Tensión con Teherán

Los asesores de Trump barajan bombardear Irán para evitar que desarrolle el arma nuclear

También plantean enviar barcos y aviones a la zona y vender bombas anti bunker a Israel. Teherán posee suficiente uranio enriquecido al 60% para fabricar hasta cuatro bombas nucleares

Misiles de fabricación iraní en un acto en Teherán en conmemoración del 45º aniversario de la Revolución Islámica de Irán (archivo) (Foto de ARCHIVO) 11/02/2024
Misiles iraníes en una exhibición en TeheránEuropa Press/Contacto/Rouzbeh FoEuropa Press

El presidente electo Donald Trump está considerando opciones para impedir que Irán desarrolle un arma nuclear, incluyendo la posibilidad de ataques aéreos preventivos, lo que marcaría un cambio significativo con respecto a la política tradicional de contener a Teherán mediante la diplomacia y sanciones. Según publica hoy The Wall Street Journal, en su equipo de transición, algunos miembros están evaluando seriamente esta opción militar, particularmente en el contexto de la caída del régimen de Bashar al Asad en Siria, el futuro de las tropas estadounidenses en la región y el impacto de las acciones de Israel contra los grupos proxy de Irán, como Hezbolá y Hamás. Según funcionarios de la transición, la debilitada posición regional de Irán y las revelaciones recientes sobre su programa nuclear han intensificado estas discusiones, aunque aún se encuentran en etapas iniciales.

Trump ha expresado su preocupación a Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, sobre la posibilidad de que Irán logre un avance nuclear durante su mandato, y ha solicitado propuestas para prevenir ese escenario. Aunque busca evitar una guerra, considera opciones que podrían desencadenar un enfrentamiento directo entre Estados Unidos e Irán, como ataques a las instalaciones nucleares de Teherán.

Irán posee suficiente uranio enriquecido al 60% para fabricar hasta cuatro bombas nucleares, lo que lo convierte en el único país sin armas nucleares que produce material fisible cercano al nivel requerido para armamento. Los expertos estadounidenses estiman que tomaría solo días convertir este stock en combustible nuclear apto para armas, aunque desplegar un arma nuclear podría llevarles meses.

El equipo de transición de Trump está desarrollando una estrategia denominada “máxima presión 2.0”, basada en su enfoque anterior de severas sanciones económicas, pero ahora con la incorporación de medidas militares como eje central. Entre las opciones discutidas se incluye el envío de más fuerzas, aviones y barcos a Medio Oriente, así como la venta de armas avanzadas a Israel, como bombas perforadoras de búnkeres, que fortalecerían su capacidad para neutralizar las instalaciones nucleares iraníes. Otro enfoque implica combinar la amenaza de fuerza militar con sanciones económicas para forzar a Teherán a buscar una solución diplomática, estrategia similar a la que Trump empleó con Corea del Norte durante su primer mandato, aunque ese esfuerzo diplomático finalmente fracasó.

No está claro qué opción elegirá Trump, quien ha hablado tanto de evitar una tercera guerra mundial como de buscar acuerdos con Teherán. En una entrevista reciente, mencionó la posibilidad de un conflicto con Irán, señalando que este país había planeado asesinarlo. Trump también ha sido cauteloso con los detalles de política exterior, prefiriendo tomar decisiones solo cuando se le presentan opciones concretas.

Funcionarios entrantes de su administración aún no han tomado una postura definitiva sobre el tema, y las propuestas relacionadas con Irán podrían evolucionar a medida que los nuevos miembros del gabinete asuman sus funciones, se tenga acceso a información clasificada y se celebren consultas con aliados regionales como Israel. Por su parte, Irán ha negado consistentemente sus intenciones de desarrollar armas nucleares, mientras que Israel, aunque no ha comentado oficialmente sobre posibles ataques preventivos, ha dejado claro en declaraciones de Netanyahu su alineamiento con Trump respecto a la amenaza iraní.

Trump ya había considerado ataques preventivos contra el programa nuclear iraní hacia el final de su primer mandato, después de que inspectores internacionales revelaran un aumento en el stock de material nuclear de Irán. Sin embargo, ha afirmado posteriormente que nunca consideró seriamente esta opción y que los planes de guerra fueron iniciativa de sus asesores de defensa. Con su retorno al poder, estas cuestiones vuelven a estar sobre la mesa, en un escenario marcado por tensiones geopolíticas y el riesgo de desestabilización en la región.