Unión Europea
La Eurocámara examina a los nuevos comisarios
Al menos seis de sus miembros tendrán dificultades en las audiencias que arrancan hoy.
Al menos seis de sus miembros tendrán dificultades en las audiencias que arrancan hoy.
Tras haber sido revalidada por el Parlamento Europeo en el mes de julio con un margen muy escaso de tan sólo nueve votos, la alemana Ursula Von der Leyen se enfrenta de nuevo al veredicto del hemiciclo. En este caso, serán los miembros del Ejecutivo comunitario los que tendrán que pasar la prueba de fuego para que la nueva Comisión Europea coja el testigo el 1 de noviembre del gabinete actual presidido por Jean Claude Juncker.
Esta semana pasada, el proceso ha comenzado con un golpe de timón por parte de la Eurocámara. Tras una reforma en el reglamento, es la primera vez que la comisión de Asuntos Jurídicos tiene la potestad de bloquear a un candidato si detecta un conflicto de intereses en su declaración de bienes.
Por el momento, los candidatos de Rumanía y Hungría han visto como sus comparecencias de la semana que viene han sido retrasadas. Ahora corresponde a la presidente electa del ejecutivo comunitario tomar una decisión. Tiene dos posibilidades: forzar que estas dos capitales presenten candidatos alternativos o dar una segunda oportunidad a los aspirantes para que expliquen mejor estas presunta irregularidades.
Este proceso también buscará el beneplácito de la Eurocámara el ministro español de Exteriores en funciones, Josep Borrell, para convertirse en alto representante de la UE para la Política Exterior y vicepresidente de la Comisión Europea. En el caso de Borrell, ha sido exonerado de deshacerse de sus acciones en BBVA, Bayer e Iberdrola, ya que la comisión entiende que no existe ningún conflicto de intereses.
Tras este paso, esta próxima semana comienzan las audiencias de los comisarios ( 30 de septiembre al 8 de octubre). Durante este periodo, cada aspirante deberá enfrentarse al duro examen de su correspondiente comisión parlamentaria ( según su cartera). Serán comparecencias de unas tres horas en la que los candidatos primero harán una breve intervención sobre sus prioridades políticas ( máximo de 15 minutos) y después deberán contestar a las preguntas de los eurodiputados (25 minutos)
Tras cada audiencia, los presidentes y coordinadores que representan a las diferentes familias políticas redactan una carta en la que apoyan o rechazan al candidato. El texto puede redactarse por unanimidad, pero si ésta no existe, se puede aprobar por una mayoría de dos tercios. Si no hay acuerdo, se puede forzar una votación de todos los miembros que forman parte de la comisión correspondiente. Para que un candidato pase el examen, se necesita mayoría simple. Se puede solicitar información adicional por escrito o incluso convocarse una nueva sesión más corta. El español Josep Borrell deberá pasar este examen el próximo 7 de octubre.
Estas cartas con enviadas a la conferencia de presidentes que aglutina a los representantes de las fuerzas políticas de la Eurocámara. Estos veredictos no son vinculantes, pero el procedimiento exige que el pleno de la Eurocámara de luz verde a todo el colegio de comisarios en su conjunto ( incluida nuevamente su presidenta) por mayoría de votos emitidos, paso previsto el 23 de octubre en Estrasburgo (Francia). Ante un examen negativo, el aspirante suele verse en la obligación de renunciar en aras de no poner en peligro a todo el colegio. En este escenario, corresponde a cada Estado ofrecer un candidato alternativo, quien deberá presentarse al examen del Parlamento Europeo.
Uno de los casos señalados es el de Rovana Plumb (rumana, socialista), que aspira a la cartera de Transportes. Ya estaba bajo el ojo de huracán por un presunto caso de corrupción al ayudar de manera fraudulenta a la líder de su partido en Rumanía, pero todo se ha complicado después de que en su declaración de bienes remitida a la comisión jurídica de la Eurocámara no haya declarado préstamos por un valor de un millón de euros.
Fuentes diplomáticas explican que el calendario de audiencias está sujeto a cambios y es meramente provisiones. Pero el tiempo apremia, ya que la amenaza de un posible Brexit caótico el próximo 1 de noviembre obliga a que no se produzcan retrasos.
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