Cumbre de Panamá
El plan Marshall para Latinoamérica
Washington planea inyectar 1.000 millones para frenar la inmigración irregular desde el sur
El presidente Barack Obama quiso hacer hincapié ayer en que «con mi viaje de esta semana, reavivaré la petición al Congreso de 1.000 millones de dólares. No es sólo por seguridad o centrado de forma exclusiva en el pico de inmigración que vivimos», indicó Obama en una entrevista por escrito que concedió a la agencia Efe en referencia al Plan de la Alianza para la Prosperidad en el Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador). Este plan nació después de la crisis humana generada cuando decenas de miles de personas de los tres países citados, la mayoría menores de edad, se aventuraron a cruzar la frontera con el vecino del norte por el desierto. Los fondos solicitados, contemplados dentro de los presupuestos para 2016, que requieren la aprobación del Congreso, «son parte de nuestra estrategia para asociarnos con los países de América Central para ayudarles a abordar los factores que subyacen debajo de este peligroso viaje al norte, entre los que destacan la violencia y la pobreza». Obama también presentará en este viaje un programa de 70 millones de dólares destinado a los «Jóvenes Líderes de las Américas», que tiene como objetivo el apoyo al desarrollo educativo y empresarial de América Central y el Caribe.
Estas iniciativas ayudarán, entiende la Administración estadounidense, a formar a jóvenes emprendedores y apoyarles en sus negocios a través de becas en Estados Unidos. Cada año, se ofrecerán 250 a personas que quieran colaborar con universidades y organizaciones no gubernamentales en Estados Unidos.
De esta forma, desde la Casa Blanca se intenta hacer frente al crimen y pobreza en Centroamérica, los cuales también se han convertido en un problema nacional para Washington una vez que los inmigrantes cruzan la frontera con México. En la entrevista con Efe, Obama reiteró su compromiso con los países de Centroamérica para resolver los factores que generan la emigración hacia el norte y con la reforma migratoria en Estados Unidos para regularizar a millones de indocumentados. «Mantengo mi total compromiso para resolver nuestro sistema de inmigración que no funciona. Las acciones ejecutivas que anuncié el año pasado están diseñadas para arreglar algunos de los problemas que tenemos en la actualidad, y aunque algunas de esas acciones están a la espera en nuestros tribunales, confío en que la ley está de nuestro lado y en que al final todo saldrá adelante», dijo.
Todavía así, los esfuerzos de Obama, aunque ambiciosos, parecen limitados. Estas iniciativas se han visto bloqueadas por la guerra política entre el presidente y el Congreso controlado por los republicanos. El vicepresidente, Joe Biden, ya insistió en un artículo publicado en «The New York Times», en que la ayuda a Centroamérica es la única forma de estabilizar la región y evitar que sus problemas se extiendan hacia el norte. Aparte de los mil millones de dólares prometidos, Washington intentará movilizar sus recursos para atraer inversiones que fomenten el turismo y el empleo contra la pobreza en un nuevo marco de seguridad jurídica y policial.
Además, Obama anunció una ayuda de 20 millones de dólares para respaldar al sector privado y público con sus inversiones en proyectos de energía renovable en el Caribe y Centroamérica», donde la falta de luz, cuyos costes en algunos lugares es cinco veces mayor que en Estados Unidos, se explica en clave de falta de seguridad. «Si podemos rebajar esos costes con el desarrollo de energía renovable e incrementar la energía eficiente, podremos desarrollar una forma adicional de inversión y crecimiento», indicó el presidente.
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