Nuevo Gobierno

Barnier promete proteger el aborto, el matrimonio homosexual y la procreación artificial en Francia

El primer ministro francés no descarta subir los impuestos a los ricos ante la grave situación presupuestaria

Michel Barnier, primer ministro francés
Michel Barnier, primer ministro francésFrancisco SecoAgencia AP

El nuevo primer ministro francés, Michel Barnier, aseguró este domingo que protegerá toda la legislación sobre el aborto, sobre el matrimonio homosexual y sobre la procreación artificial, ante las dudas que han surgido por la presencia de algunos ministros contrarios.

"No hay ninguna ambigüedad", subrayó Barnier al ser interrogado sobre esa cuestión en una entrevista en el canal público de televisión France 2, la primera tras el anuncio el sábado de la composición de su Ejecutivo. Reiteró que esas leyes "se preservarán integralmente" y él mismo será el garante.

Esta reacción llega horas después de que su predecesor, Gabriel Attal, que es el jefe del grupo parlamentario del partido macronista, que va a ser la principal base de apoyo parlamentario del Gobierno de Barnier, lanzara una advertencia en su dirección. Attal, en un encuentro con parlamentarios de su partido Juntos por la República (EPR) dijo que iba a pedir a Barnier garantías sobre la procreación artificial, sobre el derecho al aborto y sobre los derechos de los homosexuales y transexuales.

La polémica ha surgido sobre todo por la presencia en su Gobierno de Laurence Garnier, opuesta notoria al matrimonio homosexual, que se presumía que iba a ser la nueva ministra de Familia, aunque al final es secretaria de Estado de Consumo.

El primer ministro defendió también la elección de Bruno Retailleau, otra conocida figura de la derecha dura de su partido, Los Republicanos (LR), como ministro del Interior, y responsable por tanto de la política de inmigración.

Interrogado sobre si Retailleau es un gesto para tener el favor de la extrema derecha de Marine Le Pen, su respuesta fue que "es un gesto para los franceses". A partir de ahí, justificó un cambio en la política migratoria para que haya "capacidad de integrar a los extranjeros" y que pasa por "no aceptar a todo el mundo".

"Mire lo que hacen los alemanes", le espetó al periodista que le entrevistaba, antes de hacerle notar que es "un canciller socialdemócrata", Olaf Scholz, el que está dando un giro para establecer un mayor control de la inmigración, como recordó que también hace "el Gobierno socialista danés".

Barnier señaló que "esta cuestión de la inmigración hay que tratarla con más rigor" y también "con humanidad". "No habrá ideología, no habrá sectarismo", aseguró antes de indicar que abordará la polémica cuestión de la llamada Ayuda Médica de Estado que garantiza una asistencia sanitaria de base a los inmigrantes sin papeles. Su partido, LR, ha querido en el pasado suprimirla.

Barnier, reconoció que su país está "en una situación muy grave" con una deuda pública de más de tres billones de euros y no descarta subir los impuestos a los ricos, e insistió en que hay que garantizar la credibilidad ante los mercados. "No voy a aumentar todavía más los impuestos al conjunto de los franceses que ya pagan más impuestos que todos los otros europeos", señaló Barnier.

Añadió que no los subirá "ni a los más modestos, ni a las personas que trabajan ni a las clases medias", pero al mismo tiempo puntualizó que "no voy a excluir que las personas más ricas participen al esfuerzo nacional que habrá que hacer".

Francia se encuentra en una situación financiera delicada con un déficit público que subió el pasado año hasta el 5,5% del producto interior bruto (PIB) cuando lo previsto en el presupuesto era un 4,9 %. El tesoro ha anticipado que este año Francia terminará con un déficit del 5,6%, muy lejos del tope del 3% preconizado por las reglas europeas, y con una deuda del 112%.

El nuevo primer ministro conservador recordó que dado que la mayor parte de la deuda francesa se emite en los mercados internacionales, y en manos de extranjeros, "hay que mantener la credibilidad de Francia".

La Comisión Europea abrió en julio a Francia un procedimiento por déficit excesivo y el Gobierno saliente se había marcado el objetivo de reducir el déficit al 3% del PIB en 2027, pero pocos consideraban creíble esa trayectoria, empezando por el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Gallois, que apostaba por un plazo más largo.

Barnier recordó que, como había dicho una vez que asumió las funciones el 5 de septiembre, "no quiero agravar la deuda fiscal ni ecológica". Eso significa que "hay que hacer un esfuerzo colectivo para controlar el gasto público", lo que pasa por hacerlo más eficaz y evaluar.

Partiendo de la constatación de que "no hay mayoría" que permita por sí sola sostener a su Gobierno, el primer ministro dijo que la base de 220-230 diputados con la que cuenta, de un total de 577 en la Asamblea Nacional, "estará abierta" a otras formaciones.

"Vamos a hacer compromisos, aseguró, después de haber criticado a los responsables de las formaciones de izquierdas, que han anunciado que presentarán una moción de censura lo más pronto posible, "antes de que yo haya abierto la boca" y haya podido presentar su programa político.

Ese programa lo oficializará en el Parlamento con un discurso de política general previsto el próximo 1 de octubre. Si la coalición de izquierdas, que es el principal bloque en la Asamblea Nacional con 193 diputados, ya prepara esa moción de censura, la extrema derecha de Marine Le Pen, prefiere esperar para ver el discurso de política general y el proyecto de presupuestos, que debería llegar el 9 de octubre.