Presentación
Hollywood sale de caza
Ya se sabe de la impertinencia de los artistas cuando entran en política. Pero la insolencia y la desfachatez únicamente lo son cuando los actores y directores que saltan a la palestra están en la derecha. Cuando saltan desde la izquierda no sólo se disculpa su osadía, sino que se les aplaude su irrupción en la vida pública por constituir un responsable ejercicio de civismo.
Ésa es la regla, con sus excepciones. Y aquí estamos plantados. Con Moore, con Fonda y con los que vengan, desbocados y lanzados a la yugular de los que sostienen intelectual y ardorosamente al Partido Republicano y aledaños; y con sus improperios y gravísimas acusaciones cayendo en la casi completa impunidad. Pero la ocasión es de oro y no la van a desperdiciar.
La tragedia de Tucson ha servido para decretar abierta la temporada de caza al Tea Party, y por extensión a su icono y punta de lanza, Sarah Palin. La respuesta implacable de la ex gobernadora de Alaska no limpiará su imagen. Al contrario, alentará a los que se obstinan en frenar su proyección, por si supone un soplo de aire fresco que amenace la hegemonía obamita. Está en los viejos manuales de polemología que la guerra total consiste en el uso de todos los medios posibles para quebrar la voluntad del enemigo. También la propaganda. Y de propaganda en Hollywood saben un poco. Saben, por ejemplo, que sólo combinándola con el juego sucio podrán convertir en carne picada a quienes, como Palin, buscan legítimamente desde la derecha la recuperación de la grandeza y el orgullo de ser americanos. Imperdonable pecado.