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Barajas

«La Policía marroquí entró a saco»

«La verdad es que nohemos sentido miedo porque los saharauis nos han protegido en todo momento», dice Sopeña.

Los activistas Silvia García y Javier Sopeña, a su llegada anoche al aeropuerto de Barajas
Los activistas Silvia García y Javier Sopeña, a su llegada anoche al aeropuerto de Barajaslarazon

MADRID- Los activistas españoles del movimiento Sáhara Thawra llegaron ayer a Madrid procedentes de El Aaiún tras ser expulsados por las autoridades marroquíes. A su llegada a Barajas, Silvia García y Javier Sopeña explicaron a LA RAZÓN cómo fueron testigos de la brutalidad marroquí en el desmantelamiento del campamento saharaui Gdeim Izik, a 15 kilómetros de la capital del Sáhara Occidental. «Entraron a saco, de una forma descomunal. Arrasaron con todo», rememora Silvia García. Visiblemente emocionada y exhausta, esta periodista de 24 años asegura que pudo ver cómo «los policías golpearon con porras y de forma brutal a jóvenes esposados que yacían en el suelo». Los dos activistas se encontraban acampados cuando «cientos y cientos de agentes, militares, policías, y fuerzas auxiliares entraron a saco a reventarlo».

Después del desalojo del campamento el pasado lunes, en el que protestaban de forma pacifica 20.000 saharauis, «los soldados saquearon lo que quedaba de las haimas». Ni ella ni su compañero Javier, informático de 25 años, saben cuántos muertos ha podido causar la represión. Silvia recuerda que alrededor de las seis de la mañana emprendió la vuelta a El Aaiún a pie, junto a unas 50 mujeres y una decena de niños. «Perdí la noción del tiempo. No sé cuánto tardamos en llegar, Recuerdo que llevábamos entre cuatro personas a una anciana en una manta que no podía mantenerse en pie».


Escondidos
Conscientes de que estaban siendo buscados por las Fuerzas de Seguridad de Rabat, los dos activistas se escondieron durante varios días en casas de saharauis para evitar ser deportados. «El ambiente allí está muy mal» y «las calles están totalmente militarizadas», declara la joven periodista. Ellos mismos recibieron «alguna piedra o algún golpe», pero a juicio de García, no es nada comparado con las agresiones a la población saharaui, que los protegió hasta que el sábado el Gobierno de Marruecos les conminó a abandonar el país. «La verdad es que no hemos sentido miedo porque los saharauis nos han protegido en todo momento», cuenta Sopeña.

Fuentes de Thawra explicaron a este periódico que sus dos colaboradores decidieron volver a España porque el acoso «les impedía hacer el trabajo para el que estaban allí y, además, ponían en peligro a los saharauis que les daban cobijo». «La presión ha sido enorme, entraban en las viviendas de forma violenta buscándolos», añadió la misma fuente. Ambos están decididos a retomar su trabajo en la ex colonia española «en cuanto sea posible».

Otros dos militantes de la organización Resistencia Saharaui, Isabel Terraza y Antonio Velázquez, resisten como pueden escondidos en El Aaiún aunque «con miedo en el cuerpo». Por el momento, han logrado escapar al estrecho cerco a que los someten las Fuerzas de Seguridad de Mohamed VI, decididas a eliminar testigos incómodos. Ambos esperan a que la diplomacia española les ofrezca una «forma segura» de abandonar la ex colonia española, según una portavoz de su asociación. «Antonio e Isabel están corriendo un riesgo porque están buscados, amenazados y han entrado en casas de familias saharauis que ellos conocen buscándolos con ametralladoras», explicó la portavoz a la agencia de noticias Europa Press. «Piden una forma segura y responsable, un acompañamiento», dijo.

«No han rechazado en ningún momento la salida», señaló la portavoz de Resistencia Saharaui, que confirmó que la diplomacia española no se puso en contacto con ellos hasta después de que desmintieran las declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, quien el pasado viernes aseguró que tenían localizados a los españoles y que se habían comunicado con ellos.

«Hasta el viernes no se había puesto nadie en contacto con Antonio e Isabel, aunque tenían su teléfono», señaló la portavoz del grupo prosaharaui. «Después del desmentido, Isabel recibió la llamada de la ministra personalmente y es entonces cuando se empieza a plantear cómo salir», relató.

Tanto Resistencia Saharaui como Thawra creen que los dos Ministerios de Exteriores, el español y el marroquí, se pusieron de acuerdo en que la salida de los activistas de El Aaiún era la forma más segura de «evitarse problemas». Otro de los expulsados por las autoridades alauíes, el periodista francés de Radio Exterior Guillaume Bontoux, declaró a su llegada a Canarias que El Aaiún se encuentra «en estado de sitio» y la población saharaui tiene «mucho miedo de hablar». Bontoux, que estuvo retenido por la Policía marroquí y luego fue expulsado a Canarias, aseguró que es muy complicado conocer la magnitud del problema porque no hay libertad de movimientos para los periodistas y los saharauis están aterrados.


Rabat, contra los medios españoles
El Gobierno de Marruecos denunció ayer «con fuerza» lo que califica como una «actitud irresponsable de varios medios de comunicación españoles» en su cobertura de las informaciones relativas a este país. En una declaración institucional leída por el ministro de Comunicación, Jalid Naciri, Rabat acusa a los periodistas españoles de «recurrir sistemáticamente a procedimientos falaces, técnicas innobles, manipulaciones abyectas y montajes inmundos». Rabat considera que el objetivo de esos medios es conseguir una «grave manipulación de la opinión pública española, con el fin de exacerbar sus sentimientos contra Marruecos». Que juzguen los lectores.