Nueva York
Ana Botella pasó dos días sin poder volar por jesús MARIÑAS
Rompeolas de España, así es Madrid, subrayó el inefable y quevedesco Joaquín Sabina bajo su pañolón blanquinegro durante la ceremonia de entrega de los Premios de Cultura 2009 que otorga la Comunidad de Madrid.
Él fue uno de los galardonados. «Estos premios lo mismo reconocen a alguien tan heterodoxo como Álex de la Iglesia que a mí, uno más de los de la ceja». Ironía sin límites, como la que desplegó Álvaro Pombo, que recitó una especie de poema autobiográfico: «Fue en la Red de San Luis», y preguntó con sutileza: «¿Alguién se acuerda aún de lo que fue?». Un ensanchamiento pintoresco y decimonónico entre Gran Vía y Montera. Se la llevaron por delante para hacer un prostíbulo público. El académico vestía , a la vieja usanza, en gris con raya diplomática, mientras que Luis Carancho sobresalía por su corbata roja y su blazer. Su esposa, Tatiana, llevó un traje en terciopelo gris y con un nudo en la cintura: «Me lo ha confeccionado mi modista de Zagreb», afirmó al lado de su hermana gemela. Son exactas salvo en el pelo.
Sabina y De la Iglesia formaron tándem en el patio: «No debería seguir fumando. Lo tengo prohibido, pero consumo dos paquetes diarios. ¿Sabes si la Caballé le da al pitillo?», me preguntó inesperadamente. «De vez en cuando. Ella dice que la limpia y relaja, igual que el mar y su humedad, que tan mala prensa tienen entre los líricos», le contesté. De la Iglesia, otro de los distinguidos, estrena mañana «Balada triste de trompeta», cinta que ya venció en Venecia. Otro «boom» del nada interesante cine español. «Pero, ¿dejas la Academia o no?», le preguntó Sabina. «Todavía me quedan dos años como presidente. Ese rumor fue un torpedo que lanzó un director general», le tranquilizó De la Iglesia ante una Ana Botella muy floreada: chaqueta de seda estampada que combinó con un pantalón granate. Se estremeció al oír que van a prolongar las restricciones sobre los descontrolados controladores. «Iba a Nueva York y mi vuelo fue el primero que cancelaron. Pasé dos días tratando de volar desde Barajas y pude salir a última hora del domingo. Fue horrible», recordó al lado de Juanjo Seoane, feliz con su luminosa corbata fucsia. Le reconocieron como mejor productor teatral.
Concha Velasco se hizo notar: llegó tarde y mal. La Chunga se emocionó con el premio a Joaquín de Luz, otro de los bailarines emigrados por la mala gestión que el Ministerio de Cultura hace de la danza.