaría desde Seúl hasta Texas, donde se esperaba que enfrentara «acciones administrativas pendientes por una condena en el extranjero», según un funcionario estadounidense. Según otro funcionario, había estado detenido durante más de un mes después de un altercado con lugareños.
Hasta ahora, los esfuerzos para obtener información han sido obstaculizados por la negativa de Pyongyang a cooperar. Aunque varias agencias e intermediarios han intentado comunicarse con el Gobierno norcoreano acerca de King, ninguno afirma haber recibido ninguna respuesta y los medios estatales del país también han permanecido inusualmente callados.
«Seguimos haciendo todo lo posible para tratar de averiguar su paradero, su bienestar y su condición, y dejando en claro que queremos que regrese de manera segura y rápida a Estados Unidos y a su familia», aseguró el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. Eso sí, el Pentágono dice que no ven motivos para sospechar que el soldado planeó su cruce con el Gobierno norcoreano.
La prisa es la peor enemiga. Especialistas recuerdan que en casos anteriores que involucraron a estadounidenses detenidos, Pyongyang ignoró durante semanas cualquier acercamiento de Estados Unidos y Suecia, que funciona de enlace diplomático de Washington en Corea del Norte.
No es descabellado pensar que Pyongyang podría intentar convertir el incidente más reciente en un beneficio si percibe que tener al soldado estadounidense bajo su custodia es una fuente de influencia diplomática. Tal vez buscar un acercamiento directo con Washington. Pero incluso si hay un contacto directo entre EE UU y Corea del Norte, no está muy claro si la Administración Biden esté por la labor de gastar mucho capital político en plena precampaña para asegurar la liberación de un soldado que huyó mientras enfrentaba acciones disciplinarias.
Corea del Norte ha detenido al menos a 20 estadounidenses en los últimos 30 años. Muchos describieron haber sido torturados durante el cautiverio.
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