Sevilla
«Que mi hijo sepa un día lo que he luchado»
Unas 240 personas buscan su origen o su descendencia en Andalucía tras denunciar los presuntos robos de bebés
Sevilla- Ni el que creía y quiso como a un padre era su padre ni su madre es su madre. Hay vidas basadas en mentiras, con sus patas más o menos cortas y una herida siempre grande. Ni siquiera se llama Vicente Martínez, pero con esta identidad ha vivido estos 39 años. En 2010 se enteró, por casualidad, de que sus días han estado basados en una falacia. La historia de Luisa Terrazas y Paco Tocón es a la inversa. La de unos padres a los que les robaron sus hijos. El dolor es el mismo. En esta situación hay unas 240 familias en Andalucía. La Justicia investiga el presunto robo de bebés en el franquismo tardío, hace dos días, como quien dice, en los 70.
Vicente escuchó a unos vecinos. Era «adoptado». Teóricamente, no tendría que haber escuchado nada e incluso pudo obviar lo que oyó, igual que en teoría tampoco tendría que estar allí, en Valencia, donde se ha criado y donde todo indica que no nació un 14 de marzo. Vicente se puso a investigar. Preguntó a sus «padres», que «negaron todo en primer momento». Después, «un amigo íntimo de la familia» le «reconoció que tenía razón». Recurrieron a él hace 39 años. «Para marzo podrían tener el niño». «Los llamaron de madrugada». Pagaron entre 50.000 y 200.000 pesetas. Después localizó a un cura, que medió en «el trámite» y le confirmó que es verdad que su vida es mentira. «La madre –le dijeron sus padres usurpadores– era muy jovencita y lo entregó voluntariamente». O quizás no. «Como una obra de caridad de una familia pudiente», explica Vicente. Como si fueran dioses que tejen el designio de los días. Supuestamente, era hijo único, pero su documentación «es falsa». «Pone» que es «hijo biológico». Nació en 1972. «Todo mentira». Registro y documentos, hasta completar una vida a salto de dato falso. La relación con la «familia» anterior «ahora es distante, fría», con unos «padres», que en realidad no son, con 80 años ya cumplidos.
«Monjas, médicos, matronas, abogados, registro civil, enterradores, celadores, conductores de funerarias, muñecos en lugar de bebés o cadáveres congelados y tumbas vacías» componen el argumentario común de decenas de tragedias. Una red de tráfico de vidas, según la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir). «Traían niños de punta a punta de España», denuncian.
Luisa Terrazas dio a luz «gemelos o mellizos» –no puede saberlo– en el 72. Escuchó un llanto. Después la durmieron, cuenta. Los niños estuvieron «en la incubadora» y ella «tres meses con los pechos vendados». Sólo podían verlos «de cinco a siete». Nunca contemplaron «la carita» de sus hijos desde la lejana urna acristalada. «Al séptimo día, el pediatra dijo que todo estaba bien. Después, la niña murió de colitis por la noche». Llamaron a Paco «a que viera el congelador. El cuerpo estaba liado en vendas. El enterramiento se hizo en un nicho de adultos, en lugar de uno de párvulos». Sospechosamente, cuenta Luisa, portavoz de Anadir en Jerez, «en muchas denuncias se repiten los mismos médicos». Hospital de Jerez, antiguo Primo de Rivera, en este caso. «A los diez días» de la supuesta muerte de la niña, van a ver al niño. «En los papeles» pone que, «cuando se supone que ya estaba muerto, le habían dado medicamentos». El historial clínico no aparece. «Parece un sueño malo». Pensaron que «era una negligencia médica». En el 89, les dijo un abogado: «Con el clero han topado». Tras conocer el caso de Antonio Barroso, el presidente de Anadir, renace la esperanza para la búsqueda. La semana pasada Vicente, Luisa y Paco se reunieron en Sevilla, a través del especial «Niños robados» de Canal Sur, con la ilusión el uno de encontrar a sus padres, los otros de encontrar un hijo. Buscaban origen y descendencia, y han encontrado «otra familia». Intentan hacer «de tripas, corazón». Deben seguir buscando, porque, como dice Vicente, sienten «algo dentro» que les hace seguir. «Que mi hijo sepa un día lo que he luchado», cuenta de su «peque» de dos años y medio. Luisa y Paco asienten: «Que no piensen que los hemos abandonado». En las vidas forjadas en una mentira, también hay verdad. Cuando Carlos Cano escribió «El tango de las madres locas», sin saberlo, también contaba la historia de España.
Incidencia en Andalucía
En Andalucía, hay unos 240 casos denunciados. En España, Anadir –que juega el papel de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas– contabiliza unas 540 denuncias. Su abogado, Enrique Vila, considera que entre los años 40 y 80, el 10% de las adopciones pudieron ser falsas: 200.000 alumbramientos bajo sospecha. Anadir ha creado un banco de ADN para cotejar datos.
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