El futuro de Europa

Por qué el kit de emergencia de la UE se inspira en los manuales de supervivencia nórdicos

La Unión Europea quiere que la población tenga provisiones para resistir tres días en caso de una crisis extrema

Kit de supervivencia
Kit de supervivenciaLa Razón

Por si los ciudadanos europeos no estuvieran ya estresados con las noticias de Ucrania y la amenaza rusa, Bruselas lanza una nueva advertencia. “Europa debe prepararse para la guerra”, advirtió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la semana pasada en un discurso ante una academia militar danesa. Para ello, la Comisión ha puesto en marcha una iniciativa que busca reforzar la capacidad de resistencia de los hogares europeos ante posibles crisis, ya sean conflictos armados, desastres naturales o ciberataques. La estrategia, que se enmarca dentro de un plan más amplio de preparación y respuesta, insta a los ciudadanos a contar con recursos esenciales que les permitan subsistir de manera autónoma durante un mínimo de 72 horas. La medida, inspirada en los protocolos de países nórdicos como Finlandia, Noruega y Suecia, supone un cambio de paradigma en la manera en que Europa se enfrenta a las emergencias.

El núcleo de la iniciativa se basa en la premisa de que las primeras 72 horas tras una crisis son cruciales antes de que los servicios de emergencia puedan intervenir de manera efectiva. Para ello, la Comisión Europea recomienda que cada hogar disponga de suministros básicos como agua potable, alimentos no perecederos, medicinas y material de calefacción. En este sentido, los modelos nórdicos establecen directrices claras sobre los artículos prioritarios que deben almacenarse, incluyendo linternas, velas, pilas de repuesto, cocinas portátiles y botiquines de primeros auxilios.

Los países nórdicos llevan décadas implementando estrategias de preparación civil ante emergencias, conflictos y catástrofes naturales. Países como Finlandia, Suecia y Noruega han desarrollado una mentalidad de preparación ciudadana debido a su historia y ubicación geopolítica. En estos países, las condiciones meteorológicas pueden ser extremas, con inviernos largos y temperaturas bajo cero. Esto ha obligado a sus habitantes a estar preparados para cortes de electricidad o dificultades de suministro.

Los gobiernos nórdicos han desarrollado guías detalladas para la población, distribuidas regularmente, que explican cómo actuar en caso de crisis. Finlandia, por ejemplo, es considerada la nación más preparada de Europa en términos de defensa civil, con manuales sobre almacenamiento de bienes esenciales, refugios antibombas y formación ciudadana en primeros auxilios.

El enfoque de la UE no solo abarca la preparación en términos de recursos materiales, sino también la concienciación sobre la importancia de contar con planes familiares de actuación en caso de evacuación o de fallo en los sistemas de comunicación. La recomendación de disponer de una radio de baterías o de energía solar, así como de una lista de contactos escritos en papel, responde a la posibilidad de que las redes telefónicas o el acceso a internet queden inutilizados durante una emergencia.

La Comisión Europea busca extender esta mentalidad de preparación más allá del ámbito doméstico. Para ello, se plantea la incorporación de programas educativos en escuelas y empresas que fomenten la cultura de la autoprotección. Asimismo, el plan incluye la mejora de los sistemas de comunicación de emergencia y la promoción de redes de voluntariado que puedan desempeñar un papel clave en la respuesta a crisis de gran escala.

“La Comisión ayudará a los Estados miembros a alcanzar la autosuficiencia de la población durante al menos 72 horas en toda la UE. En caso de perturbaciones extremas, es posible que las autoridades públicas no puedan cubrir las necesidades básicas de todos en el periodo inicial de una crisis”, señala la Estrategia de Preparación de la Unión a la que la Comisión Europea.

Aunque la medida ha sido bien recibida en general, algunos sectores han expresado dudas sobre su aplicación en países del sur de Europa, donde el concepto de preparación civil ante conflictos armados no ha tenido una tradición tan arraigada como en el norte. En España, por ejemplo, las estrategias de autoprotección han estado históricamente enfocadas en catástrofes naturales como incendios forestales, inundaciones o terremotos.

Con esta estrategia, la UE busca dotar a los ciudadanos de herramientas concretas para afrontar momentos de crisis con mayor autonomía. La propuesta no solo refuerza la seguridad individual y familiar, sino que también forma parte de un esfuerzo más amplio por mejorar la capacidad de respuesta de la sociedad en su conjunto. En un mundo en el que las amenazas pueden surgir en cualquier momento y de diversas formas, la autodefensa civil se convierte en un pilar fundamental de la resiliencia europea.