Después de 4 días de búsqueda incesante la policía ha dado con el paradero de Francisco Oropeza, de 38 años, acusado de asesinar a cinco vecinos en Texas, entre ellos un niño de 9 años y su madre. Así lo ha confirmado el sheriff del condado de San Jacinto, Greg Capers, ante los medios de comunicación.

Las autoridades locales, estatales y federales habían destinado un sinfín de recursos para encontrar al fugitivo. En la búsqueda participaban incluso el FBI y la patrulla fronteriza, por si el sospechoso trataba de regresar a su México natal. Las fuerzas de seguridad ofrecieron una recompensa de 80.000 dólares a quien aportara una pista que condujera a su paradero. A las 5:15 pm de la tarde llegaba el chivatazo y poco más de una hora después, a 32 kilómetros de dónde habían ocurrido los hechos, los agentes cazaban a Oropeza sin que opusiera resistencia. El ayudante del sheriff del condado, Tim Kean, dijo que "es posible que tengamos el arma" con la que se cometió el delito, "pero tenemos que esperar a balística" para confirmarlo.

Los agentes también habían estado siguiendo a la esposa del sospechoso hasta esa misma vivienda. Lo encontraron escondido en el armario de una casa, debajo de un montón de ropa sucia. Las autoridades no han querido revelar a quién pertenecía la vivienda donde se escondía Oropeza, pero varios medios locales apuntan a que pertenecía a un familiar del sospechoso, según los registros de la propiedad. Todos los habitantes están siendo interrogados.

Además, según el ayudante del sheriff, el miércoles se realizaron "varias detenciones" relacionadas con la masacre. Entre los arrestados se encuentra la mujer del autor del tiroteo, Divimara Lamar Nava, de 53 años, que está presa sin fianza. La policía la presentó como la esposa de Oropeza, pero oficialmente no están casados, aunque ambos compartan hogar. A ella se le acusa de "obstaculizar la detención o enjuiciamiento de un delincuente conocido".

Francisco Oropeza está detenido bajo fianza de 5 millones de dólares y se enfrenta a cinco delitos de asesinato, según indicó el sheriff Capers. Este miércoles ha escuchado la lectura de cargos que enfrenta y se ha fijado la fecha para su próxima cita ante el juez. Las autoridades tienen ahora 90 días para presentar su acusación contra Oropeza que, al ser un ciudadano mexicano, la ley exige que su caso sea notificado formalmente al consulado de su país.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes 28 de abril, cuando Oropeza estaba disparando un arma en el patio delantero de su casa, algo que al parecer venía siendo habitual. Eran las 11:30 de la noche y los vecinos habían llamado a la policía hasta en cinco ocasiones porque el estruendo no dejaba dormir a su bebé de tan solo un mes. Como nadie acudió a su llamada, le pidieron directamente a Oropeza que cesara los disparos. Poco después de la queja, la cámara de seguridad de la casa de las víctimas grababa como el sospechoso tocaba el timbre de sus vecinos armado con un rifle AR-15, con el que poco después mataba a cinco inquilinos de los que vivían en aquella casa y que tenían entre 18 y 31 años, incluido un pequeño de 9. Ningún funcionario ha querido responder a las preguntas de los periodistas de por qué no se dio respuesta esa noche a las llamadas de las víctimas.