Guerras y conflictos
Rusia y Estados Unidos no logran frenar a Turquía
División en la Casa Blanca entre la línea del presidente y de su «número dos», que hoy llega a Ankara
Los planes de Rusia de posicionarse como la fuerza dominante en Oriente Medio se van consolidando a medida que Bachar al Asad va recuperando el control de toda Siria, y las ambiciones de Recep Tayyip Erdogan se enfrían. El acuerdo entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y el régimen de Damasco, un hito de Moscú, abre el camino a Al Asad para legitimarse en Siria. Con la salida de las tropas de EE UU, la Policía rusa se ha desplegado en la frontera sirio-turca para «velar por la seguridad» y «promover el diálogo» entre Ankara y Damasco. Así lo anunció ayer el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en una cumbre internacional celebrada en Sochi. «Rusia continuará, en el estricto marco del derecho internacional y la resolución de la ONU, promoviendo (...) la interacción entre las autoridades de Siria y Turquía para garantizar la seguridad de su frontera común», declaró Lavrov.
Para Moscú es fundamental el diálogo, que ya ha empezado a dar frutos, para impedir que surjan combates entre los ejércitos turco y sirio, ya que esto abriría un nuevo frente en una guerra que los rusos quieren cerrar. De hecho, Ankara podría desistir de controlar Manbij si Damasco se ocupa de garantizar la retirada de ese lugar de las milicias kurdas de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG). «Que el régimen (sirio) entre en Manbij no es tan desfavorable para mí. ¿Por qué? Es su propio territorio», declaró ayer Erdogan, horas antes de la visita del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, y del secretario de Estado, Mike Pompeo, que tienen previsto aterrizar hoy en Turquía. «Si Turquía entra en Siria es entre Turquía y Siria. No es nuestro problema», dijo Trump al cierre de esta edición. Parece que hay una división en la Casa Blanca entre la línea del presidente y de su «número dos».
El mandatario turco adelantó que ve imposible pactar el alto el fuego propuesto por Washington con las YPG, grupo al que considera terrorista, y ofreció como única opción la rendición de las milicias kurdas. «Nuestra propuesta es: que ahora, esta noche, todos los terroristas depongan las armas, el equipo, todo, que destruyan todas las fortificaciones y salgan de la zona de seguridad que hemos designado», afirmó Erdogan.
Pero, por el momento, las negociaciones diplomáticas no han calado sobre el terreno. Es alrededor de Ras al Ain donde se concentra la lucha más encarnizada: las FDS, dominadas por el YPG, oponen una fuerte resistencia utilizando una red de túneles, señaló a LA RAZÓN el Centro de Información de Rojava (RIC). Ayer, de nuevo, se produjeron «violentos enfrentamientos» en el noreste de Ain Issa entre el Ejército sirio y las fuerzas kurdas y los rebeldes proturcos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). El régimen y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) combaten «juntas», aseguró Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Los combates se produjeron cerca de la estratégica autopista M4, en sectores que separan los territorios bajo control de las fuerzas kurdas de las zonas ocupadas recientemente por los refuerzos sirios de Ankara. De hecho, dos soldados prosirios murieron cerca de Ain Issa por disparos de artillería de los rebeldes proturcos. Ain Issa es importante también porque hay un campo de refugiados que alberga 950 familiares (mujeres y niños) del Estado Islámico, todos extranjeros, y donde ha habido una fuga.
La artillería turca volvió a bombardear cerca de Derik, lo que marca el primer ataque de las fuerzas de Erdogan a lo largo de la línea Derik-Qamishli desde que se alcanzó el acuerdo entre el régimen sirio y las FDS.
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