Estado Islámico
Así fue la misión secreta que acabó con la inmolación de Al Baghdadi y sus tres hijos
La muerte del fundador, comandante y principal ideólogo del Estado Islámico es el mayor golpe antiterrorista propinado por EEUU desde que el 2 de mayo de 2011 un comando de las fuerzas especiales de EEUU abatió a Bin Laden.
La muerte del fundador, comandante y principal ideólogo del Estado Islámico es el mayor golpe antiterrorista propinado por EEUU desde que el 2 de mayo de 2011 un comando de las fuerzas especiales de EEUU abatió a Bin Laden.
Entrar y salir. A través de una ruta que, según el presidente Trump, comprendía áreas controladas por Rusia, a la que agradeció por su cooperación, igual que a Irak y a Turquía. La muerte del fundador, comandante y principal ideólogo del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, es el mayor golpe antiterrorista propinado por los EEUU desde que el 2 de mayo de 2011 un comando de las fuerzas especiales de EEUU abatió a Osama Bin Laden.
«Murió como un perro», dijo Trump en relación a al-Baghdadi, «pasó sus últimos momentos con miedo, con pánico y temor, aterrorizado por las fuerzas estadounidenses que lo atacaban». Hasta donde sabemos el patrocinador del califato que sembró el terror en Iraq y Siria había sido localizado por la CIA a principios de octubre. La operación fue compartida con el departamento de Estado y en las últimas semanas el Pentágono y la Casa Blanca suspendieron otras dos operaciones previas. Finalmente, el sábado, a las 5 de la tarde hora de Washington, 8 helicópteros de EEUU salieron en busca del terrorista más buscado. Su destino, Barisha, en la frontera noroccidental de Siria.
Durante el viaje, que duró poco más de una hora, las aeronaves habrían repelido los disparos de fuerzas rebeldes. Una vez llegaron al recinto los militares se abrieron paso tiros y, según Trump, mataron a un gran número de combatientes enemigos. Al-Baghdadi huyó por un túnel, seguido a poca distancia por los operativos estadounidenses. Acorralado en una galería sin salida, el terrorista detonó un chaleco explosivo y saltó en pedazos, segando de paso la vida de tres niños. Otros once menores fueron rescatados por los grupos especiales. Un especialista realizó pruebas de ADN a los restos mortales del terrorista y confirmó su identidad. Cuatro horas y media después de arrancar la operación el presidente Trump anunció en Twitter que había sucedido algo importante.
Caía así uno hombre acusado de crímenes contra la humanidad, incluido el genocidio de los cristianos yazidíes de Irak. Bajo su dominio el EI hizo del terror un arma de guerra. Está acusado de promover campañas de violaciones, de esclavizar sexualmente a sus prisioneros y de planificar y cometer todo tipo masacres, incluidas cientos de ejecuciones brutales.
Mark Esper, secretario de Defensa, comentó ante las cámaras de CNN que «el presidente aprobó una incursión contra Abu Bakr al-Baghdadi». El objetivo era dar con él vivo o muerto. «Si no lo capturamos», dijo, «por supuesto que lo mataríamos». Según Esper, Trump revisó los planes que el ejército le puso delante y «eligió la opción que pensamos que nos daba más posibilidades de éxito». «El Presidente tomó una acción decisiva», añadió, « y nuestras tropas y nuestros socios interinstitucionales la ejecutaron de manera brillante».
La operación fue bautizada con el nombre de Kayla Mueller, en honor a la cooperante estadounidense secuestrada por el ISIS en Aleppo. Aunque su cuerpo nunca fue recuperado se da por seguro que fue asesinada por sus captores y, posiblemente, violada por el propio al-Baghdadi. Sus padres, Marsh y Carl Mueller han dejado constancia de su profundo agradecimiento al gobierno y el ejército y que esperan que la información reunida pueda servir para encontrar los restos de su hija.
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