Política
Giorgia Meloni, la líder de la ultraderecha italiana que aspira a sustituir a Draghi
Ha conseguido multiplicar el consenso de su partido y podría convertirse en primera ministra de Italia tras las elecciones del 25 de septiembre
A finales de 2019 el vídeo de un discurso de Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, obtuvo en pocos días más de diez millones de visualizaciones en Internet, después de que alguien con muy buen olfato lo transformara en un remix a ritmo de música ‘tecno’.
“Yo soy Giorgia, soy una mujer, soy una madre, soy cristiana, soy italiana. ¡Y no me lo pueden quitar!”, gritaba con su habitual vehemencia desde el palco de la plaza romana de San Giovanni. La parodia, que pretendía ridiculizarla, acabó convirtiéndose en la canción con la que sus seguidores la reciben en sus mítines y en el ADN del programa político con el que aspira a gobernar Italia: Dios, patria y familia.
En aquel momento, poco antes de que estallara la pandemia, Hermanos de Italia era el socio menor en la coalición liderada por Silvio Berlusconi y Matteo Salvini, con la que Meloni se presentó a las urnas en 2018 y obtuvo un 4% de los votos. Cuatro años después, la líder ultraderechista ha conseguido multiplicar el consenso de su partido y podría convertirse en primera ministra de Italia tras las elecciones del 25 de septiembre.
“Tuvimos tres gobiernos distintos, tres mayorías distintas, pero no funcionaron. Porque los únicos gobiernos que funcionan son los que tienen la mayoría con una visión compartida”, declaró esta semana mientras celebraba la caída del Gobierno de Mario Draghi. La salida del ex presidente del Banco Central Europeo, quien tuvo que dimitir tras perder el apoyo de tres socios de la heterogénea coalición parlamentaria que lo apoyaba, ha puesto la alfombra roja a la líder italiana en su ascenso hasta Palazzo Chigi. “Estamos listos. Esta nación necesita desesperadamente recuperar su conciencia, su orgullo y su libertad”, lanzó, inaugurando la campaña electoral con el cadáver de Draghi aún caliente.
Hermanos de Italia encabeza los sondeos con casi un 24% de la intención de voto, seguido de cerca por los socialdemócratas del PD con un 22%. Mientras tanto, la Liga de Salvini y Forza Italia de Berlusconi, que hasta hace poco consideraban a Meloni una aliada y no una amenaza, se tienen que conformar con el 14% y el 7,4% respectivamente. Los tres partidos de derechas se presentarán en coalición a las próximas elecciones, pero con listas separadas, y será la formación más votada quien decidirá el candidato a primer ministro.
Aunque los medios internacionales la definen como el nuevo rostro de la ultraderecha italiana, Meloni no es una recién llegada a la política del país transalpino. Nacida hace 45 años en la Garbatella, un barrio obrero del sur de Roma, con 15 años se unió a las juventudes del postfascista Movimiento Social Italiano y con 21 entró en el ayuntamiento de la capital en las filas de Alianza Nacional. Poco después dio el salto definitivo al Parlamento gracias a Berlusconi, quien en 2008 la nombró ministra de la Juventud, cargo que ejerció hasta la caída del último Ejecutivo del Cavaliere en 2011. Un año más tarde fundó Hermanos de Italia, que recoge bajo un mismo techo a nostálgicos de Mussolini, fascistas y militantes de extrema derecha provenientes de Casa Pound o Forza Nuova.
Su liderazgo dentro de la derecha italiana se ha fraguado desde entonces gracias a su ataque a la inmigración y a las ONG de rescate en el Mediterráneo, así como a la defensa a ultranza de la familia tradicional y las raíces cristianas del Viejo Continente. Su discurso radical la ha llevado a tender puentes con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, a quien llegó a referirse como “un patriota sin miedo a denunciar la islamización de Europa”. Pero la red de alianzas internacionales de Meloni no se limita a la UE. Admiradora de Donald Trump, la líder de Hermanos de Italia fue en 2020 la invitada de honor en varios eventos impulsados por los conservadores como la conferencia anual organizada por el Partido Republicano en Washington.
En España, Giorgia Meloni ha encontrado en Santiago Abascal a su mejor aliado, especialmente después de que la relación entre el líder de Vox y el de la Liga naufragara por los continuos coqueteos de Salvini con el independentismo catalán. “Es una auténtica patriota”, la definió Abascal, después de invitarla a participar en un acto del partido en Marbella durante la campaña para las andaluzas, en el que la líder italiana arengó a la multitud desde el palco con su incendiario discurso de siempre, esta vez, en un español casi perfecto.
Giro radical a la política exterior
Después de casi dos años de estabilidad en los que Draghi logró afianzar el rol de Italia como socio preferente del eje franco-alemán y reivindicar las raíces europeístas del país transalpino, la victoria de Hermanos de Italia podría dar un giro radical a la política exterior de Roma. En Bruselas tiemblan ante la perspectiva de un gobierno encabezado por Meloni, quien, a diferencia de Salvini, no reniega de su euroescepticismo y propone sustituir la Unión Europea por una “confederación de Estados soberanos”.
En una reciente entrevista, sin embargo, confirmó su apoyo a seguir armando a Ucrania para defenderse de la ofensiva rusa si llega a Palazzo Chigi. Una promesa con la que Meloni busca presentarse como una líder moderada, capaz de guiar un gobierno nacional, pero que la enfrenta con sus aliados en la coalición conservadora.
Su ascenso dentro y fuera del país transalpino termina de un plumazo con la hegemonía de Salvini en la derecha italiana. Durante los meses en los que Il Capitano ejerció como ministro del Interior en un gobierno de coalición con el Movimiento Cinco Estrellas, entre 2018 y 2019, Giorgia Meloni permaneció en un segundo plano. Sin embargo, los últimos bandazos políticos del líder de la Liga, incluida su interesada conversión europeísta y su entrada en el Ejecutivo presidido por Draghi, enfurecieron a su electorado más radical, que ha premiado a la política romana por su coherencia.
Tras la caída del segundo Ejecutivo de Giuseppe Conte, en enero de 2021, Meloni decidió no apoyar el Gobierno de unidad nacional encabezado por el ex presidente del BCE y mantenerse como el único partido en los bancos de la oposición. “Estoy convencida de que Italia necesita más que nunca una oposición libre y responsable”, defendió entonces. Una apuesta arriesgada, considerada por muchos un suicidio político, que le ha salido redonda.
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