Sorpresa en Londres

El regreso de Lord Cameron como titular de Exteriores, movimiento a la desesperada del Gobierno de Sunak

El ex primer ministro conservador dimitió en 2016 tras perder la consulta sobre la salida de Reino Unido de la UE

Cuando se conoció el triunfo del Brexit en 2016, el entonces primer ministro David Cameron presentó su dimisión y se metió en Downing Street silbando, literalmente. Un acto involuntario quizá para un político en estado de shock que acabó convertido, según las encuestas, en el hombre más odiado del Reino Unido. Comenzaba así una de las etapas más caóticas de Westminster. Y el círculo ahora se ha cerrado porque Cameron regresa por la puerta grande convertido en Lord y responsable de la diplomacia británica. La decisión del premierRishi Sunak para resucitar políticamente a un hombre que se daba por muerto sorprendió ayer a todos, incluidas sus propias filas. Nadie, absolutamente nadie, contaba con este movimiento en la reestructuración del Gabinete, la última baza que tiene el líder tory ante las elecciones previstas para el próximo año, donde la oposición laborista saca hasta 20 puntos de ventaja. Tras más de 13 años en el poder, todo apunta al fin de una era para los tories.

Es posible que Sunak —que llegó al poder por primarias, no por examen en las urnas— busque ahora sólo satisfacción personal resucitando al archienemigo de Boris Johnson, con el que él mismo no se puede ni ver. Pero teniendo en cuenta que hace apenas unas semanas, el actual inquilino de Downing Street se presentaba como el «candidato del cambio» y «el nuevo enemigo contra el statu quo de los últimos 30 años», la repesca de Cameron es difícil de justificar. Sobre todo, teniendo en cuenta que mientras que Sunak votó por el Brexit, Cameron hizo campaña por la permanencia en la UE.

Nombrar Lord a un expolítico —metiéndole en una Cámara Alta no electa— para poder meterle en el Gabinete no es algo nuevo. Alec Douglas-Home, quien sirvió como primer ministro en los 60, luego regresó para convertirse en titular de Exteriores bajo el mandato de Edward Heath.

Algunos consideran que se trata de un golpe maestro. Hablan de un «peso pesado en el Gabinete», un «regreso a la política seria y adulta», un retorno «al centro y a la moderación». Pero más que una genialidad, los analistas lo ven como un movimiento a la desesperada, igual que el que ejecutó el laborista Gordon Brown en sus últimos días en el Número 10 rescatando a Lord Mandelson —su gran enemigo— en un intento no fructífero de dar un vuelco a los sondeos. Al menos el siniestro de Mandelson —conocido como el príncipe de las tinieblas— gozaba de gran respeto entre las filas laboristas. Algo que no se repite ahora con Cameron.

Su fichaje coincide con el despido de Suella Braverman, representante del ala dura, como ministra del Interior, algo más que esperado tras la polémica al acusar a Scotland Yard de «doble rasero» por favorecer a los manifestantes pro-palestinos. La sustituye en la cartera más controvertida del Ejecutivo Cleverly, otro partidario del Brexit, pero de talante más pragmático, que el miércoles tendrá que lidiar con la decisión del Tribunal Supremo sobre si es o no legal el plan de enviar a Ruanda a solicitantes de asilo que lleguen por vías irregulares.

Si el Gobierno pierde el caso, con Braverman como titular de Interior se habría pedido que el Reino Unido abandonara su pertenencia al Tribunal Superior de Derechos Humanos, algo que Sunak no quiere. Sin embargo, si el Gobierno gana su apelación, se habría fortalecido la posición de Braverman de haberla dejado en su puesto y habría hecho mucho más difícil despedirla.

Con los nuevos movimientos, Sunak defiende que quiere «un equipo unido para lograr los cambios que Reino Unido necesita a largo plazo». Pero todo ha ampliado más bien peligrosamente el abismo que durante mucho tiempo ha dividido a la formación. El núcleo duro radical euroescéptico no está precisamente contento. Las divisiones entre los tories han existido desde los días de la rebelión de Maastricht y se han intensificado en los últimos años con el Brexit. El Brexit que Cameron creó al sacar a la calle un problema interno de la formación.

«Sé que no es habitual que un primer ministro regrese de esta manera, pero yo creo en el servicio público», declaró ayer Lord Cameron. «Espero que seis años como primer ministro y once al frente del Partido Conservador me brinden experiencia, contactos, relaciones y conocimientos útiles con los que pueda ayudar al primer ministro», añadió.

La oposición laborista declaró que la vuelta de Cameron «echa por tierra» la promesa hecha por Sunak el 4 de octubre de romper con el statu quo. Está por ver cómo afectará a sus opciones electorales el nuevo Ejecutivo, donde cuenta con menos apoyo de la derecha radical y tiene a dos proeuropeos moderados en altos cargos: Cameron y el ministro de Economía, Jeremy Hunt. En otro movimiento en su equipo, Sunak colocó a Steve Barclay como ministro de Medioambiente en sustitución de Thérèse Coffey, que dimitió, mientras que aquel fue sustituido en Sanidad por Victoria Atkins.

Con la derrota esperada en la próxima cita con las urnas, es más que posible que el Partido Conservador se radicalice a la derecha y nombre a Braverman como próximo líder. Cuando los laboristas perdieron los comicios tras 13 años en el poder también se radicalizaron hacia la izquierda nombrando a Jeremy Corbyn como líder. Pero es curioso como unos y otros acaban volviendo luego al centro.