Favorito para ser secretario de Estado

Marco Rubio, el hispano que podría disputar a JD Vance el liderazgo del post trumpismo

El senador de Florida se puede convertir en el político de origen latinoamericano en llegar más alto en una Administración de EE UU

Sen. Marco Rubio, R-Fla., talks to reporters at an election night watch party for Republican presidential nominee former President Donald Trump, Tuesday, Nov. 5, 2024, in West Palm Beach, Fla. (AP Photo/Alex Brandon)
El senador por Florida Marco RubioASSOCIATED PRESSAgencia AP

Durante las primarias republicanas del año 2016 en las que Donald Trump salió vencedor, uno de sus entonces rivales, el senador por Florida, Marco Rubio lo describió como una suerte de “intento de hombre fuerte latinoamericano”. La frase hacía referencia a la narrativa de campaña del magnate recién llegado a la política que quería venderse como un hombre alejado del “establishment” tradicional de Washington D.C.

Al final, a Trump la estrategia le funcionó dos veces. Solo que esta vez, dado su poder dentro del Partido Republicano, muchos de sus copartidarios que le criticaron, como el mismo Marco Rubio, ahora se han guardado sus palabras para enfilarse en su equipo de trabajo.

Durante aquella campaña, el empresario le llamó “Little Rubio” (en referencia a su estatura), mientras que el senador insinuó que Trump tenía un pene pequeño y que hablaba demasiado. Desde entonces, mucha agua ha corrido por el río. Poco después de ganar las elecciones presidenciales de ese año, Rubio se convirtió en uno de los principales aliados del presidente y del movimiento MAGA en el Senado.

La elección parecería obedecer al pragmatismo ganado por Trump en todos estos años de experiencia y es un fiel reflejo de la “trumpización” del Partido Republicano. El presidente electo premia esa lealtad dándole a Rubio el liderazgo de la política exterior, ejemplificando su modus operandi. Puede ser despiadado con sus enemigos, pero sabe recompensar a sus aliados sin importar que en el pasado la relación haya sido frágil.

Es así como Rubio llegaría a ser el próximo secretario de Estado, la posición más importante a nivel diplomática en el país y el cuarto en la línea de sucesión presidencial en Estados Unidos.

Este político cubanoamericano es un hijo de inmigrantes que llegaron a la Florida autoexiliados por la dictadura de Raúl Castro. Ahora también será el primer hispano en ocupar un cargo tan alto en la historia de la política estadounidense.

Su historia ha sido la marca con la que ha construido una carrera, primero como figura emergente del Partido Republicano durante la irrupción del Tea Party en 2010. Ha estado en posiciones de liderazgo en materia de seguridad e internacional en el Congreso y es considerado un “halcón” en política exterior.

Rubio defiende posiciones muy agresivas contra China e Irán, dos pilares para Trump a nivel internacional. En ambos frentes apuesta por la imposición de sanciones y tarifas como medidas de presión para impedir que consigan mayor hegemonía sobre todo en el ámbito económico.

Sobre Ucrania, se sabe que Rubio votó en contra de la ayuda a Kiev en abril y ha respaldado el fin de la guerra contra Rusia, aunque es posible que su postura más firme en este tema sí se alinee completamente con lo que esté pensando el mandatario electo, que hasta el momento no ha hablado mucho del tema.

Designar a Marco Rubio secretario de Estado indicaría también un interés en Latinoamérica por parte de Trump mayor al que esperaba. A través de sus posiciones en el Senado, el político se ha opuesto firmemente a normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Además, es partidario de incrementar las sanciones contra Venezuela y Nicaragua.

El hecho de que su nombre suene con fuerza para el cargo también ha traído muchas críticas de varios frentes. Muchos no olvidan que respaldó las intervenciones estadounidenses en Libia y Siria. En ese momento, le acusaron de ser un neoconservador.

De cara al futuro, otra cosa que deja entrever la apuesta por Rubio es que Trump está buscando el equilibrio de poder. Con su entrada en la administración, el vicepresidente electo J.D. Vance ya no tiene asegurada su posición como heredero del movimiento MAGA.

Es probable que ambos se postulen para las primarias de 2028 y que Trump no se vea inclinado a decantarse por ninguno en una carrera abierta. Y al que también le abre una vía de escape es al gobernador de Florida, Ron DeSantis, muy tocado tras las primarias republicanas de 2024, y que con el espacio que deja ahora abierto Rubio en ese asiente en el Senado por Florida puede encontrar un salvavidas político tras acabar su mandato en 2026.